No ha habido sorpresas en Estrasburgo. Ursula von der Leyen continuará como presidenta de la Comisión Europea. Como era esperado, la moción de censura contra la alemana, promovida por un grupo de eurodiputados de partidos de extrema derecha, ha fracasado ya que la amplia mayoría centrista formada por los grupos de los populares, los socialdemócratas y los liberales han salido en su defensa. Al final, la votación ha quedado en 175 votos a favor, 360 contrarios y 18 abstenciones, muy lejos de los 361 necesarios para que saliese adelante.
Sin embargo, el episodio no ha sido agradable para la alemana, que recibe un aviso serio sobre la desconfianza que despierta para el ala más dura de la extrema derecha de la Cámara, pese a que los populares se hayan alineado con ellos en algunas votaciones durante esta legislatura. Para protegerla, el Partido Popular Europeo (PPE) había llamado a filas a todos sus europarlamentarios para que no fallasen en la votación de hoy. De haber salido adelante, hubiese supuesto una enorme tormenta en Bruselas, ya que habría caído la entera Comisión Europea justo en el momento en que ultima las negociaciones comerciales con Estados Unidos.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este martes en el Parlamento Europeo de Estrasburgo
Apunta a Rusia
Von der Leyen denuncia que es una estrategia de los extremistas para “dividir nuestras instituciones”
Aunque cada eurodiputado votaba de forma individual, también los grupos socialdemócratas y los liberales habían dado instrucciones de votar en contra de la moción de censura. No sin antes haber conseguido algunas concesiones por su parte de cara a las negociaciones del próximo presupuesto multianual de la UE. Según los socialdemócratas, han garantizado la supervivencia del Fondo Social Europeo, y según los liberales han mantenido que los desembolsos de fondos europeos deban ir de la mano con el cumplimiento de los valores europeos.
Hacía más de una década que un líder de la Comisión Europea no afrontaba un voto de confianza. La última vez que sucedió un episodio similar fue en el 2014, cuando Jean-Claude Juncker también superó la votación. En esta ocasión se debe a la petición de algunos partidos ultraderechistas y populistas, que denuncian el secretismo con el que la presidenta negoció la compra de vacunas durante la pandemia con el director ejecutivo de Pfizar, Albert Bourla, en un caso más conocido como el Pfizergate.

El eurodiputado rumano Gheorghe Piperea, el impulsor de la mociónde censura
A estos diputados se les ha unido uno de los jefes de Gobierno de los Veintisiete, el primer ministro húngaro Viktor Orbán, que ha aprovechado el contexto para volver a cargar contra las instituciones comunitarias. “La corrupción es solo la punta del iceberg”, resaltó ayer, denunciando a Von der Leyen como una supuesta promotora de la “migración ilegal”, la “ideología de género” o la “ideología verde sin sentido”. “Señora presidenta, el liderazgo implica responsabilidad. ¡Es hora de irse!”, le dijo.
Para Von der Leyen, todo se trata de “una estrategia extraída directamente del más antiguo manual de extremistas”, que “polariza la sociedad y erosiona la confianza en la democracia”. Así lo indicó en uno de sus más duros discursos dirigiéndose directamente al ultraderechista rumano Gheorghe Piperea, el impulsor de la moción. “Podemos seguir al señor Piperea en su mundo de conspiraciones y supuestas tramas siniestras... o podemos denunciar esto por lo que es: otro intento burdo de dividir nuestras instituciones”, continuó, señalando que intentos están apoyados “por enemigos y por sus titiriteros en Rusia y otras partes”.
Pieperea logró reunir 77 eurodiputados para que su propuesta saliese adelante, incluyendo el del español Alvise Pérez. “La toma de decisiones se ha vuelto opaca y discrecional y hace temer abusos y corrupción. El coste de la burocracia obsesiva de la Unión Europea, como abordar el cambio climático, ha sido enorme”, atacó Piperea en su discurso del lunes en el Parlamento Europeo.
Buena parte de los Verdes y dos tercios de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, el grupo de Hermanos de Italia) también iban a apoyar a la alemana. Pero no todos: los polacos de Ley y Justicia se habían puesto del lado de la ultraderecha, así como los Patriotas por Europa, el grupo de Orbán y de Vox en la Eurocámara.
El debate sobre la moción también sirvió para que los grupos parlamentarios hiciesen una lista de reproches sobre las decisiones de la Comisión Europea. No solo sobre la colaboración comprobada entre el PPE y la extrema derecha, sino también por haber excluido a la Eurocámara de las negociaciones para el nuevo fondo europeo de 150.000 millones de euros para financiar compras conjuntas en defensa o por haber retirado una propuesta de ley para lucha contra el ecopostureo. Von der Leyen y sus comisarios, sin embargo, han superado la prueba.