También los papas se van de vacaciones, “para retemplar el cuerpo y el espíritu”. León XIV llegó hoy a Castel Gandolfo, la localidad cercana a Roma, histórica residencia veraniega de los pontífices desde 1620, que lo esperaba con impaciencia. Comprendiendo los sentimientos de los vecinos del pueblo, el papa Prevost pidió bajarse del coche para recorrer a pie los últimos metros antes de entrar en los jardines. Luego saludó a la pequeña multitud desde el balcón de Villa Barberini.
Permanecerá allí durante dos semanas, hasta el 20 de julio, y regresará en torno a mediados de agosto, retomando así una tradición secular que había sido interrumpida por Jorge Mario Bergoglio.
La plaza de la Libertad, corazón de Castel Gandolfo, a 20 km de Roma
El pontífice argentino eligió no trasladarse nunca a la localidad de veraneo, como gesto de sobriedad, renunciando de hecho a cualquier periodo vacacional, hasta el punto de transformar el palacio apostólico —la residencia papal— en un museo, y de fundar una granja basada en principios ecológicos dentro de los jardines.
El regreso
Euforia en el pueblo tras la era Bergoglio: “La historia vuelve a su cauce. Castel Gandolfo lleva más de 400 años unido a los papas”
Sin embargo, las propiedades de la Iglesia son muchas, y tras dos visitas de inspección y una reflexión —en la que también se escuchó a los responsables de seguridad—, León XIV decidió alojarse en Villa Barberini, a pocos metros del centro del pueblo. En el Ángelus de hoy en la plaza de San Pedro, el Papa anunció su traslado a la localidad, “para un breve periodo de descanso”, y concluyó deseando a todos “poder pasar un tiempo de vacaciones para retemplar el cuerpo y el espíritu”.
Pero el descanso será solo parcial, ya que hay previstos algunos eventos públicos, como la misa del próximo domingo en la parroquia dedicada al agustino español Tomás de Villanueva, en la plaza del pueblo. Sin las audiencias oficiales, el Pontífice tendrá más tiempo para trabajar en los expedientes más urgentes, como los nombramientos dentro de la Curia (actualmente la mayoría de los cargos siguen en funciones prorrogadas) y también en la redacción de su primera encíclica.
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La gravedad de la situación internacional no permite distracciones: también ayer, durante el Ángelus, León XIV reiteró la posición de la Iglesia: “La paz es un anhelo de todos los pueblos y un grito doloroso de quienes son desgarrados por la guerra. Pedimos al Señor que mueva los corazones e inspire las mentes de los gobernantes, para que sustituyan la violencia de las armas por la búsqueda del diálogo”.
En el pueblo reina la euforia: “Estamos felices —dice don Tadeusz, párroco de San Tomás— porque la historia vuelve a su cauce. Castel Gandolfo lleva más de 400 años unido a los papas, y ellos a nosotros. Los anteriores venían también a trabajar. Es una excelente ocasión para reflexionar. El Papa volverá lleno de ideas y también de amor por los castellanos (los habitantes del pueblo)”.