Tiene apenas 38 años, pero Rob Jetten, el hombre más sonriente durante la noche electoral de Países Bajos, ya cuenta con una dilatada experiencia política a sus espaldas. Ha sido concejal, diputado en el parlamento, ministro de Clima y Energía, viceministro y ahora, es posible que se convierta en el primer ministro más joven –y el primero abiertamente gay– de la historia del país.
Rob Jetten durante la noche electoral, en la que obtuvo más votos que el partido de Wilders.
Con una permanente sonrisa, una gran presencia mediática –ha llegado a participar en un concurso llamado ‘La persona más inteligente’– y un mensaje positivo para pasar página del constante drama político neerlandés, Jetten ha logrado lo que nadie había anticipado hace unas semanas: convertirse en el ganador de las elecciones generales y disparar los resultados de su partido, el liberal progresista D66.
Su futuro marido es un jugador de hockey hierba argentino que comenzó su carrera en Terrassa
Se define como un liberal progresista “con los pies en la tierra”, pero entre sus propuestas para resolver la profunda crisis de la vivienda en Países Bajos se encuentra construir diez ciudades de cero. También apuesta por más inversión en educación, por integrar a los refugiados, por el crecimiento económico verde, por la movilidad sostenible y por el europeísmo, porque “sin cooperación europea no vamos a ninguna parte”.
Nacido en 1987 en una familia de clase media en Brabante del Norte, Jetten estudió Administración Pública en la Universidad Radboud de Nimega. Trabajó como asesor y gestor en la empresa ferroviaria pública ProRail, pero pronto se dio cuenta que lo suyo era la política. Comenzó a nivel local, siendo concejal del D66 en el Ayuntamiento de Nimega, hasta el 2017, que entró como diputado en el Parlamento. Con solo 31 años fue el líder parlamentario del partido más joven, y pronto le pusieron un mote, Robot Jetten , por sus gafas y sus respuestas metódicas. Luego se operó la vista.
Si logra poner de acuerdo al resto de fuerzas políticas, no sería la primera vez que participa en un gobierno. Ya tiene experiencia en el último gabinete de Mark Rutte, ahora secretario general de la OTAN. Fue su ministro de Clima y Energía, un asunto que le preocupa enormemente.
“Creo que el país necesita un poco de aire fresco, una nueva generación al frente. Es un tipo joven y natural, es lo que me gusta”, cuenta Jan, un joven empleado de una oficina de Rotterdam durante la pausa para el almuerzo, que le votó el miércoles. “Gusta porque es joven, es cool y todavía no ha cometido errores. No parece enfadado como el resto”, indica Maria, una mujer de mediana edad que también lo votó, como la mayoría de los habitantes de grandes ciudades holandesas como Rotterdam.
A esta imagen de frescura ayudan los vídeos que comparte por las redes sociales, también con su pareja, el jugador de hockey hierba argentino Nicolás Keenan, con quien está organizando su boda el próximo verano en España. Como no podría ser de otra manera, se considera un gran defensor de los derechos LGTBI. “Mi amor, no sé dónde estás, pero ¡gracias, Nicolás!”, le dijo, desde el palco de la victoria en la noche electoral de Leiden, en una extraña muestra de afecto en la política neerlandesa. Curiosamente, serían la segunda pareja entre Holanda y Argentina en el poder en La Haya, tras el rey Guillermo y la reina Máxima Zorreguieta.
Keenan nació en Buenos Aires en 1997, pero se mudó con solo 12 años a Terrassa para jugar a hockey en el Club Egara hasta que con 18 llegó a La Haya. Ahora juntos viven en Utrecht, una ciudad que se ha volcado en masa a votarle, y comparten esta pasión por el deporte. Jetten no es de hockey, corre maratones y hace triatlones, y llegó a ser corredor de apoyo –o liebre– en los entrenamientos de Sifan Hassan, campeona olímpica de atletismo en el país. Le gusta la música pop neerlandesa, y también Barack Obama. En un guiño a su famoso eslogan “ Yes we can ”, Jetten ha centrado su campaña en la versión holandesa, “ het kan wel ”, (sí se puede). De momento, parece que tenía razón.
