Energía robusta más que nunca

Energía

Francesc Reventós Puigjaner
Profesor de Tecnología Energética y Seguridad Nuclear en la UPC.
Doctor ingeniero y licenciado en Filosofía

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En el mundo de la ingeniería, y también en algún otro ámbito, suele apreciarse la robustez de productos y sistemas. El diseño de un sistema se considera robusto cuando mantiene un funcionamiento correcto no solo en las condiciones especificadas en sus escenarios de referencia, sino también en las circunstancias adversas que razonablemente puedan tener lugar durante la operación. La ingeniería moderna tiene muy presente este hecho y para todo tipo de sistema. Cuanta más incertidumbre tenemos acerca del comportamiento esperado de las condiciones ambientales y de contorno, más necesitados estamos de robustez. La transición energética entra de lleno en estos principios, dado que no es otra cosa que el rediseño de nuestro sistema de producción y consumo de energía. En varias ocasiones hemos insistido en esta necesidad de abordar con robustez tecnológica todas las fases de la transición. Este escrito hace referencia a particularidades de cada una de ellas, incluyendo al final una reflexión centrada en los hechos ocurridos en el sistema eléctrico español el pasado 28 de abril.

El 80% de la energía se está produciendo hoy a partir de combustibles fósiles

El 80% de la energía se está produciendo hoy a partir de combustibles fósiles

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Comencemos por la descarbonización de la producción de energía. En esta fase es importante que las entidades y los países implicados se sientan animados a consolidar una fortaleza en su producción energética descarbonizada. El tiempo para completar la descarbonización es corto y la incertidumbre es grande. Estamos, pues, obligados a utilizar todas las fuentes de energía descarbonizada, básicamente renovables y nucleares, antes de que tengamos evidencias de haber alcanzado el objetivo trazado. Recordemos que el 80% de la energía se está produciendo hoy a partir de combustibles fósiles.

Indirectamente, esta fortaleza nos traerá un beneficio adicional y ayudará a la diplomacia en su propósito de expandir el carácter descarbonizador a todos los países del mundo y facilitar el pacto con los productores de combustibles fósiles. No basta con hablar de una sustitución realizable; si realmente queremos que este punto sea un punto fuerte en la negociación, las garantías de sustitución deben ser claras, suficientes y estar disponibles desde el principio. Es muy difícil convencer a alguien de que abandone su negocio si su producto tiene unas prestaciones y un precio tentadores para todos, incluyendo a tu propia gente y al Sur Global. Solo aportando diversidad y solvencia en la producción energética podremos mostrarnos vigorosos y convencer. Debemos ofrecer a esos países que quieren salir de su situación una opción descarbonizada para hacerlo con rapidez y a un coste competitivo.

La sobriedad social y la sostenibilidad son necesarias en cualquier iniciativa que intente avanzar en el camino de una transición energética razonable. Hoy, lamentablemente, no parece que estos principios tengan el significado que les corresponde dentro del debate energético. No parece que, cuando se intenta predecir la evolución futura de la producción de energía, se tenga presente que la humanidad aún no ha aprendido a vivir y progresar estructural y tecnológicamente ahorrando energía. El corolario de este razonamiento no es directo, no es mecánico, pero debemos tenerlo muy presente a través de aumentar la robustez de las soluciones aportadas. Allí donde la gestión de futuros inciertos pide redundancia, diversidad y margen, la falta de sobriedad manifiesta pide más redundancia, más diversidad y más margen... es decir, más robustez.

¡El Sur Global también necesita robustez! La necesita no solo para su propio progreso y el de su sistema energético, sino también en los sistemas del grupo de países con una estrategia de descarbonización en curso. Si Occidente y los países desarrollados económicamente consolidan una robustez energética descarbonizada evidente que les permite mantener una imagen de bienestar y capacidad de progreso, y lo hacen utilizando energías renovables y un número razonable de centrales nucleares, el Sur Global puede sentirse impulsado a intentar la misma fortaleza.

El pasado 28 de abril, el sistema eléctrico ibérico vivió una situación anómala excepcional y estamos a la espera de una aclaración final de sus causas. Los relatos técnicos que hasta ahora hemos escuchado hablan directa o indirectamente de dos cosas. Estas son: las estrategias de protección de los componentes del sistema y la regulación de sus parámetros clave. Cuando hemos hablado de sistemas de protección, hemos señalado que muchos de estos actúan deteniendo el componente implicado en un tiempo corto, es correcto, pero conviene recordar que esta parada puede tener consecuencias desestabilizadoras para el sistema. Cuando hemos hablado de parámetros, a menudo nos hemos centrado en la potencia, también es correcto, pero conviene recordar que la tensión y la frecuencia son parámetros clave.

En el pasado reciente, la disponibilidad de una potencia rodante suficiente ha sido la garantía para mantener la estabilidad. Entendemos por potencia rodante la producida por generadores como los de las centrales térmicas, hidroeléctricas y nucleares. Son máquinas con una gran inercia, decisivas para contribuir significativamente al ajuste del funcionamiento del sistema y producir estabilidad. Adicionalmente, es correcto decir que, siguiendo esta filosofía de protección y sus metodologías asociadas, la experiencia de las últimas décadas ha sido altamente positiva. En estas condiciones, y en respuesta a la situación vivida, creo que es oportuno tener presente que lo que venimos diciendo sobre la robustez de los proyectos de ingeniería es absolutamente aplicable a la coyuntura energética actual.

Estamos modificando el sistema eléctrico del pasado con el ánimo de adaptarlo a la larga a un sistema de futuro. Tenemos como meta que el sistema futuro debe tener una altísima contribución renovable, tal vez el 100%, y una importante descentralización. Estamos hablando de un sistema de futuro radicalmente diferente al actual. ¿Cuál será el alcance razonable de esta descentralización? Seguro que incluirá un almacenamiento notable que incorpore nuevas tecnologías. Parece razonable pensar que el cambio se está y se seguirá produciendo paulatinamente y que son diversas las configuraciones que tendrá el sistema entre aquel pasado y el futuro. Si cada configuración necesita de una estrategia específica de control y protección, estamos ante una tarea compleja.

La complejidad de esta tarea es tecnológica, por un lado, pero también es función del plan progresivo de ubicación y puesta en marcha de los recursos distribuidos y, en consecuencia, de la evolución socioeconómica del territorio. ¡Bienvenido el trabajo en curso en el ámbito de instalar producción renovable, y sistemas de almacenamiento local, o de establecer comunidades energéticas! Es indispensable hacerlo, pero tal vez es más crítico aún abordar la armonización de este sistema eléctrico parcialmente modificado que ya forma parte de nuestro presente. Hablo de un sistema donde coexisten los componentes nuevos con los de siempre y con consumos cambiantes, y donde muy pronto entrarán importantes novedades de almacenamiento abundante como el de las grandes baterías o el asociado al vector hidrógeno.

Conviene, pues, estructurar la reconfiguración del sistema eléctrico como proyecto tecnológico y asegurar su funcionalidad garantizando la calidad del servicio hoy, mañana y durante toda la transición. Conviene dotar al sistema resultante de una robustez manifiesta.

Si necesitas la traducción de algún fragmento adicional o una adaptación más específica, házmelo saber.

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