Lee Jae Myung se estrena como presidente con un mensaje de distensión para Corea del Norte

Elecciones en Corea del Sur

El líder centroizquierdista promete rebajar la polarización, erradicar el golpismo y mejorar la vida de la gente

Lee Jae Myung se estrena como presidente con un mensaje de distensión para Corea del Norte
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Lee Jae-myung gana las elecciones presidenciales de Corea del Sur

Lee Jae Myung ha obtenido este martes la presidencia de la República de Corea para el centroizquierda. Un vuelco electoral que tendrá consecuencias en la política exterior y doméstica surcoreana, tal como ha señalado el líder del Partido Democrático en sus primeras declaraciones tras la victoria. 

De este modo, Lee ha tendido la mano a Corea del Norte, con un alegato a favor de “la coexistencia” a ambos lados del paralelo 38. A nivel doméstico también ha sido contundente: ”Doblegaremos la insurrección y nos aseguraremos de que nunca más se amenace al pueblo con un golpe de estado”, ha proclamado en las proximidades de la Asamblea Nacional. 

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El nuevo presidente de la República de Corea, Lee Jae Myung, saluda a los simpatizantes que celebran su victoria, acompañado de su esposa, Kim Hea Kyung

Chung Sung-Jun / Getty

Su prioridad, según ha señalado, será revitalizar la economía y mejorar la vida de la gente, en un contexto de incertidumbre para las industrias exportadoras a causa de las amenazas arancelarias de Estados Unidos. 

“La verdadera seguridad es la que proviene de la paz”, ha recalcado en relación a la República Popular Democrática de Corea. “Por eso perseguiremos un diálogo intercoreano en busca de un camino de coexistencia y co-prosperidad”. Todo un giro respecto a los tres años precedentes, marcados por la beligerancia de Yoon Suk Yeol en Seúl y, en Pyongyang, de Kim Jong Un, que está por ver si recogerá el guante. 

Lee Jae Myung se ha sacado la espina de 2022, cuando una diferencia del 0,7% de votos le dio el triunfo a su rival derechista, Yoon Suk Yeol. Esta vez, el margen favorable a Lee supera los siete puntos, gracias a una alta participación cercana al 80%, que ha sido todavía más elevada en los feudos de la izquierda, como Gwangju o el sudoeste, mientras decaía en el sudeste conservador. 

Su máximo rival, Kim Mon Soo, ha reconocido la derrota cuando el recuento -más favorable que los sondeos a pie de urna- no dejaba margen a la esperanza. Con el 96% escrutado, Kim obtenía el 41,7% de los votos, frente al 49% de Lee. El principal candidato derechista fracasaba pues en su intento de retener para el Partido del Poder Popular la presidencia que Yoon Suk Yeol, a medio mandato, tiró a la papelera con su inopinada declaración de ley marcial. 

El voto de la derecha, que en Corea del Sur vive en agitación permanente, no se ha evaporado, pero sí se ha fracturado, con la entrada en escena de un partido neoliberal, cuyo candidato antifeminista -que era también el más joven- ha obtenido cerca del 8% de los votos. Un dato revelador es que en Corea, chicas y chicos menores de treinta votan como si vivieran en planetas distintos. Ellas han votado al centroizquierdistas Lee Jae Myung en un 58%, mientras que ellos -sometidos al servicio militar obligatorio- han votado derecha y ultraderecha en un 70%. 

Antes de las seis de la mañana, hora de apertura de las urnas, ya había colas en algunos colegios electorales. Una prueba de las ganas de pasar página a seis meses políticamente traumáticos. Aquella noche de diciembre, Lee Jae Myung se ganó el cargo, al retransmitir su carrera al Parlamento para votar el levantamiento de las medidas de excepción, pese a la amenaza de los comandos especiales que empezaban a sitiar la sede de la soberanía. 

Sin embargo, el calvario político de Lee, de 61 años, venía de lejos. Tras perder la carrera presidencial con Yoon Suk Yeol, exfiscal general del Estado, empezó una cacería judicial que considera políticamente motivada. Como protesta, se embarcó en una huelga de hambre que duró 19 días. La tremenda polarización política, favorecida por Yoon, creó un clima propicio para un intento de asesinato, cuando Lee visitó el feudo conservador de Busan en enero del año pasado. El político de centroizquierda fue acuchillado en el cuello y tuvo que ser hospitalizado durante varios días. 

79,4% de participación

Lee obtiene el 48,3% de los votos, con el 85% escrutado, contra el 42,8% de Kim Moon Soo

La derecha coreana difícilmente podía ganar estas elecciones presidenciales, tras el tremendo estropicio causado por su anterior líder, Yoon Suk Yeol. De modo que, puestos a perderlas, escogieron de forma desafiante a uno de los ministros más cercanos a Yoon, en lugar de optar por aquellos que renegaron -tardíamente- de él. El perdedor de esta noche, Kim Moon Soo -de 73 años- era la apuesta más derechista que podía hacer el Partido del Poder Popular. Aunque procedente del sindicalismo -de ahí su cartera de Trabajo- Kim fundó en su día una fuerza de extrema derecha con el telepredicador evangélico, Jeon Kwang Hoon.

El resultado es refrescante en uno de los países más clasistas de Asia. No en vano, Lee Jae Myung no solo no esconde su origen obrero sino que defiende que para defender a los que pasan frío hay que haber pasado frío. Según su biografía, empezó a trabajar en una fábrica de guantes de béisbol a los once años, pero pocos años después una prensa le inutilizó el antebrazo. Aunque pensó en suicidarse, optó finalmente por las clases nocturnas de Derecho, hasta convertirse en un abogado defensor de los derechos humanos, en un país que durante décadas los violó de forma sistemática. 

Veinteañeros antifeministas

Lee ganó gracias a las mujeres, ya que los chicos han votado a la derecha en un 74%

Este mismo miércoles tomará posesión sin demora, de forma excepcional, dado el vacío de poder en el país, donde se han sucedido varios presidentes interinos. Todo ello pese a la gravedad del contexto, para la cuarta economía de Asia que es también una potencia exportadora. Tanto los ciudadanos como las multinacionales esperan una mano firme al timón, en un momento en que empiezan a abundar los despidos y el desánimo empresarial, agravados por la crisis demográfica y unos precios de la vivienda escandalosos. 

En cualquier caso, a juzgar por el pasado reciente de la República de Corea (nombre oficial del país), a Lee Jae Myung no le espera un camino de rosas. Entre sus predecesores en la jefatura del Estado, son minoría los que tuvieron un final feliz, frente a aquellos que terminaron encarcelados, asesinados, exiliados o recurrieron al suicidio. El anterior presidente del Partido Democrático de Corea, Mun Jae In, es casi la excepción. Pero no pudo presentarse en 2022, pese a su popularidad y carisma, por el límite constitucional de un solo mandato. 

Lee Jun-seok, the presidential candidate for South Korea's New Reform Party, speaks during his election campaign rally outside of Seoul Station in Seoul, South Korea, June 1, 2025. REUTERS/Go Nakamura

El neoliberal Lee Jun Seok ha fracturado al bloque de derechas (7,7% de los votos según sondeo) cortejando a los jóvenes a los que lo único que gustaba de Yoon era su misoginia 

Go Nakamura / Reuters

El mismo Lee puede ver reactivados en cualquier  momento los casos en su contra, por supuesta corrupción (fue durante años alcalde y gobernador) o por haber dicho en un mitin algo que no se ajustaba a la realidad. Esto último estuvo a punto de costarle la inhabilitación. De modo que, por mucho que la mayoría parlamentaria sea ahora del mismo color que la presidencia, el nuevo jefe del Estado no tendrá las manos libres. Ningún presidente de Corea del Sur las ha tenido, puesto que por la península pasaba la falla de la guerra fría y aún hoy en día unos treinta mil soldados estadounidenses siguen estacionados al sur del paralelo 38. 

Asimismo, Japón sabe que no volverá a disfrutar de una relación tan estrecha como la que mantuvo con Yoon Suk Yeol. Pero tampoco da crédito a las teorías de la conspiración de los defensores de este, según las cuales “China manipuló las últimas elecciones legislativas”, mientras que la oposición en pleno estaba formada “por agentes al servicio de Corea del Norte”. 

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Recuento de sufragios este martes por la noche en Seúl

PEDRO PARDO / AFP

Es previsible que descienda la beligerancia de Seúl hacia el régimen comunista de Pyongyang y que haya un deshielo con China. Pero hay que recordar que las tentativas de acercamiento de Mun a Pyongyang, a finales de la década pasada, fueron de la mano de las entrevistas del propio Donald Trump, en su primer mandato, con el norcoreano Kim Jong Un. 

En los últimos años, para paliar la macrocefalia de Seúl, la República de Corea ha desplazado doce de sus ministerios a su nueva capital administrativa, Sejong, más cerca del centro geográfico del país. Pero no el ministerio de Exteriores -que sigue frente a la embajada de Estados Unidos, en la principal avenida de Seúl- ni el de Justicia, ni el de Defensa, ni el de Corea del Norte (oficialmente, de la Reunificación). Por debajo de estos cuatro ministerios sigue pasando una falla tectónica. 

(Arriba, un tuit con la foto que, nada más tomar posesión este miércoles, el nueve presidente -hijo de conserje- ha querido hacerse con las señoras de la limpieza del Parlamento, acompañado de la primera dama. Corea del Sur, en tiempo de expectativas decrecientes, se apea del Gangnam Style)

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