¿Qué son los activos rusos congelados y qué quiere hacer la Unión Europea con ellos?

Guerra en Europa

Las claves de la propuesta para ayudar financieramente a Ucrania que se debate hoy en Bruselas

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Un soldado ucraniano camina entre ruinas en la ciudad de Kostyantynivka, ayer

OLEG PETRASIUK / AFP

Llegó la hora de la verdad. Los 27 países de la Unión Europea se reúnen hoy en Bruselas para decidir si recurren a los activos rusos congelados para ayudar a Ucrania. Un plan que no contenta a todo el mundo, y del que a continuación resumimos los aspectos esenciales.

¿Qué son los activos rusos congelados?

Cuando Rusia inició la invasión a gran escala de Ucrania en el 2022, la UE emprendió varias medidas para reducir la capacidad bélica del Kremlin. Una de las más destacadas fue la del bloqueo de las reservas de divisas que el Banco Central ruso tenía en territorio comunitario. En total, unos 210.000 millones de euros, que en un inicio eran sobre todo títulos de deuda, no dinero en efectivo.

La mayor parte de esos activos congelados (cerca de 185.000 millones) están depositados en Euroclear, una entidad financiera con sede en Bruselas dedicada a custodiar y liquidar activos de bancos e instituciones de todo el mundo. El resto se encuentra en otras entidades privadas, principalmente francesas.

Hasta ahora, el bloqueo de estos fondos se renovaba cada seis meses mediante un proceso que necesitaba el acuerdo unánime de los 27 socios comunitarios, pero, la semana pasada, la UE aprobó su congelación indefinida hasta que Rusia compense a Ucrania por los daños causados durante la guerra.

¿Qué se quiere hacer con los activos?

La Comisión Europea propone usar los activos inmovilizados como garantía para prestar a Ucrania 90.000 millones de euros durante los próximos dos años. El Gobierno ucraniano tendría que devolver el dinero a la UE al finalizar la guerra, pero solo si Rusia paga por los daños causados.

Las finanzas de Kyiv están al límite, así que esta inyección económica sería todo un salvavidas. Con ella, Ucrania podría seguir sufragando la guerra y estar en una mejor posición de cara a las negociaciones de paz lideradas por Estados Unidos. Eso sí, el préstamo europeo no bastaría para cubrir el agujero en las cuentas ucranianas: el país calcula que necesita unos 136.000 millones de euros hasta el 2027.

Sobre el papel, la propuesta de la Comisión Europea no supondría una confiscación, algo prohibido por el derecho internacional: los activos rusos no se utilizarían directamente para el préstamo a Ucrania, sino como un respaldo para obtener el dinero a través de operaciones con intermediaros financieros. En todo momento, el Banco Central ruso se mantendría como propietario legal de los activos. 

¿Qué países de la UE se oponen al plan de los activos rusos?

Más allá de Hungría, fiel escudero del Kremlin, el principal opositor al plan es Bélgica, donde se ubica la sede de Euroclear. Este país ha mostrado desde un inicio su rechazo frontal a la propuesta por temor a las acciones que pueda emprender Rusia: Bélgica no solo se expone a una factura multimillonaria en caso de que Moscú acuda a los tribunales, sino que también corre el peligro de ver confiscados sus activos en territorio ruso. Por eso, el Gobierno belga pide que los riesgos sean compartidos, y que todos los socios de la UE se comprometan a cubrir cualquier posible reclamación contra Euroclear.

Otro país europeo que recela del plan es Austria, que teme por el futuro de uno de sus bancos, Raiffeisen, la entidad financiera occidental que dispone de más activos en territorio ruso –y los cuales no se pueden repatriar debido a las restricciones impuestas por Moscú–. En la misma situación está Italia, que mantiene una presencia destacada en Rusia a través de UniCredit. Además, en el caso italiano, hay un componente político: el Gobierno de Giorgia Meloni no solo depende de un partido prorruso como es La Liga, sino que además mantiene una buena relación con Donald Trump, contrario a la propuesta de la Comisión.

Bulgaria y Malta también son reacias a la idea, mientras que Francia no acaba de definir su postura. Su opacidad en torno a este asunto ha sido una constante: es el segundo país de la UE que concentra una mayor cantidad de activos rusos (18.000 millones de euros), pero no se sabe ni en qué bancos están ni qué se está haciendo con los intereses generados por esos fondos.

Y otra voz discordante es la del Banco Central Europeo, que cree que la operación puede socavar la confianza en el euro en los mercados internacionales y provocar serias turbulencias.

¿Qué dice Rusia?

El Kremlin ya ha anunciado represalias si el plan sale adelante. Cree que la propuesta de la Comisión es una incautación en toda regla, y que por tanto puede ser impugnada en los tribunales internacionales.

De momento, el viernes pasado, el Banco Central ruso presentó una demanda en Moscú por daños y perjuicios contra Euroclear. Esa acción abre la puerta a que Rusia confisque los 17.000 millones de euros en activos de Euroclear en el país y a que reclame más compensaciones en otras jurisdicciones.

Asimismo, según reveló el diario The Guardian, políticos y altos ejecutivos belgas están siendo objeto de una campaña de intimidación por parte de los servicios de inteligencia rusos. Entre los afectados estaría la directora de Euroclear, Valérie Urbain.

¿Hay alguna alternativa al plan?

La Comisión Europea ha dejado claro que su opción preferida para ayudar a Ucrania es la de recurrir a los activos rusos. Para que se apruebe este plan, basta con una mayoría cualificada del Consejo –es decir, un mínimo de 15 estados miembros–. Pero si Bélgica no da su brazo a torcer, es difícil que la propuesta siga adelante aún contando con los apoyos suficientes, ya que se abriría una fractura profunda en el seno de la UE.

Consciente de esas dificultades, la Comisión ha planteado una alternativa: la emisión de deuda conjunta para obtener el préstamo. Sin embargo, este plan B tiene pocas posibilidades de prosperar, ya que requiere de un respaldo unánime.

Así pues, el escenario es endiablado. En juego está la credibilidad del proyecto europeo, y también la supervivencia de Ucrania.

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