El papa León XIV expresó este domingo la solidaridad de la Iglesia católica con el pueblo de la Franja de Gaza, a la que definió como una “tierra martirizada”, y advirtió de que “no hay futuro basado en la violencia, el exilio forzado ni la venganza”. Sus palabras, pronunciadas tras el rezo del Ángelus ante la plaza de San Pedro abarrotada de fieles, coinciden con la intensificación de las operaciones militares de Israel en el enclave palestino, devastado después de casi dos años de guerra.
“Con todos vosotros y los pastores de las iglesias de Tierra Santa, repito: no hay futuro en la violencia, el exilio forzado ni la venganza. Los pueblos necesitan paz, y quienes la aman de verdad trabajan por ella”, señaló el Pontífice, nacido en Estados Unidos y de origen peruano. Asimismo, agradeció públicamente a las asociaciones católicas y entidades humanitarias que mantienen la ayuda en Gaza, “una muestra de solidaridad con nuestros hermanos y hermanas que sufren en esa tierra martirizada”.

Personas sostienen una pancarta con la leyenda “Paz para Gaza”
No es la primera vez que León XIV dedica un mensaje expreso a la situación en Palestina. El pasado miércoles, en una audiencia general en el Vaticano, manifestó su “profunda solidaridad” con la población de Gaza, “que sigue viviendo con miedo, en condiciones inaceptables y obligada por la fuerza a abandonar sus tierras”. Entonces, el Papa hizo un llamamiento directo para que se produzca “un alto el fuego, la liberación de los rehenes, una solución diplomática negociada y el pleno respeto del derecho internacional humanitario”.

Fieles sosteniendo una pancarta con la leyenda “Paz para Gaza” durante el rezo del Ángelus
Horas antes del Ángelus, durante la misa en la parroquia de Santa Anta, el Papa lamentó que “pueblos enteros se ven hoy aplastados por la violencia y, más aún, por una indiferencia desvergonzada que los abandona a un destino de miseria”. Reivindicó además que la Iglesia debe alzar la voz “para anunciar que Jesús es el Salvador del mundo y que nadie debe ser abandonado al mal”.
León XIV insistió también en su homilía en la necesidad de un uso ético de los recursos y denunció la tentación de “transformar la riqueza en armas que destruyen a los pueblos o en monopolios que humillan a los trabajadores”. Posteriormente, en su mensaje dominical, vinculó este llamamiento a una exhortación más amplia: “Usemos los bienes del mundo para construir un mundo más justo, más equitativo y más fraterno”.
“El egoísmo nos aísla de los demás y siembra el veneno de la competencia que genera conflictos. Todo lo que tenemos debe ser entendido como un don que ha de compartirse y servir para trazar redes de solidaridad”, concluyó León XIV, en una intervención en la que combinó su constante preocupación por Gaza con una denuncia más general de la guerra, la desigualdad y el mal uso de los recursos globales.