Un estudio de la UB identifica unas ondas cerebrales clave en la formación de recuerdos
Investigación UB
Estos hallazgos profundizan en la comprensión de cómo se organiza la memoria en el cerebro humano y abren nuevas vías para abordar trastornos relacionados con su deterioro
Estas ondas son unas oscilaciones eléctricas de alta frecuencia, que actúan como marcadores que delimitan y organizan los diferentes episodios o fragmentos de información
El recuerdo de episodios concretos de nuestra vida es la base de la memoria. Pese a que la experiencia es constante, existe evidencia de sobra que demuestra que el cerebro segmenta nuestra memoria cuando se producen cambios en el flujo de la información para así convertirla en recuerdos.
Por ejemplo, cuando estás haciendo alguna tarea, cualquier cosa que te mantiene ocupado, y de repente recibes una llamada o suena el timbre, el cerebro identifica que ha habido un cambio durante el curso de la experiencia y usa estos eventos como si fuesen un punto y aparte en el almacenamiento de los recuerdos.
El cerebro segmenta nuestra memoria cuando se producen cambios (eventos) en el flujo de la información para así convertirla en recuerdos
Un equipo de la Facultad de Psicología de la Universitat de Barcelona (UB) del Instituto de Neurociencias de la UB (UBNeuro) y del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) ha identificado por primera vez en humanos un mecanismo neurofisiológico clave en la formación y segmentación de estos recuerdos: las ondas cerebrales de tipo ripple. Estas ondas son unas oscilaciones eléctricas de alta frecuencia que actúan como marcadores que delimitan y organizan los distintos episodios o fragmentos clave de información que debemos recordar en el futuro. Este descubrimiento, publicado en la revista Nature Communications, profundiza en la compresión de cómo se organiza la memoria en el cerebro humano y, uno de sus logros más significativos, abre nuevas vías para abordar trastornos relacionados con su deterioramiento, como el alzhéimer.
Estudios previos en ratones han señalado que las ondas tipo ripples desempeñan un papel fundamental en la formación de la memoria. “Se considera que estas ondas coordinan la transferencia de información entre el hipocampo y las regiones neocorticales —en el córtex temporal y frontal—, facilitando la integración de nuevos recuerdos. Esta señal neuronal es clave para generar potenciación sináptica, permitiendo al cerebro fijar y consolidar un recuerdo”, exponen los investigadores.
Registraron la actividad cerebral de diez pacientes con epilepsia mientras veían el primer capítulo de la serie Sherlock de la BBC
Aunque estas señales se hayan estudiado amplia y exhaustivamente en animales, especialmente en ratones, su análisis en humanos ha sido muy limitada. Esto es debido a las dificultades que existen para registrarlas en humanos, ya que estas ondas tienen su origen en zonas cerebrales que requieren del uso de electrodos intracraneales. Sin embargo, en este estudio, los investigadores han conseguido analizar estas ondas en humanos en un contexto plenamente naturalista, es decir, en condiciones muy cercanas a la vida cotidiana.
Para escenificar un entorno naturalista apropiado, registraron la actividad electrofisiológica intracraneal de diez pacientes con epilepsia —intervenidos por motivos clínicos— mientras veían el primer capítulo de la serie Sherlock, de la BBC, de una duración de 50 minutos. “Este tipo de formato narrativo, como pasa en la vida real, presenta cambios de escena que el cerebro identifica como límites de eventos”, detallan los autores.
Posteriormente, se pidió a los participantes que relataran lo que recordaban del argumento del capítulo. Los resultados mostraron un patrón dinámico de activación de las ondas ripple durante la codificación de los recuerdos. “Observamos que estas ondas se producían tanto en el hipocampo como en las áreas neocorticales”, explica Marta Silva, primera firmante del artículo y actualmente investigadora postdoctoral en la Universidad de Columbia. Así mismo —según los investigadores— estas seguían un ritmo temporal diferenciado: en el hipocampo, la actividad de las ondas ripple aumentaba en el límite de los eventos, cosa que refleja su papel en la segmentación; en cambio, en las regiones corticales, su presencia era más elevada durante el desarrollo interno de los eventos.
Conforme a los investigadores, este patrón sugiere una coordinación entre las dos estructuras cerebrales, como si se tratara de una especie de “orquesta”.
“No basta con prestar atención y registrar la información, sino que es igual o más importante organizarla”
Este descubrimiento refuerza la importancia de la segmentación y la estructuración en la formación de los recuerdos. “Lo que vemos, tanto en este estudio como en proyectos afines, es que no basta con prestar atención y registrar la información, sino que es igual o más importante organizarla en el constante flujo de información”, destacan. Además, estas señales no ayudan tan solo a que haya un registro mientras está pasando el recuerdo, sino a que la información se organice de forma coherente.
En este sentido, la investigación abre la puerta a explorar terapias que consideren la manera en que se organiza la información a nivel cerebral. “En personas mayores, por ejemplo, que empiezan a mostrar deterioro en la memoria, podría ser beneficioso presentar la información de forma más estructurada, con pausas claras entre eventos relevantes. No solo por una cuestión de ritmo cognitivo, sino porque eso podría facilitar su correcta codificación y almacenamiento”, concluyen.