Un total de 266 alumnos de primaria y de secundaria de Catalunya han participado en un innovador proyecto de educación ambiental en el que centros educativos, de investigación y administraciones locales han constituido una red de trabajo conjunta para fomentar la concienciación sobre la gestión sostenible de recursos en las ciudades.
Este proyecto, liderado por el ICTA-UAB en colaboración con el Departament d’Enginyeria Química, Biològica i Ambiental de la UAB, ha trabajado en la sensibilización de la comunidad educativa sobre los impactos del uso del agua y la generación de residuos orgánicos en entornos urbanos.
Hemos conseguido ir un paso más allá, de la ciencia a la ingeniería ciudadana para la sostenibilidad”
Para ello, se han integrado principios de ciencia ciudadana y metodologías de aprendizaje basado en retos dentro del currículo escolar, para fomentar la participación activa del alumnado y del profesorado en la búsqueda de soluciones sostenibles. El proyecto ha promovido la colaboración entre el ámbito científico, el ámbito educativo y el institucional, generando sinergias que han fortalecido el impacto del trabajo realizado.
Durante dos años se han llevado a cabo dos actividades piloto como herramienta educativa y ambiental: una centrada en analizar las ventajas de la recogida y el uso del agua de lluvia, que incluyó la instalación de sistemas de recogida de agua de lluvia y actividades de concienciación sobre el consumo hídrico, y otra sobre la gestión de residuos orgánicos, que introdujo el compostaje escolar.

Un grupo de estudiantes de primaria participando en una de las actividades
En estas actividades han participado los alumnos de tercero y cuarto de primaria de las escuelas Turó de Guiera, Bellaterra y Collserola, y alumnos de segundo y cuarto de la ESO de los institutos Gorgs, Pere Calders y Forat del Vent, todos ellos de Cerdanyola del Vallès.
Cristina Madrid, responsable del proyecto, ha destacado que los resultados obtenidos han sido “muy positivos”, argumentando que el alumnado ha entendido cómo y por qué vale la pena compostar residuos orgánicos y usar fuentes de agua alternativas. “A través del proceso de codiseño de actividades piloto hemos conseguido ir un paso más allá: de la ciencia a la ingeniería ciudadana para la sostenibilidad”, concluye.