Desde su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ha promovido la eliminación de los programas de asilo a extranjeros, al mismo tiempo que ha intentado reducir al máximo la migración irregular mediante deportaciones masivas. Pero eso no le ha impedido abrir las puertas de Estados Unidos a un colectivo muy específico: los sudafricanos blancos.
Este lunes, 59 afrikáners llegaron a Washington después de que el Gobierno estadounidense les concediera el estatus de refugiados, argumentando que son víctimas de discriminación racial en su país de origen. “Quiero que todos sepan que realmente son bienvenidos aquí y que respetamos por lo que han tenido que pasar en estos últimos años”, dijo el subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, al recibir a los recién llegados en un hangar del aeropuerto de Dulles. Landau comparó el viaje de estos sudafricanos con el de su propio padre, un judío austríaco que huyó del nazismo en los años treinta.
Horas antes, Trump –quien ha recortado toda la ayuda financiera de EE.UU. a Sudáfrica– había dicho a la prensa que su administración admitía a estos afrikáners como refugiados debido al “genocidio que está ocurriendo”, haciéndose eco así de una teoría lanzada por la ultraderecha. Según el presidente, los agricultores blancos sudafricanos están “siendo asesinados”, aunque no ofreció ninguna prueba que sostenga esta idea.
Crisis diplomática
El presidente de Sudáfrica dice que las acusaciones de Trump son fruto de la desinformación
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, se apresuró a desmentir estas acusaciones, y aseguró que las declaraciones de Trump son el resultado de la desinformación y una visión inexacta de la realidad del país. “Creemos que el Gobierno estadounidense ha malinterpretado la situación, pero seguiremos dialogando con ellos”, dijo el dirigente, quien agregó que los afrikáners que emigran están motivados por su oposición a las políticas de reparación histórica tras el apartheid.
El trasfondo de esta polémica se remonta a una ley de tierras aprobada recientemente por el Gobierno sudafricano que busca corregir las desigualdades provocadas por el régimen del apartheid –en Sudáfrica, el 72% de las tierras pertenecen a la minoría blanca, que supone solo el 7% de la población–. Esta nueva norma, que facilita la expropiación de tierras privadas en favor del interés público, ha generado alarma entre los agricultores afrikáners, y cuenta con la oposición frontal de dos figuras muy cercanas a Trump: los multimillonarios sudafricanos Elon Musk, propietario de Tesla y X, y Peter Thiel, cofundador de PayPal.
El propio Musk ha apoyado abiertamente la teoría de que algunos políticos de Sudáfrica están promoviendo “el genocidio blanco”. Si bien es cierto que cada año se registran asesinatos de agricultores –según fuentes oficiales, en el 2023 hubo alrededor de 50–, estos crímenes en la mayoría de casos están relacionados con robos y conflictos laborales, como concluyó un informe del 2022 del Instituto Sudafricano de Relaciones Raciales; y se inscriben dentro de uno de los peores contextos de violencia del mundo: en Sudáfrica, cada día se producen 70 asesinatos y se denuncian más de 88 violaciones.
Reforma legal
El origen de la polémica se remonta a una ley de tierras que busca corregir las desigualdades provocadas por el apartheid
“No hay datos que respalden que los sudafricanos blancos, o los afrikáners blancos en particular que son agricultores, estén siendo perseguidos”, dijo el lunes el ministro sudafricano de Relaciones Exteriores, Ronald Lamola. “Los agricultores blancos se ven afectados por el crimen al igual que cualquier otro sudafricano”.
Según el subsecretario de Estado estadounidense, muchos de los 59 afrikáners que llegaron el lunes a Washington experimentaron “invasiones amenazantes en sus hogares, en sus granjas, y una falta real de interés o éxito del gobierno en hacer algo al respecto”. Sin embargo, la senadora demócrata Jeanne Shaheen puso en cuestión la decisión del Gobierno de Trump de conceder a este grupo el estatus de refugiados. “La Administración debe aclarar por qué estos individuos califican para el estatus de refugiado y el reasentamiento en EE. UU., y por qué han sido priorizados por encima de refugiados como afganos, rohinyás birmanos y sudaneses que han huido de sus hogares debido a conflictos y persecuciones”, dijo en un comunicado.
La Embajada de EE.UU. en Sudáfrica informó a finales de marzo de que había recibido una lista de 67.042 personas interesadas en el estatus de refugiado ofrecido por Trump a la población “víctima de discriminación racial”. Los que pueden solicitar ese estatus deben ser ciudadanos sudafricanos de etnia afrikáner o miembros de una minoría racial, y deben poder demostrar un historial de persecución o temor a ser perseguidos.
Un portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. dijo el viernes que se esperan más llegadas de sudafricanos blancos en los próximos meses.

