“No podemos salir a la calle porque continúan los tiroteos. Nos estamos quedando sin agua”, cuenta la La Vanguardia Rim, una vecina de Sueida que prefiere no dar su nombre real, lleva más de una semana escondida en su casa por los combates entre las milicias drusas y las fuerzas afines al gobierno sirio, que han dejado casi un millar de muertos según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
La joven explica por teléfono que, en estos momentos “hay un gran número de cadáveres pudriéndose en el Hospital Nacional de Sueida”. Los enfrentamientos en las calles “impiden que puedan llevarlos a enterrar”, detalla. Según Reuters, el centro médico se encuentra saturado por los heridos de los ataques de las fuerzas gubernamentales, y uno de los médicos aseguró haber recibido más de 400 cuerpos sin vida.
A pesar del alto el fuego declarado este sábado por la mañana por el presidente sirio, Ahmed el Sharaa –con el visto bueno de Estados Unidos e Israel–, la violencia no se detuvo en la provincia de mayoría drusa, una minoría religiosa que representa el 3% de la población del país, y que acusa al nuevo gobierno de Damasco, de corte islamista, de haber lanzado una campaña para exterminarlos.
El principal hospital de la ciudad está saturado de cadáveres y heridos de los bombardeos
El líder sirio ordenó que las fuerzas de seguridad regresarían al enclave para poner fin a la lucha entre milicianos drusos y grupos de beduinos. En un discurso televisado, Sharaa declaró que Siria no será un “campo de pruebas para la partición, la secesión o el enfrentamiento sectario”. Sin embargo, diversos testigos aseguran que entre los soldados del Ejército regular sirio se encuentran combatientes extranjeros y otros hombres vinculados al extremismo islámico.
El presidente también acusó al “intervencionismo israelí” de “llevar al país a una fase peligrosa que amenaza su estabilidad”. El gobierno de Beniamín Netanyahu ha demostrado una gran beligerancia contra el nuevo poder sirio, y ha prometido proteger a la minoría drusa. Tras una gran oleada de ataques aéreos –que alcanzaron, entre otros, las sede del ministerio de Defensa sirio–, Israel ha dado un plazo de 48 horas a Sharaa paran imponer una tregua, sin precisar cuáles serán sus próximas acciones.

Efectos del bombardeo israelí sobre Damasco como respuesta a los últimos ataques registrados al sur del país
Por su parte, el ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, acusó a Damasco de ponerse del lado de los agresores. “En la Siria de Sharaa es muy peligroso pertenecer a una minoría, sea kurda, drusa, alauita o cristiana”, escribió en X.
El enviado estadounidense Tom Barrack se hizo eco de la tregua alcanzada por Siria e Israel. El embajador de EE.UU. en Turquía y enviado especial para Siria, pidió a drusos, beduinos, suníes y otras minorías “construir una nueva identidad siria unificada”. Barrack también declaró en X que se había reunido en Amán con los cancilleres sirio y jordano para acordar medidas concretas que ayuden a aplicar el cese el fuego.
El temor a que la guerra civil se reactive en Siria crece. En marzo, otra oleada masacres en el oeste del país causaron más de 1.700 muertos, en su mayoría de la comunidad alauita a la que pertenecía el antiguo dictador Bashar el Asad, según el OSDH. Un historia que amenaza con repetirse en Sueida, donde el conflicto ha provocado el desplazamiento forzoso de 87.000, según la Organización Internacional para las Migraciones