Al rescate de Radio Liberty

Medio en apuros

La UE estudia cómo salvar la histórica emisora, víctima de los recortes de Trump

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La sede de Radio Free Europe/Radio Liberty en Praga, el  pasado lunes

David W Cerny / Reuters

Fue uno de los momentos estelares de Radio Free Europe/Radio Liberty (RFE/RL).

El 26 de abril de 1986, el núcleo de uno de los reactores de la central nuclear de Chernóbil explotó durante una prueba. Pese a la gravedad del accidente –el peor de su tipo registrado hasta la fecha–, las autoridades soviéticas impusieron el silencio informativo. Nadie debía enterarse de lo sucedido. Pero, dos días después, el servicio ucraniano de RFE/RL emitió un boletín en el que alertaba de la catástrofe. Gracias a esa radio creada por Estados Unidos en los años cincuenta para contrarrestar la propaganda comunista, los habitantes de la zona supieron que sobre ellos se cernía una enorme nube radiactiva.

Ahora, cuando han transcurrido casi cuatro décadas de aquel episodio, RFE/RL se enfrenta a su posible desaparición. La emisora se ha quedado sin fondos después de que, el pasado 14 de marzo, Donald Trump ordenara desmantelar la Agencia de EE.UU. para Medios Globales (USAGM por sus siglas en inglés), de la que dependen tanto RFE/RL como The Voice of America y Radio Free Asia, entre otros medios dirigidos a lugares donde la democracia y las libertades civiles están en entredicho.

Referente informativo

Creado por EE.UU. en plena guerra fría, el medio es una fuente fiable en países que sufren la censura

Con sede en Praga, RFE/RL cuenta con más de 1.800 empleados y colaboradores que producen contenidos para radio, web, móvil y televisión en casi una treintena de idiomas. Se estima que su audiencia semanal ronda los 50 millones de personas en 23 países, entre ellos Rusia, Ucrania, Hungría, Irán y Afganistán.

Para Trump, la desaparición de RFE/RL y los demás medios dependientes de USAGM no sólo es necesaria para aliviar las arcas públicas –en sintonía con el plan de ajuste federal supervisado por su aliado Elon Musk–, sino que se enmarca en su cruzada contra la denominada cultura woke: “Los contribuyentes no tienen que subvencionar propaganda radical”, ha dicho el presidente estadounidense, que considera que estos medios adolecen de un descarado sesgo progresista. En febrero, Musk ya exigió el cierre de RFE/RL bajo el pretexto de que “Europa ahora es libre” y de que “ya nadie” escucha estos medios en los que “radicales de izquierdas que hablan solos”.

Reporteros Sin Fronteras alerta de que el desmantelamiento de USAGM “amenaza la libertad de prensa en todo el mundo”, y el Comité para la Protección de los Periodistas ya ha exigido al Congreso de EE.UU. que evite el cierre. Los críticos con la medida creen que la Casa Blanca está dejando un vacío para que regímenes como el chino y el ruso impongan su relato. “La cancelación del acuerdo de subvención de RFE/RL será un gran regalo para los enemigos de EE.UU.”, ha dicho el director de la emisora, Stephen Capus.

Operación costosa

El gran desafío para la UE es cubrir los cerca de 130 millones de euros de presupuesto anual de RFE/RL

En la Unión Europea también cunde la preocupación por las consecuencias que pueda tener la desaparición de RFE/RL, sobre todo en el contexto actual de auge de los autoritarismos, y por eso ahora se está estudiando cómo mantener a flote el medio.

El pasado martes, los ministros de Exteriores europeos debatieron sobre la cuestión por iniciativa de la República Checa, aunque no trascendió ningún acuerdo al respecto. El gran desafío es cubrir los cerca de 130 millones de euros que cada año necesita RFE/RL. 

La jefa de política exterior de la UE, la estonia Kaja Kallas, ya ha avisado de que encontrar la financiación “para llenar el vacío" que deja EE.UU. no será fácil, y más teniendo en cuenta que Bruselas está recibiendo peticiones similares por parte de otras organizaciones afectadas por los recortes emprendidos por Trump. Sin embargo, para Kallas, como para tantos otros mandatarios que crecieron al otro lado del Telón de Acero, cuando RFE/RL era una de las pocas fuentes capaces de esquivar la censura soviética, la pervivencia de este medio es casi una cuestión personal. “[RFE/RL] fue un faro para aquellos a los que el totalitarismo había privado de la verdad. Hoy la situación no es diferente”, ha dicho el ministro checo de Exteriores, Jan Lipavsky.

Queda por ver si las buenas palabras se concretarán en acciones, o si el que fue el gran altavoz de América en Europa se queda mudo para siempre.

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