Marinaleda es la excepción que confirma la regla. En una tierra, Andalucía, donde la devoción a la Semana Santa es ley, la localidad sevillana, de 2.600 habitantes, lleva casi medio siglo dejando de lado los pasos, los cirios y los nazarenos. El ex alcalde Rafael Sánchez Gordillo (del Partido Comunista, y de las formaciones que heredaron o incluyeron la marca política) arrancó en 1993 esta Semana Santa alternativa y el nuevo primer edil, Sergio Gómez (de Adelante Andalucía, que gobierna el municipio desde 2023) mantiene la costumbre.
El resultado es: procesiones, 2; actos políticos y culturales, muchos. Los actos religiosos en la calle se limitan a la salida de la Hermandad de la Esperanza, que sale a las calles del pueblo el Jueves Santo, y Jesús Nazareno, con salida prevista en el Viernes Santo. Estos actos no cuentan, en cualquier caso, con apoyo consistorial. La organización corresponde a la parroquia local, y las hermandades no cuentan con subvenciones de dinero público en el pueblo
Este año, el Ayuntamiento sevillano defiende “una cultura que invite a la paz y condene la guerra”, con lo que Marinaleda se posiciona “con la cultura, con la paz y con la autodeterminación de los pueblos”. El cartel de la celebración tiene alusiones como OTAN no y ' Desde el río hasta el mar', el lema de la población palestina en la defensa de su territorio ante Israel.
Las actividades se iniciaron el pasado lunes y se prolongarán hasta el domingo próximo, y contemplan en su cartel, entre otras citas, presentaciones de libros de autores como Fonsi Laiza, Juan Pinillla u Óscar Reina, jornadas de convivencia y ocio, chirigotas de carnaval, una conferencia de la activista palestina Jaldía Abubakra o el Festival por la Paz. Actuaciones de clase en los tiempos de Trump.