El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el secretario de Guerra, Pete Hegseth, arengaron este martes a generales y almirantes del Ejército en una inusual junta en la que instaron a recuperar los buques acorazados o antiguos cánones estéticos y a convertir las “ciudades peligrosas” de EE.UU. en campos de entrenamiento militar.
Las alocuciones de ambos se enmarcan en la idea de la actual Administración estadounidense de reimponer una “ética guerrera” en el Ejército que conecta con un concepto de la masculinidad tradicional y que busca dar portazo a las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) en las Fuerzas Armadas.
“Estamos sufriendo una invasión desde dentro. Es lo mismo que una invasión extranjera, pero en muchos sentidos es más difícil porque no llevan uniforme”, dijo hoy Trump ante los en torno a 800 altos cargos militares venidos de todo el mundo a una base de la Infantería de Marina en Quantico, a las afueras de Washington.
“Deberíamos utilizar algunas de estas ciudades peligrosas como zonas de entrenamiento para nuestras fuerzas militares”, añadió. Las palabras del presidente llegan después de que anunciara que desplegará tropas en la ciudad de Portland para proteger las instalaciones del Servicio de Control de Emigración y Aduanas (ICE) que han encarado protestas en los últimos días por los arrestos de migrantes impulsadas por su Gobierno.
La Administración Trump, que ha enviado ya tropas a Los Ángeles, Washington y Memphis, ha declarado además como organización terrorista al deslavazado y esquivo grupo Antifa como parte de su ofensiva contra lo que considera ataques de la “izquierda radical”, exacerbada tras el asesinato del activista ultraconservador y aliado suyo Charlie Kirk.
Trump instó a recuperar los acorazados, desaparecidos por haberse quedado obsoletos tras la II Guerra Mundial
Trump también dijo que está considerando resucitar el obsoleto concepto del acorazado, un tipo de navío de ataque masivo que desapareció tras la II Guerra Mundial y que ya no produce ninguna Armada.
“Creo que deberíamos comenzar a pensar en los acorazados (...) Cuando veo a esos navíos que iban acompañados por destructores. No había nada que los pudiera detener (...) Algunos dirán que es tecnología obsoleta. Pero, no sé. (...) Es algo que estamos, de hecho, considerando”, aseguró el mandatario.
El republicano, empeñado en revivir los astilleros estadounidenses, realizó la propuesta, considerada totalmente a contracorriente debido al enorme coste de estos buques o a su vulnerabilidad en un contexto estratégico completamente diferente al del siglo pasado, ante unos generales a los que ya advirtió con el despido “si no son verdaderos guerreros”.


