“Es la dramaturgia previa a la tormenta”, resume a La Vanguardia Huascar Pacheco Ortega, especialista en conflictos sociales de la Universidad Católica de La Paz, para describir la incertidumbre que rodea a las elecciones presidenciales bolivianas. Después de una serie de manifestaciones - la última de ellas, en junio, dejó ocho muertos, incluidos cuatro policías-, la ciudadanía boliviana quiere pasar página. “Muchos esperan que el 17 de agosto marque el inicio de la resolución de todas las crisis actuales”, observa Pacheco.
Sumidos en una grave crisis económica e institucional, cerca de ocho millones de votantes irán este domingo a las urnas. En julio, la inflación alcanzó el 24,9 %, un récord en 34 años, según Bloomberg. La escasez de dólares, el alza de los precios y la falta de combustible acentúan la preocupación. Y, por el momento, hasta el 30 % de los votos siguen indecisos, nulos y en blanco. Dos candidatos apenas superan el 20 % de intención de voto, según los últimos sondeos de Ipsos Ciesmori para el canal Unitel (del 2 al 6 de agosto), lo que hace presagiar una segunda vuelta el 19 de octubre. Para Pacheco, esta reserva de votantes deja abierta la posibilidad de “sorpresas de última hora”, como en 2020, cuando los indecisos votaron en masa al Movimiento al Socialismo (MAS), lo que permitió a Luis Arce, actual presidente, ganar en la primera vuelta.
La desinformación se ha disparado en las redes sociales, y Evo Morales promueve el voto nulo
Pero tras veinte años de gobierno de izquierdas, Bolivia podría dar un giro hacia la derecha. Y a la cabeza de las intenciones de voto, dos rostros conocidos prometen cambios profundos.
Samuel Doria Medina, empresario de centro-derecha, cuenta con un 21,2 % de los votos. Al candidato de la Alianza Unidad le sigue de cerca el expresidente Jorge “Tuto” Quiroga (2001-2002), designado por el partido Libertad y Democracia, que obtiene un 20%. Si en el fondo ambos prometen dejar atrás el modelo económico estatalista del MAS, es en la forma, según el experto, donde se aprecian diferencias entre los candidatos. Medina propone “cambios sin negar los logros del Estado plurinacional”. Quiroga se muestra “más radical”. Y según Pacheco, su pasado como vicepresidente bajo el mandato del exdictador Hugo Banzer Suárez refuerza esta imagen.
La campaña electoral se desarrolla en un mar de noticias falsas en las redes sociales, cuyo uso masivo no tiene precedentes. Como consecuencia de ello, las noticias falsas se han multiplicado, mientras que las clásicas caravanas en los barrios han desaparecido casi por completo.
Evo Morales, expresidente (2006-2019), aunque descalificado, se esfuerza por “desestabilizar” el país y llevar a cabo una campaña de “desinformación” a través de las redes sociales. Fomenta el voto nulo, prometiendo falsamente que una mayoría del 65 % anularía las elecciones. Una afirmación que contradice la Constitución.
Después de 14 años en el poder, el primer presidente indígena de Bolivia tiene dificultades para aceptar su destitución. Acusado de “tráfico de menores” y bajo investigación por terrorismo, Morales sigue teniendo una gran influencia. Desde su bastión del Chapare, difunde regularmente mensajes a sus partidarios a través de su radio local. Según el experto, busca volver al poder “para conservar la imagen de salvador que se ha construido, pero hoy en día gran parte de la sociedad boliviana rechaza esta retórica, cansada de años de tensiones políticas”.
Simpatizantes de Evo Morales custodian la residencia del expresidente en el Trópico de Cochabamba, el pasado 10 de julio
En la izquierda, Andrónico Rodríguez, de 36 años y presidente del Senado, había despertado ciertas esperanzas al inicio de la campaña con un 18 % de intención de voto, pero su popularidad ha caído al 5,5 % en las últimas encuestas. Los analistas explican este descenso por su incapacidad para diferenciarse del MAS y de Evo Morales y la falta de apoyos entre los movimientos populares.
Pacheco considera, sin embargo, que su discurso, que se hace eco del “nacional popular”, más atento a la identidad indígena, podría convencer a una parte importante de los votantes aún indecisos, muchos de ellos partidarios de Morales. Aunque el candidato de la Alianza Popular ocupa hoy en día solo el cuarto o quinto lugar según las encuestas, Huascar Pacheco recuerda que este porcentaje de indecisos aún podría dar una sorpresa de última hora.

