Trump, cada vez más frustrado con sus “amigos” Putin y Netanyahu

Guerras abiertas

El presidente prometió la paz inmediata en Ucrania y Gaza, pero sigue la escalada

ARLINGTON, VIRGINIA - MAY 26: U.S. President Donald Trump speaks during the Memorial Day wreath-laying ceremony at the Memorial Amphitheater in Arlington National Cemetery on May 26, 2025 in Arlington, Virginia. Memorial Day is observed on the last Monday in May each year to honor and mourn U.S. military personnel who died while serving in the United States Armed Forces. Kayla Bartkowski/Getty Images/AFP (Photo by Kayla Bartkowski / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP)

Donald Trump saluda después de su intervención en el cementerio de Arlington

KAYLA BARTKOWSKI / AFP

Desde que Donald Trump anunció, tras una “excelente” llamada de dos horas con su homólogo ruso Vladimir Putin el lunes pasado, el inicio “inmediato” de las negociaciones para un alto el fuego en Rusia, el Kremlin ha redoblado su ofensiva y este fin de semana ha lanzado su mayor ataque en tres años de invasión. Cuando el republicano se atribuyó el mérito del alto el fuego entre Israel y Hamas, alcanzado en los días finales de la administración de Joe Biden, Trump dijo que el fin de la guerra era una realidad, pero desde entonces Tel Aviv ha recrudecido su masacre, y ayer su primer ministro, Beniamin Netanyahu, ordenó la evacuación forzosa del sur de Gaza y anunció un “ataque sin precedentes”.

Después de responsabilizar a Ucrania de la invasión de su propio territorio y restablecer relaciones diplomáticas con Rusia, y después de culpar a Hamas de los más de 50.000 civiles palestinos asesinados por Israel, el presidente comienza a reconocer que sus “amigos” declarados, Putin y Netanyahu, quizás tengan algo que ver. A medida que avanzan las dos guerras, Trump pierde puntos en su candidatura para el deseado premio Nobel de la Paz.

Tras sus llamadas con Putin y Zelenski, el republicano dijo que Ucrania y Rusia deben llevar la negociación

La frustración de Trump con el estancamiento de los dos conflictos, que prometió terminar en “24 horas” después de ser elegido el 5 de noviembre, se volvió más visible que nunca el domingo por la noche, durante sus declaraciones a la prensa antes de embarcar en el Air Force One para su vuelo de regreso a Wa­shington después de un fin de semana de golf, un deporte que ha practicado el 19,05% de los días desde que regresó al poder.

“No estoy contento con lo que Putin está haciendo. Está matando a mucha gente. No sé qué diablos le ha pasado”, reconoció el republicano, horas después de publicar en sus redes sociales que su alabado homólogo se había vuelto “completamente loco”. “Le conozco desde hace mucho tiempo, siempre me he llevado bien con él, pero está disparando cohetes contra las ciudades y matando gente. Estamos en medio de conversaciones y lanza misiles contra Kiev y otras ciudades”, añadió, mostrándose abierto a imponer nuevas sanciones contra Moscú si no ve progresos en la paz. Sobre Israel, volvió a mostrar su impaciencia y afirmó que “hemos estado hablando con ellos y queremos ver si podemos detener toda esta situación lo antes posible”.

Sin embargo, pese a su frustración, los actos de Trump indican que se está comenzando a de­sentender de ambos conflictos. Tras su conversación con Putin el lunes pasado, a la que siguió otra llamada con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y líderes europeos, dijo que había llegado el momento de dejar las negociaciones de paz en manos de Rusia y Ucrania, “como no puede ser de otra manera, ya que solo ellos conocen los detalles de una negociación que nadie más conoce”.

Con Israel, después de presentar en enero un frente unido y proponer el desplazamiento forzoso de todos los palestinos en Gaza para que EE.UU. “tome el control” del territorio, también ha marcado distancias en las últimas semanas. Por ejemplo, no incluyó al Estado hebreo en su primer viaje internacional, en el que visitó tres países de Oriente Medio, entre ellos Qatar, al que Israel ha acusado de financiar el terrorismo en Gaza. En ese viaje también anunció que iba a levantar sanciones a Siria, con cuyo Gobierno islamista Israel ha mantenido un discurso beligerante, y se reunió con su presidente, Ahmed el Sharaa. Además, el magnate está tratando de negociar un acuerdo para limitar el programa nuclear de Irán, y ha negociado directamente con Hamas la liberación de rehenes, dos diálogos con los enemigos de Israel que no han sido plato de buen gusto en Tel Aviv.

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