Europa y la OTAN han vivido una jornada de vértigo histórico, en la que la alarma derivó en temor a una escalada bélica en el continente. Durante la noche del martes al miércoles, Polonia derribó drones rusos que entraron en su cielo durante un ataque aéreo ruso contra Ucrania, en una “violación sin precedentes del espacio aéreo polaco”, según dijeron las fuerzas armadas del país, que lo calificaron de “acto de agresión que supone una amenaza real para la seguridad de nuestros ciudadanos”.
Es la primera vez que un país miembro de la Alianza Atlántica se enfrenta de modo directo a armamento ruso en su espacio aéreo desde que Vladímir Putin lanzó la invasión a gran escala de Ucrania en febrero del 2022 y comenzó la guerra abierta.
La operación en cielo de Polonia implicó a cazas neerlandeses, aviones de vigilancia italianos y antiaéreos Patriot alemanes
El radar detectó varios de estos aparatos voladores no tripulados –según el ejército polaco, hubo en total 19 incursiones en su espacio aéreo durante la noche–, y la Fuerza Aérea polaca utilizó sus aviones de combate F-16 y defensa antiaérea para neutralizarlos. La operación nocturna incluyó apoyo de cazas F-35 neerlandeses, aviones de vigilancia AWACS italianos, y aviones de reabastecimiento en vuelo operados conjuntamente por la OTAN, además de sistemas de defensa antiaérea Patriot de Alemania.
Los primeros drones fueron detectados hacia las 23.30 horas del martes y el último en torno a las 6.30 horas del miércoles. El operativo duró toda la noche y se dio por concluido a las ocho de la mañana del miércoles (hora peninsular española).
El primer ministro polaco, Donald Tusk, en una decisión tomada junto al presidente, Karol Nawrocki, invocó entonces el artículo 4 del tratado de la Alianza Atlántica, que prevé consultas entre los países miembros cuando se considere que está amenazada “la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes”.
Altos mandos militares de Polonia en la reunión extraordinaria del Gobierno del primer ministro Donald Tusk el 10 de septiembre en Varsovia
En Varsovia antes de una reunión extraordinaria del Gobierno con mandos militares, Tusk fue taxativo: “Lo más probable es que estemos ante una provocación a gran escala. Estamos listos para repeler tales provocaciones; la situación es grave y nadie duda de que debemos prepararnos para diversos escenarios”.
Según el líder polaco, la situación es “significativamente más peligrosa que todas las anteriores” (ya había habido casos de drones rusos en Polonia) y la perspectiva de un conflicto militar está “más cerca que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial”.
Putin tantea las costuras de la OTAN
Moscú dice que los drones iban dirigidos contra Ucrania y acusa a Varsovia de propagar “mitos” para “agravar” la guerra
Según especialistas de doctrina militar, Vladímir Putin tantea sistemáticamente las costuras de la OTAN para testar la respuesta. El miércoles, el Kremlin eludió comentar lo sucedido con los drones –“no es responsabilidad nuestra, es prerrogativa del Ministerio de Defensa”, dijo sin pestañear en Moscú su portavoz, Dimitri Peskov–, y el Ministerio aludido dijo luego que los drones iban a Ucrania y que “no había intención de atacar objetivos en territorio polaco”.
El Ministerio de Exteriores ruso –cartera que ostenta Serguéi Lavrov– acusó entonces a Polonia de propagar “mitos” para “agravar” el conflicto en Ucrania. Su homólogo polaco, Radoslaw Sikorski, dijo que no tiene “ninguna duda de que el hecho no fue accidental”, porque fueron 19 incursiones, un número no atribuible a mal funcionamiento técnico.
Servicios de emergencia rastreando la zona donde cayó un dron ruso en la ciudad de Wohyn, en el este de Polonia, el 10 de septiembre
Antes de eso, Bielorrusia, país fronterizo con Polonia y principal socio de Vladímir Putin en la región, ya se había apresurado a dar explicaciones. Su jefe del Estado Mayor, el general Pavel Muraveiko, aseguró en un comunicado que Bielorrusia había derribado varios drones que se extraviaron por interferencias electrónicas durante un intercambio de ataques entre Rusia y Ucrania, y que Minsk había informado a Polonia y Lituania de que algunos se aproximaban a la frontera.
Durante la operación de neutralización en Polonia y en las primeras horas de la mañana del miércoles, las autoridades polacas instaron a los ciudadanos de las regiones fronterizas de Podlaquia, Masovia y Lublin (en Masovia, que solo es fronteriza por un pequeño extremo se ubica Varsovia) a quedarse en casa y resguardarse. Las fuerzas de seguridad localizaron luego siete drones –se desconoce aún si eran señuelos o contenían carga explosiva- y “restos de misiles de origen desconocido”, informó el Ministerio del Interior. Uno de los drones dañó el tejado de una casa de Wyryki-Wola, una aldea de de Lublin, sin causar heridos.
También hubo que cerrar temporalmente cuatro aeropuertos –Modlin, Lublin, Rzeszów y Varsovia-Chopin–, pero reabrieron durante la mañana. “El cierre no se debió a la amenaza de un ataque, sino a las necesidades operativas de nuestros pilotos”, subrayó Tusk.
Durante estos tres años y medio de guerra, países limítrofes con Ucrania han informado de la entrada ocasional de misiles o drones rusos en su espacio aéreo, pero no a gran escala, y no se tiene constancia de que los hayan derribado. También en la madrugada del martes al miércoles, Rumanía desplegó dos cazas F-16 al detectar drones rusos en Ucrania muy cerca de su espacio aéreo, pero no hubo intrusión y las aeronaves rumanas regresaron a su base. En noviembre del 2022, el impacto en un pueblo fronterizo polaco de un misil de fabricación rusa mató a dos personas; el misil resultó ser ucraniano.

