Los soldados que están maniobras siempre disfrutan con un “ejercicio de hundimiento”: la oportunidad de volar un desvencijado buque de guerra en una práctica de tiro. Sin embargo, durante el ejercicio Escudo Valiente del año pasado, el gran juego de guerra estadounidense llevado a cabo en el Pacífico, muchos fueron testigos de un hundimiento sin precedentes. Un globo equipado con lo que se describió como “sensores de espectro electromagnético” ayudó a guiar desde la estratosfera un nuevo misil del ejército (denominado misil de ataque de precisión) hasta un barco en movimiento. Por otra parte, el ejército estadounidense ha firmado este año un acuerdo por valor de 4.200 millones de dólares para modernizar su flota de globos cautivos, empleados para la vigilancia y la comunicación más cerca del suelo.
Otros países están siguiendo ese ejemplo. Polonia se dispone a comprar cuatro aerostatos a Estados Unidos como parte de una red de radares de alerta temprana destinada a detectar misiles y aviones rusos. Israel ha desplegado aerostatos a lo largo de su frontera con el Líbano para detectar el lanzamiento de cohetes. Ucrania los utiliza como repetidores de señales para permitir que sus drones alcancen mayores distancias. Tras décadas de abandono, los globos militares vuelven a elevarse.
Florecieron con la invención del globo aerostático por parte de los hermanos Montgolfier en 1783. En 1794, por ejemplo, un ejército revolucionario francés usó un globo de hidrógeno cautivo sobre un campo de batalla para espiar las maniobras austriacas. Los globos también se utilizaron para el reconocimiento del campo de batalla en la guerra civil estadounidense y, durante la guerra franco-prusiana, para la comunicación entre el París sitiado y el mundo exterior; además, fueron ampliamente utilizados por ambos bandos en la primera guerra mundial para espiar las trincheras enemigas.
Más tarde, en la segunda guerra mundial fueron sustituidos por los aviones y quedaron relegados, en forma de globos de barrera, al papel de defensa contra esos nuevos intrusos aéreos. Luego, en la década de 1960, los satélites cobraron importancia para el espionaje y las comunicaciones. De modo que puede resultar sorprendente, en una época en la que las constelaciones de satélites surcan los cielos y los drones son omnipresentes, que las fuerzas armadas de todo el mundo estén recuperando los globos. Sin embargo, es así.
Los globos cautivos militares operan a una altura de entre tres y cinco kilómetros y pueden servir para comunicaciones o para detectar amenazas
Las aeronaves militares más ligeras que el aire se presentan principalmente en dos formas: globos cautivos y globos estratosféricos. Los globos cautivos son aerostatos que operan a entre tres y cinco kilómetros de altura. Además de actuar como repetidores de señales, son útiles para elevar sensores (aunque ya no humanos) destinados a detectar amenazas de vuelo bajo (como misiles y drones) susceptibles de escapar a la cobertura de los radares terrestres convencionales. Su coste es una fracción del precio de los sistemas de alerta temprana y control aerotransportado (AWAC) utilizados hoy para la vigilancia aérea con un radar de largo alcance. Y pueden permanecer en tareas de vigilancia durante semanas.
Su despliegue no ha estado exento de incidentes. El programa estadounidense JLENS, por ejemplo, se diseñó para detectar y rastrear posibles amenazas de misiles de crucero en los alrededores de Washington. Consistía en dos globos cautivos situados a tres kilómetros de altura, equipado cada uno de ellos con un radar de vigilancia y control de fuego de más de tres toneladas de peso y capaz de ver objetos a una distancia de hasta 550 kilómetros. Unas gruesas amarras de Kevlar mantenían los dirigibles en su sitio. Al menos, eso se suponía. Y es que, en 2015, uno de ellos se soltó de las amarras y vagó durante casi 150 kilómetros por encima de Maryland y Pensilvania, aterrorizando a los residentes. El programa fue cancelado poco después.
Estados Unidos ha desplegado aersotatos en la frontera con México para vigilar las rutas de la inmigración ilegal
Semejante incidente ya es cosa del pasado, como pone de manifiesto el acuerdo de este año. Por un lado, los soldados están aprendiendo mucho de los aerostatos de otros usuarios. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, por ejemplo, tiene colocados varios de ellos a lo largo de la frontera con México para vigilar las rutas utilizadas por los traficantes de drogas y personas. Otro globo, que sobrevuela la costa de Puerto Rico, utiliza su radar para detectar drones y pequeñas embarcaciones que transportan drogas por el Caribe.
Sin embargo, el factor más importante tras el nuevo entusiasmo por los globos es China. En febrero de 2023, un enorme globo chino, que transportaba equipo de vigilancia en un cuerpo del tamaño de un autobús, cruzó Estados Unidos a la deriva durante varios días hasta que fue derribado por un avión de combate estadounidense. China también ha lanzado en los últimos años más de un centenar de globos de vigilancia sobre el estrecho de Taiwán.
Esos globos de gran altitud no son globos cautivos. Flotan por la estratosfera, generalmente a una altura de entre 24 y 37 kilómetros. Viajan a una altitud muy superior a la de los aviones comerciales, pero mucho más cerca del suelo que los satélites en órbita baja terrestre, que se encuentran a una altura de entre 160 y 2.000 kilómetros. Las señales de comunicación de corto alcance son susceptibles de ser absorbidas por la atmósfera, por lo que es más fácil monitorizarlas desde un globo que desde el espacio.
La menor altitud de los globos también significa que pueden tomar imágenes del suelo de mayor calidad que la mayoría de los satélites. Y en lugar de desplazarse rápidamente como hacen los satélites, los globos pueden permanecer estáticos sobre una zona de interés. Para ello, algunos globos modernos utilizan sistemas de inteligencia artificial que les permiten predecir y aprovechar las corrientes de viento favorables.
Los globos estratosféricos pueden elevarse a entre 24 y 37 kilómetros de altura y recoger información con mayor calidad que los satélites
Por estas razones, algunos expertos consideran que los globos estratosféricos son capaces de recopilar información de mayor calidad que los satélites. Y lo hacen a un coste mucho menor, ya que su lanzamiento es barato y su recuperación fácil. En comparación con los globos cautivos, que son mucho más grandes y robustos, los globos estratosféricos están limitados por su pequeña capacidad de carga (que rara vez supera los 30 o 40 kilos). Sin embargo, los avances en la miniaturización de los sensores han revitalizado su utilidad, afirma Bryan Clark, del grupo de expertos Hudson Institute. Los pequeños instrumentos de guerra electrónica que lleva un globo de ese tipo captan datos procedentes de cientos de kilómetros de distancia. Además, los globos también emiten poco calor o sonido y están equipados con sensores pasivos, lo cual los hace extremadamente difíciles de detectar. A menos que se lo busque de modo expreso, señala Clark, es probable que un globo pase del todo inadvertido.
Las fuerzas armadas estadounidenses están experimentando cada vez más con globos estratosféricos. Una de las ideas es lanzar enjambres de globos equipados con sensores adecuados sobre el campo de batalla como parte de una red que identifique objetivos y guíe hacia ellos las municiones. Algunos funcionarios del Pentágono creen que los enormes aviones AWACS que normalmente realizan esa tarea serían muy vulnerables en un conflicto de alta intensidad con China. El ejército también está considerando el uso de globos para transportar y lanzar drones armados en territorio enemigo. El dinero está empezando a fluir. La “Propuesta de Ley Grande y Bonita” (la propuesta fiscal y de gasto aprobada en julio por el Congreso estadounidense) contempla destinar 50 millones de dólares a “globos estratosféricos” experimentales.
Las limitaciones no han desaparecido. Dirigir los globos a gran altitud, donde la velocidad del viento también es grande, sigue siendo una tarea complicada. Otra limitación es la energía. La electrónica de un globo suele depender de pequeños paneles solares, lo que limita el nivel de sofisticación. La guerra electrónica también podría hacer que las comunicaciones fueran susceptibles de interferencias. Y los globos espías derribados sobre países extranjeros tienden a provocar disputas diplomáticas, como pueden atestiguar Estados Unidos y China, si bien es cierto que no tan acerbas como en el caso del derribo de aviones espías enemigos. El globo está alzando el vuelo.
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Traducción: Juan Gabriel López Guix


