Después de casi dos años del ataque de Hamas en suelo israelí (el segundo aniversario se cumple el martes), los carteles de los secuestrados siguen presentes en calles de Nueva York.
Según dijo Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, la semana pasada en la ONU, quedan 48 secuestrados, de los que 20 continúan con vida.
Esa distinción, que molestó a las familias afectadas, se observa en esos carteles. En los pasquines individuales aparece la foto del rehén bajo el título “Secuestrado”. En algunos hay un añadido: “Asesinado”.
Junto a la retahíla de fotos, que se actualizan y se vigila que no sean atacadas –“si arrancas los carteles en defensa de una causa, no eres un activista, eres un antisemita”–, han surgido otros letreros vinculados a los hechos más recientes con el plan de paz de Trump.
“Hamas, dejar ir a nuestra gente”, exige uno de esos pasquines, en el que la blancura del papel evidencia que había sigo puesto hacía pocas horas.
El área metropolitana de Nueva York es la que tiene más residentes judíos en el mundo, solo por detrás de Tel Aviv.
El presidente estadounidense se mostró eufórico el viernes tras la respuesta de Hamas de aceptación en parte de su plan, lo que incluye la promesa de liberación de los desaparecidos. Los familiares respondieron a ese anuncio con una mezcla de optimismo, cautela y cansancio.
Yael Adar, que tiene la esperanza de recuperar el cuerpo de su hijo, explicó al The New York Times que tiene “una esperanza muy cautelosa sobre la negociación”. Herut Mimrodi, el hijo de la cual es un soldado israelí secuestrado por los terroristas, se mostró más contenido y sostuvo que era demasiado pronto para celebraciones.
Yael subrayó que no es la primera vez que Hamas acepta un acuerdo, pero es algo que Israel no puede permitirse. La mujer añadió, no obstante, que Israel debe entender que ésta es una oportunidad que no debería perder.