La circulación de retorno meridional del Atlántico (AMOC) es una corriente oceánica determinante en el clima global que está dando señales de debilitamiento. Esta corriente transporta aguas más cálidas hacia el norte del océano Atlántico, hunde las más frías y densas y es una reguladora del clima en el norte del continente europeo.
Según algunas hipótesis y modelos computacionales, el impacto del cambio climático y el deshielo de los polos podrían llegar a colapsar la AMOC, con efectos en la regulación oceánica global y el clima difíciles de prever.
El colapso de la AMOC podría tener efectos en la regulación oceánica global y el clima difíciles de prever
Para dimensionar el impacto que tendrá el cambio climático en la corriente del Atlántico norte, un grupo de investigadores de la Universidad de Barcelona estudiarán la circulación de las aguas de salida del Mediterráneo (MOW) y su impacto en la corriente oceánica atlántica.
Así, del 15 de septiembre al 11 de octubre, la campaña MORIA (Mediterranean outflow reach and impact into the north Atlantic: present and past variability using neodymium isotopes») avanzará desde las costas de Vigo hasta Reikiavik, a bordo del barco oceanográfico Sarmiento de Gamboa, en una navegación que seguirá la circulación de las aguas del Mediterráneo por el margen europeo atlántico. La campaña oceanográfica caracterizará las aguas mediterráneas en su trayecto hacia el norte y estudiará el posible impacto de cambios en la circulación de las aguas de salida del Mediterráneo sobre la circulación de retorno meridional del Atlántico.

De izquierda a derecha, los investigadores Leopoldo Pena y Jaime Frigola
Pero, ¿por qué es tan importante el papel regulador de las aguas mediterráneas sobre las corrientes del Atlántico? Esto es así porque las masas de agua que salen del mar Mediterráneo —más cálidas, densas y salinas— se desplazan desde el estrecho de Gibraltar hasta el océano Atlántico, siguiendo el margen de la Península Ibérica y el continente europeo en dirección a latitudes más elevadas. Como explica el investigador Jaime Frigola “esta potente corriente de agua del Mediterráneo se mezcla con las aguas circundantes de latitudes superiores y hace que aumente su densidad, lo que hace que el sistema AMOC funcione de forma más eficiente”.
Para poder prever el futuro de la AMOC y el impacto que su colapso podría tener en el clima, el equipo investigador tiene previsto obtener unas ochocientas muestras de agua del Mediterráneo —en varios puntos y profundidades— para caracterizarla de forma detallada con varios trazadores geoquímicos, como isótopos de neodimio y otras tierras raras.
Cada vez hay más evidencias de que la AMOC es un sistema altamente sensible que en un futuro podría llegar a colapsar, con unas consecuencias climáticas impredecibles
Además, estudiarán parámetros fundamentales en el ciclo del carbono, como la alcalinidad, el pH, los nutrientes, el contenido de oxígeno, la salinidad o el contenido de metales disueltos. En paralelo, los expertos también trabajarán con muestras de sedimentos de los fondos oceánicos para analizar, con distintos indicadores, secuencias del registro sedimentario que permitan estudiar la variabilidad de las aguas de salida del Mediterráneo en el pasado más reciente.