De tratarse de una película, habría sonado una banda sonora de suspense. Los niños ya estaban en la pista, subiendo a los aviones, cuando una juez federal bloqueó temporalmente la deportación de decenas de menores de edad guatemaltecos.
La juez impuso la medida de que la administración Trump le ofrezca garantías de que esos niños y adolescentes permanecerán en refugios mientras se resuelva el asunto.
La orden del tribunal afecta a unos 600 menores no acompañados, de edades comprendidas entre los 10 y los 17 años. En el momento de la audiencia judicial, esos jóvenes se hallaban en aviones en El Paso y en Harlingen, en Texas. Drew Ensign, que representó al Departamento de Justicia, sostuvo que la agencia no era consciente de la orden inicial bloqueando el operativo y por eso se procedió a meter a los niños en los aviones. Horas después, los abogados confirmaron la noche del domingo que los menores fueron evacuados y se encontraban en centros de acogida.
La juez Sparkle L. Sooknanan, del tribunal estadounidense para el Distrito de Columbia, dijo que el domingo supo por los reclamantes que el Gobierno procedía a meter a los menores en los aviones, a pesar de que había dictado ya una orden con la que paralizaba esa operación.
Los juzgados se ven obligados a actuar a toda prisa ante el arrebato deportador del Gobierno
“Veo que tenemos al Gobierno intentando sacar a menores del país en las primeras horas de la mañana durante un fin de semana festivo”, remarcó la juez en la audiencia posterior. “Eso es sorprendente”, lamentó.
Desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, los juzgados se han visto obligados a actuar a toda prisa, en decisiones de último minuto, para frenar el arrebato deportador de un gobierno al que los procedimientos legales parece que le preocupan poco o nada.
Los abogados de los menores argumentaron que afrontarían peligros si eran devueltos a Guatemala y, tomando esa iniciativa, denegaba el proceso judicial reconocido por la ley. También recalcaron que la Casa Blanca ignoró la protección especial que se concedió a estos niños al cruzar la frontera en solitario, sin padres o tutores.
En reacción al revuelo, el presidente guatemalteco, Bernardo Arévalo, aseguró ayer que el país centroamericano está preparado y dispuesto a recibir a esos menores. “Hemos estado en coordinación con Estados Unidos, pero la decisión del envío, el número y el ritmo que van a enviar es una decisión del Gobierno norteamericano y en estos momentos hay una disputa judicial”, explicó Arévalo.