A la espera de que Hamas se pronuncie sobre el plan de paz para Gaza impulsado por Donald Trump, la Liga Árabe arrojó ayer serias dudas sobre la viabilidad de la propuesta.
En declaraciones recogidas por la agencia Efe, el secretario general adjunto de esta agrupación de 22 países árabes, Hosam Zaki, afirmó que el documento presentado el lunes por el mandatario estadounidense incluye puntos “que son discutibles y otros que son inaceptables”. Asimismo, dijo que la falta de concreción del plan en asuntos clave como la retirada del ejército israelí de la franja sitúa a los negociadores palestinos “ante un dilema complejo”.
Zaki también explicó que el plan divide a los integrantes de la Liga Árabe: “No se ha adoptado hasta el momento una posición unificada oficial”, recalcó. “Algunos políticos [árabes] y palestinos han calificado la propuesta como un punto de partida sobre el que se puede construir, pero otros la consideran como un plan suicida”, agregó.
Esta división parece que también se da en el seno de Hamas, que tiene que decidir contra reloj si acepta o no la propuesta del presidente estadounidense.
Trump y Netanyahu en la Casa Blanca.
Según una fuente cercana a las negociaciones consultada por la agencia AFP, en la milicia islamista hay una corriente que apoya la aprobación incondicional del plan, ya que considera que lo importante es contar con un alto el fuego garantizado por EE.UU.; pero otra facción cree que el visto bueno solo puede producirse si se clarifican los puntos más ambiguos y se tienen en cuenta demandas como la de definir un calendario para el fin de la ocupación israelí de Gaza.
Informaciones publicadas en las últimas horas por medios saudíes como el diario Asharq al-Awsat y la cadena Al-Hadath sugieren que Hamas se decantará por un sí condicional. Es decir, pedirá a Trump que se modifiquen algunas de las cláusulas del plan de paz antes de aprobarlo.
En ese sentido, la milicia, sobre todo, querría obtener garantías sólidas para la retirada completa de Israel de Gaza, y también pediría revisar el punto relativo a su desarme y disolución. El sistema de gobernanza contemplado para la franja tras la guerra y el plazo de 72 horas para la entrega de todos los rehenes israelíes son otros apartados en los que Hamas desearía introducir enmiendas.
En el caso de que la organización palestina opte finalmente por ese sí matizado, está por ver cuál será la respuesta de Trump. El pasado martes insinuó que no había ningún margen para la negociación al decir que, si Hamas no acepta su propuesta, habrá “un final triste”, en alusión a su intención de permitir que Israel culmine su ofensiva militar. Pero bien es sabido que el republicano es capaz de cambiar de opinión de un día para otro.
Más previsible es la reacción de Beniamin Netanyahu: el primer ministro israelí difícilmente aceptara modificar el plan de paz para que refleje las demandas de Hamas. La falta de concreción le favorece, y cualquier concesión a la milicia islamista sería considerada como una traición por sus socios extremistas del Gobierno.
Un escenario endiablado para Hamas, que a su vez ve cómo algunos de sus principales aliados en la región –Turquía, Qatar…– le apremian para aceptar la propuesta de Trump. “No podrá obtener un mejor acuerdo”, ha llegado a decir el primer ministro qatarí, Mohamed bin Abdulrahman al Thani.
