Putin logra una cita a solas con Trump

Guerra en Europa

Washington insiste en que Moscú y Kyiv deben intercambiar territorios por paz

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Trump insiste en que Rusia y Ucrania deben intercambiar territorios para conseguir la paz

AFP

Alaska siempre será para Rusia parte de su historia. A este orgullo patrio, estos días hay que añadir satisfacción por un objetivo diplomático largamente esperado. Con la cumbre del próximo 15 de agosto entre Vladímir Putin y Donald Trump, en la que discutirán el futuro de Ucrania y algo más, Moscú puede lograr lo que quería: negociar el fin de la guerra solo con Estados Unidos. Además, la parte norteamericana considera que para conseguir una solución en Ucrania, esta deberá ceder territorio.

Desde la Casa Blanca en Washington, Trump dijo ayer que un acuerdo de paz implicará “algún intercambio de territorio”, lo que provocó consternación en Ucrania y en sus socios europeos, que siguen defendiendo su integridad territorial. “Los ucranianos no cederán sus tierras a los ocupantes”, dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el sábado.

Masks of Russia's President Vladimir Putin and US President Donald Trump are displayed for sale in Saint Petersburg on August 7, 2025. The Kremlin said on August 7, 2025 that a milestone summit between Donald Trump and Vladimir Putin to resolve the conflict in Ukraine was set for the

Máscaras de los presidentes de Estados Unidos y de Rusia, Donald Trump y Vladímir Putin, en San Petersburgo

OLGA MALTSEVA / AFP

Trump dice que quiere organizar una reunión entre Putin y Zelenski tras el encuentro de Alaska

El republicano se mostró “un poco contrariado” con Zelenski por negarse a ceder territorios y decir que debe “obtener autorización constitucional” para ello. “¿Tiene la autorización para entrar en guerra y matar a todo el mundo pero necesita una autorización para intercambiar territorios?”, se preguntó retóricamente Trump. “Porque habrá intercambio de territorios”, aseguró. Actualmente, las tropas rusas ocupan aproximadamente el 20 % de Ucrania.

Los medios y analistas de Moscú rechazan que la principal razón para celebrar la cumbre en “el fin del mundo” de Alaska sea, como se ha apuntado en los países occidentales, la orden de detención que la Corte Penal Internacional emitió contra Vladímir Putin en marzo del 2023.

Hay otra razón práctica más aceptada en la capital rusa, y es que Alaska se encuentra muy lejos de Europa. Trump juzgó ayer “muy respetuoso” por parte de su homólogo ruso aceptar viajar a suelo americano. La elección del sitio se entiende en Moscú como una señal a otros países de que serán Rusia y EE.UU. quienes tomen las decisiones para solucionar el conflicto en Ucrania. “Los grandes están diciendo que son ellos quienes deciden”, ha escrito en el canal Telegram Fiódor Lukiánov, director de la revista Russia in Global Affairs .

La cumbre de Alaska se ve en Moscú como una señal a otros de que son Rusia y EE.UU. quienes deciden sobre Ucrania

Los países europeos y Ucrania han protestado por quedar al margen de esta cumbre. Trump hizo ayer un gesto hacia ellos, y aseguró que después podrá haber otro encuentro que incluya a Zelenski, tal vez a tres con la participación de Putin y de él mismo.

“La elección del lugar demuestra que Moscú y Washington tienen una agenda política y económica bilateral. La cuestión ucraniana, aunque sea la más relevante, no es la única y no es la principal”, ha escrito en el electrónico Vzgliad el director científico del Centro sobre Coyuntura Política, Alexéi Chesnakov.

Cuando Yuri Ushakov, consejero de Putin para temas internacionales, anunció el lugar de la reunión, subrayó que en Alaska y en el Ártico se superponen los intereses económicos de Rusia y EE.UU. En Alaska habrá “una conversación sobre la redistribución de esferas de influencia, el equilibrio entre EE.UU., Rusia y China, el futuro del Ártico y la seguridad global. Ucrania aquí no es un tema, sino solo una razón”, ha dicho en el medio conservador Tsargrad el politólogo e historiador Vladímir Ruzhanski.

Alaska tiene, además, una fuerte carga simbólica. Para Moscú es la América rusa que no fue. Como reflejo de eso asoma de vez en cuando una nostalgia nacionalista que no va más allá, pero que recuerda que Rusia se la vendió a EE.UU. en 1867 a cambio de 7,2 millones de dólares en oro.

Esa reivindicación es tímida porque la península norteamericana cambió de manos de forma pacífica . “Rusia cedió ese territorio no por presión militar, sino a un país amigo. El Imperio Ruso había apoyado a las colonias norteamericanas en su lucha por la independencia, y más tarde estuvo del lado de los norteños durante la guerra civil estadounidense”, ha escrito en Vzgliad el poeta y publicista Ígor Karaúlov. EE.UU. recibió tierras ricas en recursos y Rusia, dinero que necesitaba para desarrollar los ferrocarriles.

Mirando al futuro, a Rusia le interesan las relaciones con EE.UU. Ushakov aseguró que el Kremlin espera celebrar una próxima cumbre en territorio ruso, y que Donald Trump ya había recibido la invitación correspondiente. En Moscú se piensa que ese segundo encuentro se podría celebrar en algún lugar del Lejano Oriente ruso, región a la que el Kremlin intenta atraer inversiones desde hace años. La portuaria Vladivostok parece una seria candidata.

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