El diputado francés Pouria Amirshahi tenía intención de viajar a Estados Unidos para mantener un encuentro con parlamentarios, miembros de la sociedad civil, intelectuales y otros grupos. De alguna manera, formaba parte de su rutina: Amirshashi había estado en EE.UU. en tres ocasiones entre 2000 y 2013, aunque no siempre en calidad de representante electo. Pero no podrá hacerlo. Amirshashi supo el pasado martes que el Departamento de Inmigración le denegaba la entrada.
A diferencia de veces anteriores, la preparación del viaje presentó problemas. Su solicitud para el Sistema Electrónico de Autorización de Viaje (ESTA), la autorización estándar para entrar a Estados Unidos, completada en línea, fue denegada. Luego intentó completar el proceso tradicional de solicitud de visa. Cuando la embajada estadounidense explicó el motivo del viaje —ver qué había cambiado desde la elección de Donald Trump a la Casa Blanca entrevistando a locales—, se le solicitó una nota verbal firmada por la oficina del ministro.
Siendo parlamentario, ese límite burócrático no supuso un problema. Como explica Le Monde, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, escribió a la Embajada de Estados Unidos solicitando la atención a la petición de visado de Pouria Amirshahi. Ya era 4 de junio, el diputado quería viajar el 10 y, para ese día, seguía sin respuesta. Una semana después se enteró de la negativa estadounidense a autorizar su viaje.
¿El problema es haber nacido iraní?
Sin explicación oficial, Pouria Amirshahi expone a Le Monde sus dos sospechas para el veto. Una posibilidad es que nació en Irán. Sin embargo, se ha destacado como antifundamentalista y dejó el país con cuatro años, en 1976. La otra es la motivación política de su viaje: “Quieren impedir la contraofensiva progresista que también está comenzando en su país”, argumenta.
