El pasado colonial continúa atrapando la Francia de hoy, ya sea en forma de tensiones diplomáticas, como la actual grave crisis con Argelia, el flujo migratorio desbocado o el malestar en territorios como Nueva Caledonia. Hay veces en que son símbolos los que golpean la memoria. Ha ocurrido con el anuncio del ministro de Justicia, Gérald Darmanin, en declaraciones a Le Journal du Dimanche, de que se construirá una cárcel de alta seguridad, en plena jungla, en el departamento ultramarino de la Guayana, en Sudamérica, para alojar a los más peligrosos narcotraficantes y presos islamistas.
Los planes de Darmanin evocaron de inmediato una época tenebrosa en la que Francia, como otros imperios, se llevaba a los condenados, muchos de ellos a cadena perpetua y a trabajos forzados, a lugares muy remotos y en condiciones infrahumanas. El penal de Cayena se hizo célebre, para millones de lectores franceses y extranjeros, gracias a la novela autobiográfica Papillon , de Henri Charrière, publicada en 1969, que fue un superventas y de la que se hizo una versión cinematográfica (1973) protagonizada por Steve McQueen y Dustin Hoffman.
Henri Charrière publicó en 1969 un superventas, llevado al cine, sobre su paso por el célebre presidio
Darmanin, próximo a Macron y procedente de la derecha gaullista, gusta de cultivar un perfil duro, de ley y orden. Ya lo hizo en su anterior cargo como ministro del Interior. Es un político aún joven (42 años) que no esconde las más altas ambiciones, incluido el Elíseo. El proyecto de cárcel en la Guayana encaja a la perfección en su comportamiento para posicionarse de cara al futuro.
El nuevo centro penitenciario debe levantarse en la localidad de Saint-Laurent-du-Maroni, a 300 kilómetros de Cayena, un enclave muy aislado. El presupuesto de estas instalaciones carcelarias, que aspiran a ser una auténtica fortaleza inexpugnable, es de 400 millones de euros.
La cárcel en el corazón de la Guayana es la punta de lanza de un plan más amplio de prisiones de alta seguridad, también en la metrópoli, como parte de una estrategia de lucha contra el crimen organizado, cada vez más extendido entre pequeñas y medianas ciudades francesas. “Queremos que esta prisión sirva para alejar de modo duradero a las cabezas de la red de narcotráfico, que no puedan tener ningún contacto con sus canales criminales”, dijo el ministro, de visita en el lugar.
La Guayana Francesa, con más de 300.000 habitantes y una superficie de 84.000 kilómetros cuadrados, fronteriza con Brasil y Surinam, tiene estatus de departamento y es parte integral de la república. Es un territorio que sufre serios problemas sociales endémicos y es un foco de tráfico de drogas, de inmigración ilegal y minería clandestina.
El histórico penal de Cayena fue creado por el emperador Napoleón III en 1852 para recluir a 3.000 prisioneros políticos. Se le llamaba “la guillotina seca” porque equivalía casi a una pena de muerte. El 40% de quienes eran enviados moría durante el primer año, sobre todo de enfermedades tropicales o de transmisión sexual. En la Guayana pasó también varios años encerrado el capitán Alfred Dreyfus, a finales del siglo XIX, injustamente condenado por alta traición en un caso de antisemitismo que conmocionó Europa y contribuyó al nacimiento del sionismo. El marino Henri Charrière, el autor de Papillon , también fue víctima, según él, de una condena a perpetuidad por un crimen que no cometió. Después de una primera evasión fallida, logró fugarse a Venezuela. Murió en Madrid en 1973.
La iniciativa de Darmanin, que ya ha generado críticas, entre políticos locales y nacionales, se produce solo semanas después de que Laurent Wauquiez, jefe de filas de Los Republicanos –LR, derecha gaullista– en la Asamblea Nacional, propusiera encerrar a los inmigrantes con orden de expulsión en una cárcel en San Pedro y Miquelón, pequeño archipiélago francés frente a la costa de Terranova (Canadá), una idea que generó guasas y que posiblemente contribuyó a su derrota, anteayer, en la elección a la presidencia de LR, que por cierto ganó Bruno Retailleau, titular de Interior y otro duro con aspiraciones.