Nueve mujeres –más un hombre, hermano de la difunta Virginia Giuffre– comparecieron este miércoles en la escalinata del Capitolio en Washington para ofrecer el testimonio de las atrocidades que vivieron como víctimas del depredador sexual Jeffrey Epstein y sus poderosos amigos.
Chauntie Davies aspiraba a ser actriz y conoció a Ghisliane Maxwell, la reclutadora y cómplice del financiero. “Él era demasiado poderoso, y yo era una más de las mujeres atrapadas en su órbita”, recalcó. “Fui a un viaje a África con el expresidente Bill Clinton y otras notables figuras” afirmó. “Epstein se jactaba de sus poderosos amigos, incluido nuestro actual presidente Donald Trump. Era su principal alarde”, añadió.
“Tenía solo 14 años cuando conocí a Jeffrey”, se arrancó casi con lágrimas Marina Lacerda, de familia procedente de Brasil, una de las visitantes de la mansión del financiero en el Upper East de Manhattan. Estaba en el bachillerato y en verano desempeñaba tres trabajos para ayudar a su madre y su hermana. “Un amigo del vecindario me dijo que podía ganar 300 dólares si le hacía un mansaje a otra persona. Fui a un trabajo de ensueño y se convirtió en mi peor pesadilla”, confesó.
Las otras voces estuvieron en una línea similar, adolescentes engañadas y presionadas, amenazadas incluso, perseguidas. Hoy mujeres, en su comparencia no buscaron despertar compasión, sino que las escuchen en su petición de transparencia total y que salgan a la luz los verdaderos documentos del caso y los nombres de los que junto a Epstein y Maxwell –se hacen cruces que Trump la haya enviado a una cárcel que es como “un campo de vacaciones–, las sometieron sexualmente.
Acompañados por los legisladores Ro Khanna (demócrata) y los republicanos Thomas Massie y Marjorie Taylor Grenee, estas mujeres aparecieron ante la prensa pocas horas después de que una comisión de supervisión del Congreso, controlada por conservadores trumpistas, trataron de evitar la petición bipartidista de reclamar todos los archivos sacando a la luz más de 33.000 páginas del sumario que, en verdad, son material ya conocido y difundido previamente.
Lisa Phillips lanzó la amenaza de que las víctimas “estamos compilando los nombres de los que regularmente estaban en el mundo Epstein, sabemos los nombres, muchas fuimos abusadas por ellos”.
Haley Robson se definió votante republicana. “Esto no es un montaje, somos seres humanos reales; es un trauma real”, respondió a la acusación de Trump de que esto es falso.
Solo minutos después de la respuesta de Hobson, el presidente insistió: “Los documentos de Epstein son un montaje de los demócratas que nunca acaba. Les hemos dado miles de papeles, y siguen pidiendo más y más. Solo quieren que la gente hable de un caso irrelevante y no de nuestro éxito..., he acabado nueve guerras y hablan de Epstein”. Víctimas una vez, víctimas de nuevo.