Decenas de embarcaciones han zarpado hoy de Barcelona con rumbo al Mediterráneo oriental. Su objetivo es romper el bloqueo naval que Israel mantiene en Gaza desde el 2007. El Moll de la Fusta ha vuelto a ser una fiesta de los activistas de la Global Sumud Flotilla, entusiastas que creen que para abrir un corredor humanitario no hay otra alternativa que desafiar a la armada israelí.

Activistas ondean banderas palestinas antes de la salida de la flotilla desde Barcelona
De Génova salieron varias embarcaciones más y el próximo día 4 lo harán de Sicilia y Túnez. De Grecia zarparán poco después. La flotilla, que entonces estará formada por medio centenar de barcos, se concentrará para intentar superar el bloqueo.

Activistas en el puerto de Barcelona
Delegaciones de 44 países apoyan esta iniciativa civil que es la más importante que se ha llevado a cabo para romper el cerco marítimo de Gaza.
Las embarcaciones tienen entre doce y veinte metros de eslora. En las bodegas llevan alimentos y medicamentos para la población de la franja que han sido donados por la sociedad civil. La carga es simbólica y, en parte, también lo es la misión.

La Global Sumud Flotilla ha partido de Barcelona a Gaza con 22 barcos y más de 300 personas
Aunque romper el bloqueo es muy difícil, mantener alta la conciencia sobre el hambre y el sufrimiento en la franja es fácil. Ponerlo de relieve presiona a los gobiernos occidentales para que reconozcan a Palestina y sancionen a Israel.
Barcelona ya ha tomado partido. En mayo rompió las relaciones comerciales con Israel y el acuerdo de amistad con Tel Aviv que se mantenía desde 1998 en protesta por la ocupación y destrucción de Gaza, así por el menoscabo a los derechos del pueblo palestino. Son las mismas razones que la Generalitat esgrimió para cerrar, también el pasado mes de mayo, la oficina de acción exterior en Tel Aviv.

El actor y activista Willy Toledo (i), en el puerto de Barcelona este domingo
La ex alcaldesa Ada Colau forma parte de la flotilla de Barcelona. Firme defensora del derecho a la autodeterminación de Palestina, suspendió en el 2023 las relaciones con Tel Aviv, decisión que su sucesor, Jaume Collboni, revertió. Meses después, sin embargo, el propio Collboni volvió a romper los lazos.
Barcelona es hoy una de las ciudades más comprometidas con Palestina. El Ayuntamiento se ha ofrecido para ayudar a la gestión de los municipios de Cisjordania y, llegada la oportunidad, poder hacer lo mismo en Gaza. Para ello ha sumado un distrito más a los diez que tiene la ciudad. Este onceavo está dotado con un millón de euros. Los alcaldes de Ramallah y Belén han mostrado su agradecimiento y han enviado mensajes de apoyo a la flotilla.

La exalcadesa de Barcelona, Ada Colau, viajará en la flotilla
Esta reacción contrasta con el silencio de la Autoridad Palestina, que se mantiene al margen de los esfuerzos de la comunidad internacional para llevar ayuda humanitaria a Gaza. Sus dirigentes callan sobre el alambra de un equilibrio más que incierto. Aunque deploren a Israel, han de mantener los canales abiertos. La ocupación militar de su territorio implica un sometimiento, obediencia necesaria para sostener los servicios esenciales y la frontera abierta con Jordania. Esta colaboración ha hundido su popularidad y reforzado el liderazgo de Hamas.
El silencio de los líderes de la Al Fatah, principal organización política de la Autoridad Palestina, es similar al que mantienen las principales capitales árabes. La denuncia a Israel por las atrocidades a las que somete a la población palestina no se traduce en una presión diplomática efectiva.

Voluntarios cargan el material en los barcos que forman parte de la flotilla
Iniciativas como la flotilla de Barcelona no encajan con su estrategia de perfil bajo. Arabia Saudí y los Emiratos, por ejemplo, quieren establecer relaciones comerciales con Israel y este objetivo exige prudencia.
Egipto también recela de la flotilla. Teme que las consecuencias no serán buenas. Su papel en la mediación entre Israel y Hamas es crucial. Por El Cairo y Doha, capital de Qatar, pasan los hilos de las conversaciones para un alto el fuego. La Global Sumud Flotilla puede romper esta fragilísima red de contactos, según ha reconocido una fuente diplomática egipcia a la agencia EFE. La iniciativa humanitaria “podría convertirse en una bomba de relojería en la frontera”, ha advertido.
Egipto tiene una frontera terrestre con Gaza en la que aguardan cientos de camiones cargados con ayuda humanitaria. Israel limita su entrada porque, como ha denunciado la ONU, ha hecho del hambre un arma de guerra.
Ada Colau: “Somos conscientes del riesgo” porque “Israel es un estado genocida y criminal”
Los activistas que forman parte de la flotilla, cansados de tanta prudencia, están dispuestos a arriesgar sus vidas. “Somos conscientes de los riesgos”, reconoce Ada Colau.
Durante dos días ella y el resto de los trescientos participantes se han preparado a conciencia. Aunque su esperanza es romper el bloqueo, saben que lo más probable es que la armada israelí los intercepte y se han preparado para que, en el momento del abordaje, no haya ninguna provocación que pueda desencadenar una tragedia. Colau admite que puede suceder porque Israel es “un estado genocida y criminal”.
La Flobal Sumud Flotilla destaca la valentía de los activistas frente a la “cobardía de los gobiernos europeos”. Todos los integrantes asumen el peligro de la detención en alta mar, el traslado a un puerto israelí y la deportación a sus países de origen.
De la reacción israelí depende también el éxito de la misión. Si parece improbable que alguna embarcación logre llegar a Gaza, es posible que la flotilla sea atacada durante la travesía y que, una vez detenidos, sus integrantes sean maltratados.
Greta Thunberg alerta de los ataques y sabotajes que puede sufrir la misión en alta mar
Greta Thunberg, líder mediática de la expedición, alerta de que otras expediciones han sufrido tanto los ataques como los maltratos. “Cuando estamos en puerto, montamos guardia para impedir que agentes israelíes saboteen las embarcaciones. Ha sucedido que han atado las hélices con cuerdas para romper el eje cuando el motor se pone en marcha y que han contaminado con ácido los depósitos de agua potable”.
Thunberg también alerta de que los comandos israelíes que abordan las embarcaciones “pueden colocar cuchillos y otras armas” para justificar una acción violenta contra los activistas. Es lo que parece que sucedió en el 2010 con el Mavi Marmara, un crucero turco, buque insignia de una flotilla de seis navíos con 600 activistas y 40 periodistas. Fue asaltado en aguas internacionales camino de Gaza. Diez personas murieron y una cincuentena resultaron heridas de bala.

Los activistas Saif Abukeshek y Greta Thunberg antes de su partida con otros activistas en la Flotilla Global Sumud,
La Global Sumud Flotilla asegura que la misión es legal porque Gaza es un territorio ocupado y sometido a un bloqueo inhumano. Si Israel intercepta a las embarcaciones en alta mar, como ha hecho hasta ahora, cometerá “un acto de piratería”, asegura una de sus portavoces.
Esta es el cuarto intento este año para romper el bloqueo. El Conscience le intentó en mayo, pero fue atacado con drones al salir de Malta y sus motores se incendiaron. El Madleen zarpó en mayo y fue interceptado en aguas internacionales, a unas 40 millas náuticas de la costa gazatí. El Handala lo intentó en julio y corrió la misma suerte.
Desde el inicio del bloqueo en el 2007, ha habido 37 intentos de romperlo. La posición internacional de Israel y es hoy más débil que nunca, como se pondrá de relieve el próximo 9 de septiembre cuando se inaugure la Asamblea General de Naciones Unidas, cita anual de los buenos propósitos y las denuncias morales, foro en el que el sur global tiene una clara mayoría.
Ese día, 9 de septiembre, la flotilla estará muy cerca de Gaza. La debilidad de Israel y la resonancia de la Asamblea General de la ONU puede hinchar sus velas.