Con la vorágine diplomática de estos días se podrían estar dando pasos fundamentales hacia un proceso que lleve a una solución a la guerra entre Ucrania y Rusia. Por eso Volodímir Zelenski prefiere pisar sobre seguro. Tras las cumbres organizadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la próxima gran cita debería ser una reunión cara a cara entre el presidente ucraniano y el jefe del Kremlin, Vladímir Putin. Pero antes, Zelenski quiere tener bien atada la principal cuestión que preocupa a los ucranianos: las garantías de seguridad que eviten un conflicto similar en el futuro.
Ucrania está ahora esperando el resumen de esas garantías de los países occidentales, declaró Zelenski el miércoles en un encuentro informativo cuyo contenido se dio a conocer ayer. El presidente ucraniano quiere estudiar “la arquitectura de las garantías de seguridad en un plazo de siete a diez días”, explicó. Después ya se podrá celebrar una reunión cara a cara entre él y Putin.
Zelenski rechaza que uno de los garantes de la seguridad de Ucrania sea China, como propone Rusia
Tras dicho plazo, “deberíamos tener una reunión bilateral en una semana o dos”. Ese es el tiempo del que había hablado Donald Trump, tras la reunión que mantuvo el lunes en la Casa Blanca con el propio Zelenski y un grupo de líderes europeos. Tres días antes, Trump recibió a Putin en Alaska, en un histórico encuentro con el que se aceleró la vía diplomática para poner fin a una guerra que dura ya tres años y medio.
Putin habría aceptado ese esquema de trabajo en una conversación telefónica que mantuvo el mismo lunes con Trump. Pero luego Moscú ha ido rebajando las expectativas de que esa reunión se vaya a celebrar de forma tan rápida. “Cualquier contacto que involucre a jefes de Estado debe prepararse minuciosamente”, dijo el martes el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.
Moscú sostiene que la reunión entre Putin y Zelenski debe ser el último paso para firmar un pacto definitivo, cuando se haya hecho un trabajo previo y se hayan alcanzado acuerdos concretos. Zelenski afirmó que esa posible reunión podría producirse en un país europeo neutral, como Suiza, Austria o Turquía. Lavrov criticó ayer esas prisas y calificó de “efectista” su actitud por intentar sustituir el arduo trabajo diplomático para alcanzar un arreglo duradero por una cumbre prematura.
“Nuestro presidente ha dicho en repetidas ocasiones que está dispuesto a reunirse con el señor Zelenski” cuando “todas las cuestiones que requieren consideración al más alto nivel estén bien desarrolladas y los expertos y ministros preparen las recomendaciones pertinentes”, dijo Lavrov.
El ministro ruso señaló que una de esas cuestiones es la autoridad de Zelenski para firmar un acuerdo de paz. Putin ha puesto varias veces en duda la legitimidad del líder ucraniano, alegando que su presidencia expiró en mayo de 2024 y que se deberían haber celebrado elecciones, sin tener en cuenta que la guerra y la ley marcial lo impiden. Kyiv sostiene que Volodímir Zelenski sigue siendo el presidente legítimo de Ucrania.
Desde Estados Unidos su vicepresidente, J.D. Vance, confirmaba que las actuales negociaciones se centran en las garantías de seguridad que quiere Kyiv y en el territorio que quiere Moscú. Dos problemas no resueltos, “muy simples, pero en cierto sentido muy complejos”, dijo Vance el miércoles en el canal Fox News, durante una intervención en el programa The Ingraham Angle. Ucrania “quiere estar segura de que su integridad territorial se mantendrá durante muchos años”, explicó. Y Rusia quiere “ciertas áreas del territorio”, la mayoría de las cuales controla, pero parte de las cuales no.
Según ha transcendido, la pretensión de Putin es que las tropas ucranianas se retiren de la provincia de Donetsk para terminar de controlar toda la región minera del Donbass. La otra provincia que forma parte de esta región, Luhansk, la ocupan las fuerzas rusas casi al 100 %. A cambio, Moscú congelaría la línea del frente en Jersón y Zaporiyia y entregaría las zonas que domina en las provincias de Sumi y Járkiv.
Rusia golpea el oeste de Ucrania, en su mayor ataque aéreo de agosto
A pesar de la intensa actividad diplomática, Rusia y Ucrania siguen bombardeando territorio enemigo. En la noche del miércoles al jueves, el ejército ruso lanzó su mayor ataque aéreo del mes y los drones ucranianos alcanzaron una zona industrial en el sur de Rusia. “El ejército ruso estableció uno de sus disparatados récords, atacando empresas civiles e inmuebles residenciales”, denunció el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Las autoridades ucranianas contabilizaron 574 drones y 40 misiles rusos, e informaron de un muerto en la ciudad occidental de Lviv y al menos 18 heridos en total. El ataque llegó hasta Transcarpatia, la provincia ucraniana más alejada del frente, en la frontera con Hungría y Eslovaquia. En la ciudad de de Mukáchevo los misiles rusos destruyeron los almacenes de una empresa estadounidense. Esta fabrica “artículos para la vida cotidiana, como máquinas de café”, deploró Zelenski.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia informó de haber interceptado “49 drones ucranianos”. En la zona industrial de Novoshajtinsk se declaró un incendio. En esa ciudad del óblast de Rostov hay una importante refinería de petróleo. Los drones ucranianos también dejaron sin electricidad varias poblaciones del óblast de Vorónezh.
La posición actual de Ucrania sería aceptar que se congelen los frentes de batalla, pero sin entregar territorio. Y aunque de facto las zonas ocupadas quedarían bajo control ruso, de iure la comunidad internacional tendría que seguir considerándolas ucranianas.
Zelenski también cuida el camino diplomático hacia una posible paz eligiendo a los países garantes de la seguridad de Ucrania. En este sentido, descartó a China, como había propuesto Rusia. Y lo argumentó diciendo que Pekín “no ayudó” a detener la guerra en 2022, y antes “no hizo nada” cuando Moscú se anexionó la península de Crimea, en 2014.
Pero si Ucrania no se fía de los países próximos a Rusia, esta se fía menos de los aliados de Kyiv. Rusia cree que una de las “causas profundas” del conflicto es la expansión de la OTAN hacia el este. Por eso rechaza la mayoría de los planes que han planteado en los últimos meses europeos y estadounidenses, en especial que en el futuro se desplieguen soldados de países de la Alianza en el país vecino. Lavrov advirtió ayer que el emplazamiento de contingentes militares europeos en Ucrania sería “inaceptable” para Moscú.
