Néstor Bayona,músico leridano; dirige la Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional Polaca:

“Hoy ya no funciona la mala leche dirigiendo: es de otra generación”

Voy a cumplir 40: en dirección de orquestas es ser joven. Nací en la Horta de Lleida y llevo una copia del diario de Ricard Viñes que custodia su universidad. Gracias a él, se pudo atribuir el ‘Sémiramis’ a su amigo Maurice Ravel. Dirigiré su estreno en España en el Palau de la Música Catalana el 8 de noviembre. (Foto: Xavier Cervera)

De Lleida a dirigir una gran orquesta con 30 años.

Me temo que ha sido posible porque me fui de aquí. En otros países te ayudan más, y aquí te valoran solo cuando ya has demostrado que valías fuera.

¿Dónde aprendió usted?

Empecé piano en el Conservatorio de Lleida, y a los 12 años mis padres me enviaron a Inglaterra.

¡Qué grandes padres!

Melómanos. Mi padre es artista visual, y mi madre, abogada y pianista en ciernes. Me encantaron el país y el humor inglés. Supe que quería ser músico. Y entré en la Royal Northern. Quería dominar el piano para ganarme el respeto de los demás músicos.

¿Ya pensaba en dirigir orquestas?

Vi la oportunidad cuando Nelson Goerner me fichó para su cátedra de la Haute École de Ginebra. A los 27 años tuve mi primer profesor de dirección, Laurent Gay.

¿Su estilo es de ordeno y mando a lo Karajan o es usted más tranquilito?

Esos directores tan jerárquicos son de otra época. Hoy tratamos de conectar con los músicos y la audiencia a la vez. Quiero encontrar una forma natural de que tu cuerpo se exprese y conecte con ellos.

¿Ese tubo que trae no será una batuta?

No me separo de ella. Dirigir en esencia se aprende en 30 minutos: es saberse los compases que debes marcar. Pero el arte está en qué pasa entre el compás 1 y el 2 y en qué quieres y qué logras comunicar.

¿Cómo sabes que no haces el ridículo con tus gestos y que la orquesta te sigue?

Lo sentimos todos. Y cuando no hay esa conexión también te das cuenta. Hoy el director no impone su carisma: lo creamos entre todos.

¿Es un cambio de era? ¿Sin Karajans?

Hoy ya no funciona la mala leche dirigiendo. Eso es de otra generación .

Pues es un progreso.

Eso no quiere decir que no lideres. Debes tener las cosas claras para comunicarlas, pero al final el concierto es de todos y no solo de un director genial.

¿Cómo trata usted a sus músicos?

Trato de infundirles seguridad para que disfruten y la música fluya y no sea una imposición. Debe ser un diálogo. A veces en el ensayo va muy bien y en el concierto no, o al revés. Y aún no sé por qué.

¿Es dura la vida del director?

Es como la del deportista de élite: una constancia que debes mantener durante toda tu vida, aunque ganes una plaza de director.

¿Y si se equivocan sus músicos?

No pasa nada. Yo también me equivoco. Beethoven repetía a sus músicos: “No me importa que se fallen notas; sí me importa que se toquen con alma”. Y eso espero de los músicos: que pongan el alma.

¿Algún truco contra el miedo escénico?

Yo siempre voy antes de cada actuación al sitio exacto desde el que dirigiré para tomar posesión del territorio. Me da seguridad.

Somos primates, ergo territoriales.

Y el territorio polaco lo fui tomando lentamente. Antes fui asistente de una gran producción de Wagner en el Grand Théatre de Ginebra y allí descubro que debo aprender alemán. Me voy a Berlín y allí sigo instalado. Hice un posgrado en Künste y empecé a pensar en alemán. No solo el idioma: era más planificación y menos improvisación.

¿Un polaco (catalán) en Polonia?

Voy en tren desde Berlín y me encuentro españoles de mucho nivel en las grandes orquestas alemanas. En Polonia prefieren primar el talento local. Antes estuve en la Ópera de Marsella un par de años con mi mentor, Lawrence Foster, y después, en la Orquesta de Colonia de director residente.

¿Cómo descubrió Sémiramis ?

Yo dirigiré su estreno en España en el Palau de la Música de Barcelona. Los musicólogos descubrieron la partitura de Maurice Ravel gracias al gran músico leridano Ricard Viñes. Era íntimo de Ravel.

¿Cómo saben que la obra era de Ravel?

Viñes se instala en París con 12 años y se hace amigo y se convierte en el pianista de referencia de Ravel, Debussy, Falla... Llevaba un diario minucioso de su vida y allí anota que acude al estreno de Sémiramis de Ravel a puerta cerrada. Mire, aquí tengo el diario.

Se lee claramente. ¡Qué letra apretada!

El original de esos diarios se conserva en la Universitat de Lleida, y por la forma que Ravel daba a las a se sabe que Sémiramis era obra suya, aunque no la firmó.

¿Viñes lo anotaba todo cada día?

Era muy meticuloso, y sus diarios son increíbles. En ellos aparecen los grandes músicos de la época. Fue intérprete de referencia y estrenaba obras no solo para Ravel: también para Satie, Granados, Turina, Mompou...

Una figura universal.

...que acabó mendigando comida a sus alumnos en la Barcelona de posguerra. Murió en la pobreza en 1947.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...