El probable futuro canciller de Alemania, el conservador Friedrich Merz, se ha lanzado a una carrera contra reloj para intentar que el Bundestag (cámara baja del Parlamento) saliente apruebe un incremento de la deuda pública para rearmar el país, sin esperar a que se constituya el Parlamento surgido de las elecciones del pasado 23 de febrero. El nuevo hemiciclo echará a andar el próximo 25 de marzo.
“El mundo entero mira a Alemania estos días y semanas. Tenemos una tarea que va mucho más allá de nuestras fronteras”, dijo Merz a los diputados a propósito de la creciente hostilidad rusa con Putin y de la poca fiabilidad de Estados Unidos con Trump, que dejan a Europa en una situación más vulnerable.
Mientras negocian un Gobierno de gran coalición
Conservadores y socialdemócratas, que negocian un Gobierno de gran coalición, quieren una reforma constitucional que les permita endeudarse más para elevar el gasto militar
El bloque conservador –la democristiana CDU, el partido de Merz, y su aliada, la socialcristiana CSU de Baviera– negocia formalmente desde ayer un Gobierno de coalición con el socialdemócrata SPD, pero en las conversaciones preliminares ya se pusieron de acuerdo sobre la urgencia de inversiones masivas en defensa.
Para ello, Friedrich Merz quiere ahora aflojar el freno constitucional a la deuda, después de haber jurado y perjurado durante la campaña electoral que no tocaría este mecanismo constitucional que prohíbe al Ejecutivo pedir prestado más del 0,35% de su PIB cada año, y que solo puede suspenderse en caso de emergencia demostrada.
Ahora, el plan acordado por Merz con los socialdemócratas consiste en liberar del freno a la deuda el gasto militar que supere el 1% del PIB. La otra pata del acuerdo entre ambos es un fondo extraordinario de 500.000 millones de euros para infraestructuras a lo largo de diez años, ante la acuciante necesidad de relanzar la economía. Antes tomó la palabra Lars Klingbeil, colíder socialdemócrata y jefe del grupo parlamentario. “Tenemos que reforzar tanto la capacidad de defensa que no tengamos que librar una guerra nunca más”, dijo, abogando por “un país fuerte en una Europa fuerte”.

Lars Klingbeil, colíder socialdemócrata y jefe del grupo parlamentario, con el conservador Friedrich Merz, probable futuro canciller, el 13 de marzo en el Bundestag, en Berlín
El debate parlamentario arrancó el jueves, pero la votación tendrá lugar el próximo martes 18, lo cual será, según Merz, “una decisión histórica”. De aprobarse, el texto pasará al Bundesrat (cámara alta del Parlamento), que representa a los länder, cuya aprobación es también necesaria.
¿Por qué tiene Merz tanta prisa por aprobar este paquete, antes incluso de convertirse en canciller? Porque estos cambios legislativos precisan mayoría de dos tercios, y en el nuevo Bundestag que ha surgido de las urnas, el partido izquierdista Die Linke y la formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) sumarán una minoría de bloqueo, mientras que en el Bundestag saliente sí que podría llegarse a un acuerdo.
Para sumar mayoría de dos tercios en esta operación de aprobación in extremis, CDU/CSU y SPD necesitan a Los Verdes, quienes de momento rechazan votar sí, deplorando que no haya una revisión general del freno a la deuda ni reformas estructurales sobre protección del clima. Merz les ofreció trasvasar 50.000 millones del presupuesto extraordinario a un fondo de lucha contra la crisis climática.
El calendario que maneja la CDU/CSU, publicado por medios alemanes, contempla que el acuerdo de coalición con el SPD se firme a más tardar en Semana Santa, y que Merz sea canciller el 23 de abril.
La carrera de Merz por lograr la aprobación de su plan en el actual Parlamento, que funciona como tal a todos los efectos pero que no refleja la nueva composición emanada de las urnas del 23 de febrero, ha suscitado protestas de algunos partidos. La AfD y Die Linke han presentado tres demandas (una los ultras y dos los izquierdistas) al Tribunal Constitucional.