Las fiestas de Gràcia estrenaron anoche su jornada más silenciosa, la nit tranquil·la, una iniciativa destinada a frenar la masificación que padecen estas populares celebraciones y también a mitigar las molestias que sufren muchos vecinos del barrio durante esto días.

En las diferentes calles proliferaron las cenas de hermanamiento
Así que ninguna calle programó ningún concierto ni ninguna otra actividad especialmente bulliciosa, y las propuestas invitaron más bien a la charla y la reunión vecinal, como en los viejos tiempos.

En otras calles optaron por ver una película
De manera que proliferaron las cenas de hermanamiento de toda la vida, como en los viejos tiempos. Algunos incluso se pusieron a jugar al Trivial Pursuit. Otros proyectaron una película. Y quienes quisieron bailar un poco más pudieron hacerlo escuchando la música a través de unos audífonos.

Los juegos de mesa se revelaron como otra manera de pasar la fiesta
Y a su manera, la lluvia contribuyó a apaciguar los ánimos de los más fiesteros. Afortunadamente las precipitaciones no arruinaron los decorados de las calles engalanadas. Además, luego del largo jolgorio del sábado por la noche, muchos no se encontraban precisamente en condiciones de acumular más excesos.

A partir de las diez de la noche no se programó ningún concierto