Desde que Donald Trump lamentó el pasado domingo que Jeffrey Epstein es “un tipo que nunca muere”, con el fin último de que sus adoradores lo enterraran por fin y se olvidaran del difunto depredador sexual (y viejo amigo suyo, por cierto), las cosas no han hecho más que empeorar para el presidente más conspirativo en la historia de Estados Unidos.
Esta semana ocurrió algo inimaginable en el territorio de la realidad alternativa llamado MAGA. Los militantes más fervorosos quemaron gorras con el lema que ha dado fama al trumpismo, eso de hacer grande América de nuevo.
Diversos vídeos difundidos en las redes mostraron imágenes de esas piras simbólicas por la decepción de que su líder quiera dar carpetazo al caso Epstein, que ha sido piedra fundacional de su ideario, al calificarlo como otro montaje de los demócratas.

Imagen de Epstein y Trump, en Londres
¿Esconde algo y es igual de corrupto que los otros? ¿Dónde está la transparencia del que prometió secar la ciénaga? ¿Es posible que no haya caso y que se les engañara por beneficio electoral?
Después de dar alas durante años a la conspiración de que Epstein tenía a la élite progresista en su lista de clientes y de que no se suicidó en una cárcel de Nueva York en el verano del 2019 a la espera de juicio, sino que alguien lo silenció, hace dos semanas, la fiscal general, Pam Bondi, lo negó todo. Fue entonces cuando estalló la guerra civil en el trumpismo.
Bajo asedio y con un Trump enfurecido que incluso calificó de “estúpidos” a sus votantes más genuinos, Bondi pidió el viernes a un tribunal de Nueva York desvelar documentos del gran jurado contra Epstein, solicitud que puede ser larga y muy limitada en el alcance.
El presidente recurrió además al juez para demandar por libelo al The Wall Street Journal , de su mentor Rupert Murdoch, que se atrevió a publicar una obscena carta de felicitación que él supuestamente envió a Epstein, en el 2003, con motivo de su 50 cumpleaños, y que asegura ser falsa.
Pero esta vez no cuela. Aunque algunas figuras del republicanismo (el vicepresidente JD Vance, el speaker Mike Johson o el renegado Elon Musk) salieran en tropel contra la información del Journal , esto no ha apagado el furor de legisladores y fans de Trump respecto al meollo del asunto: la lista y cómo se produjo “en verdad” la muerte del financiero y colega de gente influyente a las que suministraba sexo incluso con mejores.
Esta es una revuelta como nunca se había visto y cuestiona las dos mayores fortalezas de Trump: su capacidad para influir en las narrativas políticas y, sobre todo, su habilidad para posicionarse como un outsider del establishment.
El mandatario republicano ha superado dos procesos políticos ( impeachments ) y cuatro acusaciones penales. Poca broma, una fue por instar un golpe de Estado. También se ha ido de rositas después de ser hallado culpable de 34 cargos penales.
Los seguidores MAGA quemaron gorras trumpistas por enfado en el caso de Jeffrey Epstein
“Todo esto ha sido kriptonita política al revés. Cada escándalo que debía haberlo destruido, lo ha hecho más fuerte”, escribe John Mac Ghlionn en The Hill .
“Pero Jeffrey Epstein puede ser diferente. Por primera vez en su presidencia, Trump no está luchando contra los medios, los demócratas o las cloacas del Estado. Esta vez lucha contra su propia base. Los fieles de MAGA se preguntan si jugó con ellos. Cuando tus creyentes más leales empiezan a llamarte mentiroso, el suelo no solo se mueve, sino que se agrieta”, ha insistido el articulista Ghilionn.
Aunque suene a exageración, no son pocos los expertos que suscriben esta opinión. La brecha de confianza demuestra que si se construye un grupo de seguidores en los círculos marginales de internet, puedes convertirte en partícipe de sus propias obsesiones.
Si bien Trump busca evolucionar en otra línea, este muerto está muy vivo y le señala al intentar desviar la atención.
El senador Dick Durbin, numero dos de los demócratas en la Cámara Alta y miembro del comité judicial, explicó el viernes que recibió información de que Bondi había presionado a numerosos agentes del FBI para revisar miles de papeles relacionados con el delincuente sexual y marcar cualquier mención al presidente.
El fantasma del viejo amigo se ha confabulado con el presidente ruso Vladímir Putin para atormentar al mandatario estadounidense.
La base de MAGA está decepcionada con la decisión de armar a Ucrania. Ferviente admirador de Putin, el cambio de postura de Trump no parece estar inspirado por una nueva estrategia geopolítica. Según consejeros externos de la Casa Blanca citados por The Atlantic , el giro estaría más influenciado por la frustración de que Putin se pase por el forro sus peticiones de paz y, sin la adulación que le rinden otros, lo trate como si fuera un tonto útil. El jefe del Kremlin volvió a bombardear Ucrania tras el anuncio de Trump de enviar armas y amenazar con aranceles del 100% a Rusia si no hay paz en 50 días. Caso omiso.
Así que el control de Trump sobre sus seguidores hace que resulte todavía más extraordinario que su base, hasta ahora incondicional, se oponga a todo, a Oriente Medio, Ucrania, la inmigración y Epstein.
Un sondeo de Gallup indica que el 79% cree positiva la inmigración. La aprobación del presidente en este asunto ha caído al 41%, su peor marca desde que regresó al Gobierno, según una encuesta de Reuters/Ipsos.
La visión negativa se extiende más allá. En una encuesta de la CNN se concluye que seis de cada diez estadounidenses se oponen a la gran ley de rebaja fiscal patrocinada por Trump, mientras que en otra de Associated Press-Nord se afirma que solo uno de cada cuatro reconoce que se ha visto beneficiado por las políticas del presidente. También sigue el desencanto con Joe Biden, puesto que la mitad dice que sus políticas les ha perjudicado más que beneficiado.
La orden de desvelar documentos no aplaca a las bases, también furiosas por dar armas a Ucrania
Hay otro dato elocuente sobre el estado de ánimo. El 69% de los ciudadanos afirmó a Reuters / Ipsos que el gobierno esconde la supuesta lista de clientes de Epstein, mientras que solo el 6% respondió que no. Trump, cazado en su propia trampa.