China se ofrece como asidero de estabilidad en su gran cita política

Asia

Arrancaron en Pekín las Dos Sesiones, la gran cita del calendario político chino

Attendants serve tea before the opening session of the Chinese People's Political Consultative Conference (CPPCC) at the Great Hall of the People in Beijing, China, March 4, 2025. REUTERS/Go Nakamura

Unas asistentas reparten termos con el té antes de la llegada de los participantes a la sesión

Go Nakamura / Reuters

Frente a la montaña rusa de Donald Trump, el Partido Comunista de China (PCCh) redobla sus credenciales ante el mundo como bastión de estabilidad y –ver para creer– adalid del libre comercio.

Estas son las ideas que quiere proyectar al exterior la cita más importante del calendario político chino, las Dos Sesiones, que arrancaron el martes 4 de marzo y durarán una semana. De puertas adentro, domina el deseo de estimular el consumo doméstico, resolver los agravios del sector privado o mejorar las expectativas laborales de los jóvenes.

La sesión de la Asamblea Popular empieza hoy miércoles, mientras que la de la Conferencia Consultiva arrancó ayer, en el Gran Palacio del Pueblo.

“Seguimos apoyando una globalización inclusiva”, dijo el portavoz Liu Jieyi. Un camino en el que confían poder encontrarse con Europa, a su entender, tan interesada como China “en estabilidad y certezas” y solo algo menos reacia “al unilateralismo y al proteccionismo”.

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Por otra parte, el influyente presidente del comité permanente, Wang Huning, leyó en su informe que de las seis mil sugerencias recibidas, cinco mil han sido procesadas y el 99,9% ya han recibido respuesta.

Por Pekín circulan desde ayer dos millares de representantes llegados de todos los rincones del país, incluidas las 55 minorías étnicas, en atuendo folclórico. Algo que no desentona en una asamblea puramente consultiva.

Algo más de peso tienen los tres mil legisladores de la Asamblea Popular Nacional. Ante ellos presentarán sus informes anuales el primer ministro Li Qiang o el presidente del Tribunal Supremo, entre otras autoridades. Revisarán el programa “hacia una sociedad socialista moderna” y fijarán el objetivo de crecimiento.

Deberá haber luces largas, porque este año concluye el programa “Hecho en China 2025”, que hace una década fijó una decena de áreas críticas en las que el país quería ser puntero. Cuando no lo ha conseguido, está en el podio y el último golpe de efecto ha sido el chatbot de IA, DeepSeek.

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Aun así, China ha moderado sus expectativas de crecimiento, que rondan el 5% anual (tras no pocos estímulos). Pero lo está haciendo mientras extiende la red social, incluidas las pensiones, que hasta hace poco eran simbólicas en el campo.

También ha retrasado la edad de jubilación, que se mantenía en 50 años para las obreras, aunque la esperanza de vida ya supera a la de Estados Unidos.

El presidente Xi Jinping explica que la desaceleración era inevitable para cambiar de carril, hacia una economía con mayor valor añadido. Incluso se ha permitido dejar caer a inmobiliarias como Evergrande, para priorizar la investigación y la industria frente al ladrillo. Todo ello, sin dedicar más de un 1,5% de su PIB a Defensa.

Eso sí, “quien quiera una guerra comercial o de cualquier tipo, que sepa que iremos hasta el final”, dijo el portavoz de Exteriores. China ya no quiere exportar la revolución, como en tiempos de Mao, pero sí sus productos.

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