El cierre del Gobierno federal de Estados Unidos ya es una realidad. La falta de acuerdo en el Senado entre republicanos y demócratas para aprobar una prórroga de la financiación ha obligado a la Administración a interrumpir parte de sus servicios desde esta medianoche y a mandar a casa a muchos de sus trabajadores. Es la primera vez que esto sucede desde el 2018, cuando, coincidiendo con el primer mandato de Donald Trump, se produjo un cierre que duró 35 días.
Pero ¿cuál será el impacto de este bloqueo? ¿Cómo lo notarán los estadounidenses? A continuación, repasamos los aspectos esenciales.
¿Por qué ha cerrado el Gobierno?
El Congreso estadounidense se encarga de elaborar los presupuestos del Gobierno federal, pero rara vez los consigue aprobar antes del inicio del año fiscal, que es el 1 de octubre. Para evitar interrupciones en los servicios de la Administración, los legisladores suelen aprobar proyectos de ley provisionales. Así, el Gobierno puede seguir contando con fondos para desarrollar toda su actividad. Esta vez, tanto demócratas como republicanos habían presentado planes que permitían extender la financiación federal, pero el fuerte clima de polarización política ha impedido llegar a un acuerdo.
¿A cuántos trabajadores afecta la medida?
El cierre puede obligar a suspender de su empleo a unas 750.000 personas, el 40% de la fuerza laboral del Gobierno. A los trabajadores esenciales –como los agentes de seguridad aeroportuaria, los controladores de tráfico áereo, los funcionarios del FBI y los militares en activo–, se les pedirá que permanezcan en sus puestos, pero no recibirán su salario hasta que el Gobierno vuelva a disponer de fondos. Esto afecta también a las tropas de la Guardia Nacional que actualmente Trump tiene desplegadas en varias ciudades del país, que tendrán que seguir patrullando sin ver un dólar.
¿Qué servicios quedarán suspendidos?
Los que tengan que viajar en avión por territorio estadounidenses no deberían temer por sus planes: los aeropuertos seguirán operando. No obstante, en el anterior cierre, muchos trabajadores esenciales de este sector –como los controladores aéreos o los agentes de seguridad– cogieron la baja por enfermedad, lo que acabó provocando algunas afectaciones. La asistencia médica y alimentaria también se mantendrá, al igual que el servicio postal, que cuenta con sus propias vías de ingresos. Lo que sí es previsible que cierre son los museos, los monumentos y los parques nacionales, aunque todo dependerá de los planes de contingencia que tengan las agencias que están a su cargo. Y si no llega pronto el acuerdo para extender la financiación del Gobierno, el funcionamiento de los tribunales federales también podría verse alterado.
¿Qué pasa con los contratistas del Gobierno?
Aquellos que presten servicios a la Administración federal ahora pueden ver comprometidos sus ingresos. Dependiendo del calendario de pagos, si el cierre dura poco, no tendrán problemas; pero si se prolonga, el Gobierno no podrá abonarles a tiempo las facturas pendientes. Es más, aquellos contratistas que desempeñen labores relacionadas con la seguridad nacional pueden ser obligados a trabajar sin cobrar por ello.
¿Cuánto durará el cierre?
Eso dependerá de la capacidad que tengan republicanos y demócratas para llegar a un acuerdo. Actualmente, la gran disputa entre ambos bandos se centra en la salud: los demócratas quieren que la extensión de los presupuestos federales incluya una ampliación de los subsidios a la atención médica, pero los republicanos rechazan de pleno esta idea. El Congreso no cerrará, así que los legisladores podrán seguir negociando para buscar una salida al bloqueo.
