Mireia Illueca, neurocirujana:

“La cirugía es una ciencia que empieza mucho antes del bisturí”

Nací en València y vivo en Badalona. Casada, tengo 3 hijos. Estoy especializada en neurocirugía de la espalda y del cerebro. En política la situación es muy tensa, y no me identifico con ninguna corriente. Creo que hay algo más, que estamos aquí con un propósito, que hay determinadas cosas que venimos a hacer. (Foto: Llibert Teixidó)

Ha ido más allá de la cirugía.

Tuve la suerte de formarme en la Universitat de València, donde te dan nociones de medicinas alternativas, estudios en fitoterapia, medicina china, homeopatía...

Y usted completó esos estudios.

Sí, estudié inmunología, medicina china, constelaciones, eneagrama y sistémica, neurociencias.

¿Y qué sentido tiene esto en la cirugía?

En nuestra especialidad tratamos cosas muy serias, a veces son tumores cerebrales, necesitas conocer al paciente para acompañarlo bien y poder prepararlo para la operación.

Doctora Illueca, me duele la espalda.

Pues cuénteme qué le pasaba en su vida cuando se despertó ese dolor, qué otros problemas tiene, cómo se alimenta… Si te centras solo en la espalda, te pierdes el todo de la persona y no puedes tratar el problema.

¿Y la medicina china le ayuda?

Sí, me ayuda a ver la emoción que hay detrás del problema y tratarla. Puede que el paciente no haya gestionado bien algún tema emocional que le ha provocado un problema físico. Ahora las enfermedades autoinmunes proliferan, sobre todo en las mujeres, por eso la inmunología me sirve muchísimo.

Es pionera en integrar la medicina regenerativa.

Cuando hacemos cirugía intentamos que los tejidos no se dañen, pero no siempre se consigue; por eso he desarrollado técnicas para utilizar estructuras propias de la persona, como su plasma, para autorregenerar estructuras como los discos intervertebrales.

¿Aplica medicinas complementarias a problemas cerebrales?

Sí. Puedes acompañar a un paciente con un tumor cerebral para que tolere mejor los tratamientos alopáticos y se recupere más rápido. La cirugía es una ciencia que empieza mucho antes del bisturí.

¿Y qué opinan sus colegas?

Bueno, yo soy un poco el bicho raro, pero me respetan porque obtengo buenos resultados.

¿Hay otros lugares donde utilicen la medicina complementaria?

En Japón utilizan la acupuntura en el preoperatorio y postoperatorio y hay estudios científicos que certifican que el dolor y las complicaciones disminuyen.

¿La cirugía es un sector masculinizado?

Sí, porque es una especialidad muy demandante, yo he llegado a hacer intervenciones de 26 horas, es difícil de compaginar con vida familiar. Pero cada vez hay más mujeres, y tenemos otra manera de tratar con el paciente.

¿De qué se trata?

Mayor cercanía; culturalmente las mujeres estamos más acostumbradas a cuidar y emocionalmente nos protegemos menos.

¿Y eso no pasa factura?

Yo voy a terapia, pero recuerdo el nombre y apellido de todos los pacientes a los que he intervenido, y eso significa que yo con ellos he hecho un vínculo muy cercano.

¿Se le han muerto muchos?

Algunos, y los recuerdo con cariño porque los he acompañado hasta el último mo­mento. Eso tiene algo muy bonito, y es que te llevas una parte de la persona que es preciosa y que te enriquece, pero por otro lado pasas un duelo, y esto lo tienes que aprender a gestionar.

¿Qué ha aprendido operando cerebro sobre el ser humano?

Que necesitamos médicos que nos den seguridad, que nos escuchen, nos acompañen, crear un vínculo. Saber por ejemplo el nombre de los hijos de tus pacientes puede parecer irrelevante, pero no lo es; cuando haces la cirugía la persona está mucho más tranquila.

Ha estudiado usted la relación entre ansiedad y dolor.

Sí. Dolor y ansiedad se procesan en la misma zona del cerebro. Si bajas el volumen de la ansiedad, bajas el del dolor y viceversa. Lo explico mucho, sobre todo a pacientes con fibromialgia a las que invito a hacer terapia para paliar la ansiedad.

...Y por tanto el dolor.

Exacto. Y también es importantísima la microbiota intestinal, desajustes a este nivel pueden afectarnos a cómo percibimos el dolor y cómo nos afecta la ansiedad.

También ha investigado la memoria.

No sabemos dónde se guarda, yo defiendo, como sugiere la epigenética, que está repartida en todo el cuerpo.

¿Qué hace usted para estar sana?

Deporte a diario: ejercicio de fuerza, fundamental en las mujeres a partir de los 30 para un control hormonal y del sistema inmunológico; y artes marciales para mantenerme equilibrada a nivel mental y emocional; terapia, y también pinto.

¿Pinta?

Desde niña pinto cosas a pequeña escala, y eso me da un buen pulso para operar. Y es esencial tener un propósito que te mueva.

Un consejo para cuidar la espalda.

Ejercicio bien guiado y específico para cada persona, y equilibrio emocional.

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