La Audiencia de Barcelona ha condenado a 13 años de prisión al conductor que, con una conducta temeraria, causó un accidente en la C-17, a la altura de Gurb, en marzo de 2018. Este suceso tuvo como consecuencia el fallecimiento de una menor que se encontraba en otro vehículo. El órgano judicial ha considerado que actuó “con un manifiesto desprecio por la vida de los demás”.
En virtud del veredicto del jurado, que declaró culpable por unanimidad a este conductor, la magistrada presidenta del tribunal le ha impuesto una pena de 13 años de prisión como había solicitado el ministerio público, y el pago de una indemnización a la familia de la víctima de casi 400.000 euros.
Además, en la sentencia, la jueza le prohíbe conducir cualquier vehículo de motor durante nueve años, y lo condena también a libertad vigilada durante los 5 años posteriores a la pena que se le ha impuesto de 13 años de prisión por el delito de homicidio, por tres delitos de lesiones y por los delitos de conducción bajo la influencia de sustancias tóxicas.
La Audiencia de Barcelona da por probado que causó la muerte de la menor de forma intencional
La sentencia da por probado que el acusado es culpable de “haber causado intencionadamente la muerte” de la menor, que iba como copiloto en el vehículo contra el que el procesado, ebrio y drogado, impactó cuando circulaba a 145 kilómetros por hora y en contradirección.
El tribunal del jurado, en su sentencia, resalta asimismo que el hombre puso en riesgo la vida de los otros usuarios de la vía, ya que circuló en sentido contrario de la marcha y a “gran velocidad”, siendo “consciente” de ello.
Circuló 12 kilómetros en sentido contrario
El condenado se mostró “absolutamente indiferente a la situación de peligro generada” con su actitud, de la que no desistió pese a las advertencias de otros conductores y de las patrullas de los Mossos d'Esquadra que trataron de interceptarlo: la conducción del acusado fue “agresiva” y “manifiestamente temeraria”, recalca. El procesado, pese a todas esas advertencias, condujo en dirección contraria durante más de 12 kilómetros.
Según el tribunal, existen “múltiples y plurales” indicios que apuntalan esta conducción temeraria, que fueron acreditados durante el juicio con pruebas directas, como el testimonio del padre de la menor fallecida o el de los otros conductores, que “llegaron a temer por su vida”, o como las pruebas de drogas y alcohol que se le practicaron tras el accidente mortal.
“Estos indicios, además de ser plurales y encontrarse enlazados entre sí de manera natural, apuntan a una única dirección: que la voluntad del acusado era aceptar la posibilidad de producción de un resultado fatal como consecuencia de su acción si esta llegaba, como llegó a producirse”, dice la resolución.
Además, se considera que el hombre no tenía su capacidad volitiva y cognitiva alterada por el consumo de drogas y alcohol: aunque el acusado presentaba niveles de alcohol y cocaína elevados, “estos no influyeron en la conducción o toma de decisiones del acusado” y, de hecho, condujo con “pericia” durante varios tramos.
Además de los 13 años de prisión, la Audiencia de Barcelona le impone una indemnización de 397.000 euros: 110.000 para cada uno de los progenitores de la menor fallecida, 30.000 para cada uno de los hermanos de la víctima, y 117.000 por las lesiones causadas a los otros pasajeros contra los que impactó.


