Decenas de miles de reservistas israelíes comenzaron a presentarse al servicio ayer ante una nueva ofensiva en el centro de la franja de Gaza que el primer ministro Beniamin Netanyahu quiere acelerar. Todo ello a pesar de las advertencias de los altos mandos, quienes creen que la nueva campaña podría poner en riesgo la vida de los 20 rehenes que aún quedan con vida dentro del enclave.
Netanyahu plantea esta nueva estrategia como un asalto final contra Hamas y una forma de presionar para poner punto y final a una guerra que se acerca a su segundo aniversario. Se trata de la mayor llamada a filas desde el inicio del conflicto.
Israel ya controla el 75% del enclave palestino, cuyos ciudadanos han sufrido múltiples desplazamientos forzosos. Esta ofensiva terrestre tiene como objetivo la capital, Ciudad de Gaza, donde se calcula que viven aproximadamente un millón de personas, castigadas sin descanso por los bombardeos de la aviación israelí.
Las autoridades de la franja registraron un récord de 13 muertos por hambruna en la jornada de ayer
El enquistado conflicto pone a prueba al las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que necesitan muchos más soldados para tomar el control del núcleo de la franja. La Radio del Ejército israelí informó ayer que unos 60.000 reservistas deben presentarse al servicio.
El diario Haaretz explicaba que 15.000 de estos hombres y mujeres (en Israel el servicio militar es universal) deberán presentarse esta misma semana, formando cinco brigadas de reserva, mientras que los 45.000 restantes serían llamados en fases a lo largo de los días siguientes.
Cada uno de estos soldados deberá servir por tres meses, con un mes más de prórroga en caso de que sea necesario. Muchos ya han combatido en diferentes periodos desde el ataque de Hamas del 7 de octubre del 2023, mientras que a otros, actualmente en servicio, se les prolongó la misión 40 días adicionales.
La cúpula militar israelí muestra reticencias al plan de Netanyahu, y numerosos altos oficiales han alertado de que muchos reservistas podrían negarse a presentarse al servicio, frustrados por los largos periodos sobre terreno, los efectos psicológicos y por la presión económica.

Un carro de combate Mérkava, junto a maquinaria militar, este martes junto a la valla de Gaza
El mismo jefe del Estado Mayor, el teniente general Eyal Zamir, intentó en repetidas ocasiones convencer al liderazgo político de evitar una movilización masiva y en su lugar recurrir a incursiones en Gaza, pero el Gobierno rechazó su postura, según Haaretz.
El grupo de militares Soldiers for the Hostages (“Soldados por los rehenes”) ofreció una rueda de prensa ayer para anunciar que sus miembros se negarán a acudir al servicio de reserva, calificando la operación prevista en Ciudad de Gaza de “claramente ilegal”. Aún no está claro cuántos reservistas seguirán el llamamiento del grupo.
La sociedad israelí tampoco ha recibido de buen grado la noticia de la ofensiva, y en las últimas semanas las protestas para el fin de la guerra y el regreso de los rehenes se han extendido por todo el país. Además, grandes sectores de la comunidad ultraortodoxa, con representación parlamentaria en la Kneset (Parlamento israelí) se oponen a cumplir con el servicio militar.
Mientras tanto, la población civil en Gaza continúa bajo un bloqueo de gran parte de la ayuda humanitaria e intensos ataques diarios. El Ministerio de Salud local registró un récord de trece muertes, incluidos tres niños, “debido a hambre y desnutrición en las últimas 24 horas”, lo que eleva el total de muertes relacionadas con el hambre a 361, de las cuales 130 corresponden a niños. Al menos 89 palestinos murieron en ataques israelíes en toda Gaza desde el amanecer, incluidos 42 en la capital, según la cadena catarí Al Yazira.
El jefe de la Oficina de Medios del Gobierno de Gaza, Ismail el Zawabta, advirtió de que la situación “catastrófica” en la franja de Gaza es una consecuencia directa de las acciones de Israel, que la comunidad internacional tiene la “obligación legal y moral” de detener. El número total de muertos ya supera los 63.000, certifica la autoridad de la franja