“Estamos todos aquí, y nadie se va a ir”, explica Suhail a La Vanguardia por teléfono desde su casa en el centro de la ciudad de Gaza.
El Ejército israelí anunció la pasada noche el inicio de los preparativos para la operación militar que busca tomar el control de todo el enclave palestino. En la capital de la franja, más de un millón de palestinos deciden si abandonar la ciudad en dirección al sur o quedarse. Israel ha pedido a los residentes que abandonen la capital, así como a los servicios médicos que atienden a heridos en esta parte especialmente castigada por los ataques aéreos. “Todo irá bien”, asegura Suhail, que ya ha sido desplazado al menos en nueve ocasiones desde el inicio de la guerra hace casi dos años.
“Ya hemos comenzado las primeras operaciones y nuestras fuerzas están en los alrededores de Gaza capital”, declaró el portavoz militar, general de brigada Effie Defrin, unas horas antes. En los últimos días, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han intensificado los bombardeos en la Franja, que han causado la muerte de al menos 40 palestinos desde ayer. El comandante definió a Hamas como “una fuerza guerrillera debilitada” y aseguró que el ejército “profundizará el ataque” en Gaza capital, que calificó como “bastión del terrorismo gubernamental y militar” de la organización.
El ministerio del Interior gazatí califica la campaña militar como “un plan criminal”
El gabinete de Beniamin Netanyahu, quien se ha enfrentado a una gran oposición por parte del mando militar y una parte de la sociedad israelí, asegura que esta ofensiva es clave para derrotar a Hamas y rescatar a los 50 rehenes que continúan secuestrado (se estima que sólo 20 de ellos continúan con vida).
Sus aliados más cercanos piden reconsiderar la operación, pero Netanyahu afronta la presión de ministros de ultraderecha que rechazan cualquier alto el fuego temporal y exigen continuar la guerra, incluso con vistas a una anexión del territorio. El mismo día, el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, anunció la aprobación definitiva de un proyecto de asentamiento en Cisjordania ocupada, muy criticado en el exterior, y afirmó que borraba toda perspectiva de un Estado palestino.
En ese sentido, el primer ministro afirmó ayer desde el interior de la franja, que Israel retomará las negociaciones con Hamas a pesar de la nueva campaña militar. “He dado instrucciones para iniciar de inmediato negociaciones para la liberación de todos nuestros rehenes y el fin de la guerra en términos aceptables para Israel”, declaró Netanyahu frente a un grupo de soldados. “Estamos en la fase de toma de decisiones”.
Líbano comienza a desarmar los campos palestinos
El campo de refugiados palestinos de Bourj el Barajne vivió ayer un acto simbólico de entrega de armas por parte de Fatah al Ejército libanés. El gobierno acordó hace unos meses con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, el desarme de estos enclaves. Allí residen la mayoría de palestinos descendientes de los expulsados tras la creación del Estado de Israel en 1948, y hasta ahora estaban controlados por milicias como Fatah, Hamas o la Yihad Islámica. Sin embargo, miembros de estos grupos aseguraron que se trata de “un gesto político” y que “no cambiará la dinámica dentro del campo”. El Estado libanés ha aprobado un gran plan para asumir el monopolio militar en Líbano, y ha ordenado el desarme completo de Hizbulah antes de finales de año. La milicia, que cuenta con mayor armamento que el propio Ejército, se ha opuesto frontalmente a la decisión que, según dicen ellos, está motivada por la presión de Estado Unidos e Israel.
El grupo palestino aprobó esta misma semana una propuesta de alto el fuego enviada por los negociadores egipcios y cataríes, pero a la que Tel Aviv no ha respondido aún formalmente. La propuesta contempla un alto el fuego de 60 días y la liberación de 10 rehenes vivos retenidos en Gaza por milicianos de Hamas, además de 18 cuerpos.
A cambio, Israel liberaría a unos 200 prisioneros palestinos de larga condena. El gobierno israelí ha manifestado que deben ser liberados de una sola vez los 50 rehenes restantes en manos de los milicianos en Gaza. Los responsables israelíes creen que alrededor de 20 de ellos siguen con vida.
La nueva estrategia, ampliamente condenada por la comunidad internacional, también ha implicado la movilización extraordinaria de 60.000 reservistas de las FDI, que se incorporarán a finales de septiembre. El temor a una ofensiva sobre Gaza capital se extiende entre la población y los líderes extranjeros. Israel asegura que dará tiempo a los civiles a abandonar la ciudad antes de avanzar. La única parroquia católica de Gaza, dependiente del Patriarcado Latino de Jerusalén, informó de que algunos barrios cercanos ya recibieron órdenes de evacuación.
El Ministerio del Interior palestino ha condenado el intento de Israel de apoderarse de la ciudad de Gaza y desplazar por la fuerza a cerca de un millón de personas, calificándolo de “plan criminal”. “Esto constituiría una gran catástrofe humanitaria para los 1,2 millones de residentes de la ciudad y desplazados internos”, señaló el ministerio en un comunicado, añadiendo que la comunidad internacional debe actuar para impedir “un crimen de guerra premeditado”.
“Si la ocupación (israelí) continúa con su plan, condenará a todas esas personas a la muerte y al desplazamiento, sin refugio ni lugar adonde ir”, advierte