Abrego García es detenido otra vez y afronta ser enviado a Uganda

Deportaciones en EE.UU.

Una jueza para el proceso hasta escuchar al inmigrante sobre esa deportación

Abrego García es detenido otra vez y afronta ser enviado a Uganda
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El salvadoreño Abrego García, detenido en Inmigración, se arriesga a su expulsión a Uganda

AP

El ciudadano salvadoreño Kilmar Abrego García, cuyo nombre ya es para muchos un grito de protesta contra el despotismo del Gobierno de Donald Trump, vuelve a estar detenido.

Su rumbo era incierto. Sus abogados cuentan, en principio, con un par de días para litigar. La Casa Blanca mostró su interés en deportarlo a Uganda, pero una jueza frenó el proceso hasta que el inmigrante responda a ese plan de enviarlo a África.

Su caso se remonta al pasado marzo, cuando fue deportado por error, como reconoció el Gobierno. El Departamento de Justicia despidió luego al letrado, que aceptó la equivocación.

El salvadoreño Abrego García, detenido en Inmigración, se arriesga a su expulsión a Uganda

Kilmar Abrego García llega a las dependencias del ICE en Baltimore arropado por su familia y numerosas personas que están a su lado 

SHAWN THEW / EFE

Pese a tener un salvoconducto de protección, lo enviaron a un presidio en su país de origen, en una primera remesa de indocumentados expulsados de EE.UU., entre los que supuestamente solo había delincuentes.

Abrego García, acompañado por su esposa, Jennifer Vasquez Sura (tienen tres hijos), y su hermano César, compareció este lunes en las oficinas de la Agencia de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) en Baltimore (Maryland), tal como estaba previsto para darle la libertad. Era una citación para una entrevista, que recibió una vez que la semana pasada volvió a reunirse con los suyos tras 160 días alejado de ellos. Desde junio estuvo en una cárcel de Tennessee.

“Pase lo que pase aquí, prometed que vais a seguir luchando, orando, creyendo en la libertad y dignidad, no solo por mí, sino por todos”, se dirigió Abrego García a la multitud que le acompañó y le arropó.

Su abogado, Simon Sandoval-Moshenberg, salió pocos minutos después para comunicar que Abrego García había sido detenido de nuevo. Hubo un ¡buuu! general y gritos de “¡qué vergüenza!” entre los allí reunidos.

Kristi Noem, secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, emitió un comunicado en el que informó de que la policía estaba procesando a Abrego García para su deportación. No especificó dónde pensaban enviarlo, pero sí que insistió en vilipendiar al vecino de Maryland con acusaciones (miembro de la banda MS-13, traficante de seres humanos, abusador doméstico y depredador infantil), todas ellas sin prueba alguna y planteadas una vez que se vieron en la obligación de hacerlo volver a EE.UU.

Una de las imputaciones parte de unos supuestos tatuajes que Abrego García no tiene, si bien corrieron imágenes realizadas con inteligencia artificial y que Trump dio por buenas.

Sus abogados dicen que las acusaciones son un montaje de venganza. Aunque le propusieron deportarlo a Costa Rica si aceptaba su culpa, Abrego García no quiso aceptar esos cargos.

Debería disponer de un plazo de gracia de dos días laborables antes de ser deportado bajo una orden dictada el pasado mayo por el juez federal principal en Maryland. Esa orden paraliza 48 horas cualquier orden después de que presentara una petición de habeas corpus. Es lo que hicieron este lunes sus abogados para impedir la deportación a Uganda. La solicitud subrayó que no ha tenido la oportunidad de “expresar miedo a persecución y tortura” en ese país de África.

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