Huir de Gaza para narrar su dolor

Guerra en Oriente Medio

Zaina Qazzaz, estudiante de periodismo en Ramala, dejó atrás la Franja y a su familia con la esperanza de poder informar desde Barcelona sobre el conflicto que asola su tierra

Zaina Qazzaz, estudiante de periodismo nacida en Gaza

Zaina Qazzaz, estudiante de periodismo nacida en Gaza 

Llibert Teixido

“Como palestinos, todos nacemos con el sueño de vivir en una Palestina libre, y luchamos contra la ocupación con nuestros propios métodos de resistencia. Para mí y para muchos otros esa herramienta es el periodismo”. Con esta visión, Zaina Qazzaz, estudiante de periodismo gazatí de veintiún años, afronta la recta final de su carrera universitaria en Barcelona, con el sueño de poder informar en un futuro sobre la situación que se vive en su tierra. 

Zaina llegó a la Ciudad Condal desde Ramala, la capital administrativa de Palestina en Cisjordania, a través de un programa de intercambio de la Universidad de Barcelona. Sin embargo, su origen se encuentra en la Franja de Gaza, donde ha vivido gran parte de su vida y su juventud.

“Mi infancia es muy similar a la de cualquier persona nacida en Gaza aunque nuestras vidas sean distintas”, explica Qazzaz, que aun habiendo tenido ciertos aspectos de una vida normal no puede separar lo bueno de lo malo. “Cada cierto tiempo ocurría una nueva guerra que ponía en pausa mi vida, con el miedo de no saber si ese conflicto sería el último. Mi infancia está envenenada por los recuerdos de la ocupación”.

Un arduo viaje

“Para un gazatí es más difícil llegar a Cisjordania que a cualquier otra parte del mundo”

La decisión de estudiar periodismo, como muchas otras que ha tenido que tomar, no fue nada fácil. Tener que dejar a su familia para estudiar en Cisjordania fue uno de los desafíos, en un viaje que enseguida presentó complicaciones pese a ser una distancia no muy superior a la hora y media en coche. “Elegí estudiar en Cisjordania porque no me podía imaginar a mí misma estudiando fuera de mi hogar, mi gente y mi cultura; sin embargo, para una persona de Gaza es más difícil llegar a Cisjordania que a cualquier otra parte del mundo”.

Salir de Gaza fue el primer gran obstáculo para Zaina, ya que la frontera de la Franja está controlada por un estricto punto de control, custodiado por hasta tres facciones distintas: Hamás, Fatah y el Ejército Israelí.

Cartel informativo en el paso de Erez, el punto de control que Zaina usó para cruzar hacia Cisjordania

Cartel informativo en el paso de Erez, el punto de control que Zaina usó para cruzar hacia Cisjordania, 2021 

cedidas

“El primero de los controles nos denegó la entrada las dos primeras veces, y finalmente solo pudimos cruzar yo y mi madre, teniendo que despedirnos de mi padre. En el segundo control, no nos permitían cruzar sin la presencia de mi padre, ya que pensaron que nos íbamos sin su consentimiento, las dos facciones se contradecían”, explica la estudiante, que finalmente consiguió llegar al control israelí acompañada de su madre. “En el último control vi una de esas cosas que no se pueden olvidar, ya que se trataba de otra niña, acompañada de su madre, con un brazo mutilado y que abandonaban Gaza para intentar reimplantar su extremidad”.

Una vez atravesada la frontera y llegando a territorio cisjordano, Zaina dejó atrás toda su vida en Gaza, pero no los inconvenientes y dificultades que arrastra el conflicto en todo el territorio: “En Cisjordania, esperaba que la vida fuera mucho más normal al no tener la misma opresión, pero cuando llegué me di cuenta de que la ocupación también está presente a través de las fronteras, los muros y los controles militares. La ocupación, sumada a la división política en Cisjordania y la falta de unidad, suponen un obstáculo para cualquier tipo de esperanza y resistencia palestina”.

Resistencia Palestina

“La falta de unidad en Cisjordania supone un obstáculo para cualquier tipo de esperanza”

Qazzaz consiguió entrar en la universidad de Birzeit —conocida como la universidad de los mártires— donde explica que la educación está formando una generación de palestinos consciente de su historia: “En la universidad nos enseñan sobre democracia, sobre justicia y sobre pensamiento crítico. Sobre posibles maneras y soluciones de este conflicto, y de cómo avanzar hacia el objetivo de la liberación”, explica la universitaria, que critica la reacción de las fuerzas israelíes hacia las entidades y órganos estudiantiles, “las universidades son sometidas a constantes ocupaciones militares por parte del ejército israelí, y en ocasiones hay controles que impiden que ciertos profesores o estudiantes puedan llegar a sus puestos de trabajo”.

Zaina Qazzaz durante una de sus prácticas de periodismo en Ramala, 2023

Zaina Qazzaz durante una de sus prácticas de periodismo en Ramala, 2023 

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La vida de Zaina como ciudadana de Gaza en Ramala no fue fácil, y eventualmente no pudo continuar su formación debido al riesgo de moverse por territorio cisjordano bajo su estatus. “Como estudiante de periodismo, mi trabajo no era otro que el de documentar la ocupación tanto en Ramala como en los campos de refugiados de otras partes de Cisjordania. Al contar con la ciudadanía de Gaza, no podía cumplir con las entregas de la universidad por la peligrosidad que suponía viajar por el territorio”. 

Con el inicio del conflicto tras el atentado del 7 de octubre en Israel, sumado a las dificultades como estudiante, decidió aprovechar la oportunidad de continuar sus estudios en Barcelona, cruzando la frontera con Jordania y dejando nuevamente su familia atrás. Ahora, en paralelo estudia catalán y castellano para construir su futuro y carrera laboral en un país extranjero.

Denunciar el conflicto

“El silencio es también una forma de complicidad con la injusticia”

Desde su posición, lamenta las vidas que se ha cobrado el conflicto, y en especial, que este se haya convertido en el más mortífero del mundo para los reporteros, pero afirma que no abandonará su sueño porque sería abandonar su lucha como palestina.

Afortunadamente, Zaina puede mantener un contacto más o menos estable con su familia, pese a que la situación impide conocer muchas veces lo que sucede en su casa. El estado de sus familiares en ocasiones es difícil de conocer, y como muchos palestinos en el extranjero, solo puede limitarse a saber si sus seres queridos siguen vivos. “En el momento en que atacaron las comunicaciones en Gaza, se cortó la luz con la casa de mis abuelos y durante ese periodo no pudimos saber qué estaba pasando ni si seguían vivos. Cuando nos informamos de la situación a través de un vecino supimos que todo el barrio había sido arrasado y mis abuelos y mi tío asesinados”.

Imágenes del barrio y la casa del abuelo de Zaina, completamente destruidos tras un bombardeo. 2023

Imágenes del barrio y la casa del abuelo de Zaina, completamente destruidos tras un bombardeo. 2023 

cedidas

A pesar de las múltiples tragedias y dificultades que ha atravesado, Zaina espera poder traer pronto a su familia y trabajar como periodista. Su esperanza es la de explicar al mundo aquello que ha vivido con un mensaje claro y directo, afirma: el de ser más humanos. “Necesitamos escuchar a nuestra consciencia y vivir con honestidad y justicia. Y para ello no podemos permanecer callados y mirar para otro lado. El silencio es también una forma de complicidad con la injusticia. Al final del día soy un ser humano tanto como tú, nuestra sangre es roja y tenemos un corazón. La única diferencia entre los dos es la distancia a la que hemos nacido. Mi mensaje es que podrías haber sido tú, y mi sufrimiento el tuyo”.

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