El plan de Estados Unidos e Israel para construir una ‘Nueva Gaza’ sobre las ruinas del enclave se ha topado con la oposición de los países árabes, claves en el futuro de la región, según el acuerdo de alto el fuego alcanzado hace un mes.
Desde entonces, las negociaciones sobre las futuras fases del proceso de paz en la franja permanecen estancadas. Hamas aún no ha devuelto todos los cadáveres de los rehenes israelíes apresados el 7 de octubre -aún permanecen cuatro cuerpos enterrados bajo los escombros-, mientras que el Ejército israelí realiza ataques selectivos contra objetivos gazatíes prácticamente a diario.
Uno de los principales puntos sobre la mesa es la reconstrucción del territorio palestino, que ha quedado dividido en dos por la denominada “línea amarilla”: a un lado permanecen los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel, que han llevado a cabo labores de demolición y que disparan contra aquellos que se acercan al perímetro; al otro lado, en la costa de Gaza, residen casi dos millones de palestinos que intentan volver a la vida entre edificios arrasados y con la poca cantidad de alimentos que han comenzado a entrar estas semanas por el paso de Rafah.
El enviado especial y yerno de Donald Trump, Jared Kushner, ha propuesto comenzar a edificar en la parte controlada por el Ejército hebreo. El político estadounidense, que se encuentra de visita en Israel, argumenta que la creación de una zona libre de Hamas incentivaría a muchos gazatíes a renegar del grupo armado. Su encuentro con el primer ministro Beniamín Netanyahu, que no estaba agendado, busca avanzar en el enquistado futuro de la franja.
Reconstrucción en la línea amarilla
De visita en Israel, Kushner, enviado especial de EE.UU., impulsa la zona libre de Hamas como incentivo para que muchos gazatíes renieguen del grupo armado
El plan de Kushner se asemeja a la “Riviera de Gaza” que propuso Trump hace meses, y que despertó temores por la posible expulsión de la población de la franja. Los países árabes han tardado muy poco en expresar su preocupación sobre las ideas urbanísticas de Washington, y temen que ese tipo de reconstrucción interfiera en la creación de un Estado palestino.
El ministro de Exteriores jordano, Ayman Safadi, aseguró que no permitirán “la fragmentación” de la franja. “Gaza es una y forma parte de los Territorios Palestinos”, y demandó “retirada inmediata” de todas las tropas israelíes en enclave. Uno de los principales temores es que la línea amarilla -aún difusa en el territorio- se convierta en una frontera de facto y que Israel nunca abandone sus posiciones.
Por su parte, los Emiratos Árabes Unidos todavía no ven un marco claro para la propuesta de fuerza internacional de estabilidad en Gaza y, en las circunstancias actuales, no participarán, declaró este lunes un alto funcionario emiratí. Anwar Gargash, asesor diplomático del presidente emiratí, señaló que Abu Dabi seguirá apoyando los esfuerzos políticos hacia la paz y continuará siendo uno de los principales proveedores de ayuda humanitaria.
“El aspecto visual sería desastroso”, declaró un diplomático árabe, citado por el diario estadounidense Financial Times. “Parecería que estamos construyendo para Israel y no para los palestinos”, dijo un segundo una segunda fuente familiarizada en las conversaciones. “No queremos que Gaza se convierta en una especie de limbo entre la guerra y la paz, donde la situación actual se normalice”, añadió.
Visualización complicada
Fuentes árabes citadas por 'Financial Times' han expresado que su temor a que Gaza se convierta en “una especie de limbo entre la guerra y la paz”
Estados Unidos ha contactado con varios países -entre ellos Indonesia, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Catar, Turquía y Azerbaiyán- para que contribuyan a la fuerza, según explicó a Reuters un alto funcionario estadounidense. El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó la semana pasada que la fuerza de estabilización para Gaza se desplegaría “muy pronto”, y añadió que “Gaza está funcionando muy bien”.
Sin embargo, Netanyahu ha impuesto un veto rotundo a Ankara, como declaró su portavoz este domingo, Shosh Bedrosian, quien prometió que ningún soldado turco “pondrá un pie” en el enclave.
También queda en el aire la posible salida de Hamas de la franja. Por el momento, los milicianos continúan ostentando la autoridad en el pequeño territorio palestino, donde han explotado altercados puntuales con nuevos grupos armados palestinos que se le oponen.
Unos 200 combatientes siguen atrincherados en los túneles bajo Rafah, en la zona controlada por Israel. Hamas exige que se les permita salir, pero Tel Aviv lo rechaza. Washington presiona por un acuerdo que les dé paso seguro a cambio de desarme, aunque Israel teme que eso debilite el alto el fuego alcanzado con dificultad.
Israel duda
Washington negocia un acuerdo de desarme a cambio de permitir que 200 combatientes de Hamas atrincherados puedan salir de los túneles
Un funcionario del grupo armado dijo que las conversaciones sobre el asunto seguían en curso. Aseguró que el movimiento estaba interesado en resolver la disputa y “eliminar cualquier pretexto que Israel pudiera usar para socavar el acuerdo de alto el fuego”, aunque añadió que Hamás rechazaba la rendición de los combatientes.
Otra fuente palestina afirmó que los mediadores habían intensificado sus esfuerzos para resolver el conflicto, convencidos de que cualquier intento armado de forzar la rendición podría poner en riesgo todo el alto el fuego.


