“¡Creía que había empezado la guerra con Corea del Norte!”, exclama un pastor surcoreano, cuya iglesia fue parcialmente destruida ayer jueves por un cazabombardero F-16 de su propio ejército. Fue en el pueblo de Idong-myeon, a treinta kilómetros de la Zona Desmilitarizada. Él estaba a más de cien metros y salió ileso, pero otras veintinueve personas han resultados heridas por alguna de las ocho bombas lanzadas for dos F-16 en maniobras sobre áreas alejadas de la zona de tiro. Un supuesto error que ha sacudido los prolegómenos de los ejercicios anuales Freedom Shield, que reúnen a los ejércitos de Corea del Sur y EE.UU..
Tratándose de bombas Mk82 de 225 kilos, capaces de pulverizar medio campo de fútbol y escupir esquirlas a más de un kilómetros, el milagro es que solo hubiera 29 heridos, 15 de ellos civiles. Nueve han requerido hospitalización, con algunas fracturas de miembros, y dos están graves. La casualidad ha querido que tres de los heridos sean tailandeses.
Además de la iglesia dañada, media docena de casas, un almacén, un invernadero y una furgonetan han sufrido desperfectos graves. Varios vecinos, además, tuvieron que ser evacuados al detectarse que una de las bombas no había estallado.
Aunque la fuerza aérea surcoreana ha asumido toda la responsabilidad, el comandante en jefe de las tropas estadounidenses en Corea, general Xavier Brunson, que supervisaba las maniobras -y que es la autoridad última para los militares surcoreanos en caso de conflicto- puede encender una vela porque no haya habido muertos. El suceso, en cualquier caso, desluce el inicio de los ejercicios conjuntos -oficialmente, del 10 al 20 de marzo- y supondrá la supresión de las prácticas con fuego real -a petición de los alcaldes de la zona- hasta que se esclarezca lo ocurrido.
Escombros frente a una iglesia del pueblo, en la región de Pocheon, cerca de un campo de tiro, a 50 kilómetros al nordeste de Seúl y a 30 kilómetros de la Zona Desmilitarizada que divide Corea.
La justificación inicial -el error en la introducción de coordenadas por parte de un piloto- no explica el bombardeo por parte de un segundo F-16. Ambos militares deberían haber confirmado visualmente el objetivo, además de solicitar y recibir autorización. Según ha recabado la cadena estadounidense CNN de un oficial anónimo de su ejército, “también podría tratarse de un fallo técnico”.
Freedom Shield (Escudo de la Libertad) es uno de los dos grandes ejercicios anuales conjuntos entre el ejército surcoreano y algunos de los 28.500 militares que EE.UU. mantiene en Corea del Sur. Por añadidura, el pasado domingo llegó al puerto de Busan - por segunda vez en menos de un año y medio, el portaaviones estadounidense de propulsión nuclear Carl Vinson. Algo que Corea del Norte ha calificado de “provocación”, que podría ser respondida con un nuevo ensayo balístico en cuestión de días, a ejemplo de ocasiones anteriores.
Cabe decir que durante su primer mandato, el presidente Trump, alentado por su homólogo surcoreano, Mun Jae In, ensayó un acercamiento a Corea del Norte, con tres encuentros -finalmente infructuosos- con el dictador Kim Jong Un. Para favorecer el clima de diálogo, Trump suspendió en 2018 las maniobras Freedom Shield. Estas no fueron recuperadas hasta 2022, por Joe Biden.
Su futuro está por ver, pero Trump se refirió en el pasado a estos ejercicios como un derroche. Todavía está más claro que esta vez intentará hacer realidad su deseo de que la República de Corea pague todavía más por la presencia militar estadounidense en la península. A pesar de que la factura de la más flamante base americana fue costeada por Seúl en un 88%. No basta, según Trump, a pesar de que los japoneses pagan menos por habitante, por un número parecido de tropas.
Por eso, hace escasos meses, hasta el derechista Yoon Suk Yeol cerró un acuerdo con Joe Biden que fija el coste de la “protección” estadounidense para los próximos cinco años. Una treta que no puede haber caído bien entre Trump y los suyos. Aunque para estos parece aún más importante que Corea del Sur abandone su fijación con Corea del Norte, en beneficio de una mayor disposición a acompañar los designios de Estados Unidos en el resto de Asia, como ya ocurrió en tiempos de dictadura, en los sesenta y setenta.
El hijo de Ferdinand Marcos está dejando que Filipinas vuelva a esa senda. Pero la sociedad surcoreana, mucho más politizada y combativa, difícilmente se dejará arrastrar sin fracturarse.
Para horror de los surcoreanos, Trump se ha referido ya de pasada a Corea del Norte como “potencia nuclear”, certificando su estatus sin ninguna contrapartida. Todo ello alimenta el debate, cada vez más desinhibido en Corea del Sur, acerca de la búsqueda de su propia disuasión nuclear, ante las dudas crecientes sobre la fiabilidad del paraguas nuclear norteamericano. Agravadas por el abrazo estratégico entre Corea del Norte y Rusia, que Kim Jong Un justifica por las maniobras navales y aéreas sin precedentes, en cantidad y calidad, entre Corea del Sur, Estados Unidos y Japón, en los alrededores de la península coreana.
A pesar de que se acumulan los deberes, Corea del Sur se encuentra en una situación de interinidad que la coloca en desventaja para negociar con el equipo de Trump. Este se refirió este martes a Corea del Sur en tono negativo, frente a congresistas y senadores: "Sus aranceles son cuatro veces superiores a los nuestros”. Algo que se propuso corregir, a pesar de que desde Seúl le señalan que es totalmente inexacto, ya que la mayor parte de sus intercambios están cubiertos por un tratado de libre comercio.
Gente mayor movilizada por iglesias evangélicas estadounidenses y veteranos anticomunistas de la guerra de Vietnam forman la invantería de apoyo a Yoon, en franca minoría frente a sus detractores
Otra bomba, esta vez de carácter político, ha sido lanzado este viernes por un juzgado de Seúl, que ha anulado la orden de detención del presidente inhabilitado Yoon Suk Yeol, por una cuestión de plazo. Algo que abre la puerta a su puesta en libertad, aunque permanecerá en la cárcel por lo menos una semana, mientras la fiscalía estudia si presenta recurso. Según el magistrado, el procesamiento de Yoon empezó un día fuera de plazo, según su cómputo del máximo de horas de detención preventiva.
El presunto golpista ha terminado ya sus comparecencias ante el Tribunal Constitucional, que examina la validez jurídica de su inhabilitación “por insurrección”, votada por más de dos tercios de la Asamblea Nacional, en diciembre pasado. Los ocho magistrados debían deliberar este viernes por última vez y se espera que se pronuncien en el plazo de una semana.
Hablar de plazos cuando se juzga a un golpista que secuestró la Asamblea Nacional con argumentos delirantes puede parecer un sarcasmo. Pero no el único, en una administración que, después de tres décadas plenas de democracia, todavía no se ha librado de todos los vicios de tres décadas largas de dictadura.
Véase esta semana la respuesta que el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Corea, Ahn Chang Ho, ha dado a una carta de la Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humana. Esta organización, con sede en Ginebra, pedía más datos sobre la vulneración de libertades y derechos durante la efímera ley marcial. Sin embargo, la respuesta del supuestamente defensor de estos en Corea del Sur no habría mostrado más que simpatía por el expresidente golpista y su situación procesal, cargando contra aquellos que pretenden pedirle cuentas por sus actos.
Jubilado de 79 años
Un simpatizante de Yoon está en estado crítico tras prenderse fuego este viernes
Un botón de muestra del clima político enrarecido en Corea del Sur, con bulos y veneno añadido desde púlpitos eclesiásticos y digitales. Los primeros arrastran desde hace tiempo a personas mayores de extracción social modesta, acarreadas en autobuses desde iglesias evangélicas de matriz estadounidense hasta el kilómetro cero de Seúl -o allí donde sea menester- agitando banderas estadounidenses y surcoreanas, junto a eslóganes anticomunistas, pidiendo mandar al paredón a más de la mitad del Parlamento.
El último giro es la acusación infundada de injerencia china en los comicios que arrojaron ese resultado que volvió a dejar en minoría al gobierno de Yoon. Por otro lado, jóvenes varones que conforman su visión del mundo a partir de solitarios youtubers de extrema derecha desgañitándose ante la cámara del móvil, han empezado a dejarse ver. Fueron estos los que hace dos meses vandalizaron el tribunal que ordenó prisión preventiva para su ídolo salvapatrias.
Un clima tóxico y fanático que este mismo viernes ha llevado a un simpatizante de 79 años del presidente depuesto a prenderse fuego en una azotea, a la vista del ayuntamiento de Seúl. El hombre, que llevaba un panfleto contra la oposición, está hospitalizado en estado crítico.
