La música callada del toreo

RAFAEL DE PAULA (1940-2025) TORERO

Ha muerto Rafael de Paula y la bergaminiana “música callada del toreo” es hoy sonidos gitanos de pena negra.

Rafael de Paula durante la corrida de la Beneficencia en la plaza de Las Ventas en 2013

Rafael de Paula durante la corrida de la Beneficencia en la plaza de Las Ventas en 2013  

EFE

Nació Rafael Soto Moreno el 11 de febrero de 1940 en el Barrio de Santiago, gitano y flamenco, de Jerez de la Frontera y con diecisiete años hizo su primer paseíllo de luces en Ronda, dónde si no. Y el 9 de septiembre de 1960, en el mismo coso, tomó la alternativa, Corrida Goyesca, con Julio Aparicio como padrino y Antonio Ordóñez testigo. Una alternativa cuya confirmación en Las Ventas no llegó hasta 1974, José Luis Galloso el padrino.

 Años en los que apenas sumaba festejos, siendo la tarde de 1964, en su Jerez y antes seis toros de Salvador Guardiola la más destacada, nada menos que ocho orejas cortó, y desatando la locura de los presentes.

Pero fue la tarde del 5 de octubre de 1974 la que supuso una auténtica conmoción. Plaza de Vistalegre, barrio de Carabanchel, Madrid, toros de Fermín Bohórquez y Juan Mari Pérez Tabernero y en el paseillo Antonio Bienvenida (en su despedida de los ruedos), Curro Romero y Rafael de Paula.

Finura y profundidad

Y con capote y muleta deslumbró a todos, entre ellos a José Bergamín. Y Bergamín escribió, con Rafael en la inspiración, su “Música callada del toreo”. En ella, se lee: “El arte mágico y poderoso de torea tiene también su música (por dentro y por fuera) y es lo mejor que tiene. Música para los ojos del alma y para el oído del corazón”. También: “Rafael de Paula ha sido el primero que le ha llamado en lenguaje taurino al sentimiento del toreo, pensamiento; y pensamiento tan profundo que es canto y cante, que es musical”.

Rafael de Paula hacía y decía el toreo, con finura y profundidad. En esa tarde y otra también en la misma plaza, ambas con Bergamín testigo del prodigio, el torero gitano pidió que no sonara la música mientras él toreaba.

Cuenta Bergamín que llegada la noche de la primera de esas corridas, la del adiós de Don Antonio Bienvenida, llamó a éste para felicitarle por su retirada y Bienvenida apena le dejó hablar, para decirle entusiasmado: “¿Has visto qué faena la del gitano?.”

Pero Paula era también el torero de las “espantás”. Como la de La Monumental de Barcelona en 1975 al negarse al matar un toro. Y el gitano capaz de brindar un toro a la Guardia Civil y en La Maestranza. 

Toreaba Paula poco y a golpes de inspiración, como el 17 de mayo en Jerez de la Frontera, una faena a un toro del Marqués de Domecq al que cortó las dos orejas y rabo en cuyo recuerdo se colocó en el coso jerezano una placa conmemorativa.

Tras un escabroso episodio que le llevó durante unas semanas al penal del Puerto de Santa María en 1985, Rafael de Paula toreó en La Maestranza junto a Curro Romero y Lucio Sandín, que tomaba la alternativa, y volvió a dejar su inconfundible sello.

Medalla de oro al mérito de las Bellas Artes

Torero de contrastes, como las dos tardes en Las Ventas de 1987. Un toro al corral en la primera de ellas, en San Isidro, y una faena memorable a un toro de Martínez Benavides en otoño, de tal magnitud, que pese al mitin con los aceros le obligaron a dar una vuelta al ruedo que fue de clamor. Y ese mismo año, el 12 de octubre, seis toros en solitario en La Maestranza y una faena inolvidable a un toro de Fermín Bohórquez, que le abrió la Puerta del Príncipe. 

Siguió toreando en las temporadas siguientes, con la mágica irregularidad de los genios y en 1995, desestimado el recurso de la primera detención, nuevo ingreso carcelario, ahora en Jerez, por inducción a una agresión a un empresario gaditano. Libertad provisional que le lleva de nuevo al campo bravo y los ruedos pero la edad, mermado el físico y la cornadas del alma le llevan al adiós definitivo el 18 de mayo de 2000, en su Jerez y junto a Curro Romero. El Faraón de Camas cortó dos orejas y rabo y Rafel escuchó los tres avisos en sus dos toros.

En 2002 el Ministerio de Cultura le concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Y años más tarde fue apoderado sui géneris de otro genio, Morante de La Puebla.

Nos queda la “Música callada del toreo”. Esa música, ese canto/ese melodioso eco/ que escuchamos con los ojos/y con los oídos vemos”.

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