Faltan 10 días para que Via Laietana estrene nueva imagen, con aceras más anchas y la eliminación de dos carriles para el tráfico. La calle más neoyorquina de la ciudad dirá adiós a tres años de intensas obras que tenían como misión dejar atrás la imagen de autopista urbana que nació a principios del siglo XX (ya aparecía en el plan Cerdà de 1859) para conectar la floreciente Eixample con el puerto. Ese vínculo será a partir de ahora muy distinto, como diferente es la Barcelona de 2025 de la de 1913, cuando se dio por terminada la apertura de la arteria que se llevó por delante 300 edificios y más de 2.000 viviendas. Se podrá bajar en coche, pero solo podrán subir los vehículos de los vecinos, amén de los autobuses y los taxis. Así las cosas, la movilidad privada que ascienda desde el Port Vell tendrá que conformarse con el paseo de Picasso y con Paral·lel, calles separadas 1,5 kilómetros entre sí. Las obras terminan con una inversión total de 38,16 millones de euros, 5,3 millones más que lo anunciado al inicio de la reforma.
De bajada, la Via Laietana ya dispone de un carril para transporte público, taxis y bicis (un método, el de mezclar ciclistas con autobuses, que solo se usa aquí, en Creu Coberta y en Pi i Margall) y otro para tráfico privado. De subida tendrá un carril bici asido a la acera de cuatro metros y un vial para TMB (se recuperará el paso del mítico 47), taxistas y coches empadronados en dos barrios: la Barceloneta y Sant Pere, Santa Caterina y la Ribera. No así los del Gòtic, a los que se da como salida la Rambla. Según datos municipales, en la Barceloneta hay casi 9.000 coches y motos censadas, mientras que en el vecindario del Born son 13.200 los turismos y motocicletas que podrían solicitar (está por ver de qué manera, el Ayuntamiento lo concretará en fechas venideras) que podrían solicitar el permiso para poder subir por Via Laietana.
Los coches inmunes
Los dos barrios agraciados con el permiso para poder subir por la arteria suman cerca de 20.000 turismos y motocicletas
El control de acceso a la calle será similar al de la Rambla, con una cámara que leerá las matrículas y que sancionará a los que no estén identificados como conductor amigo. A esta lista más o menos estable se tendrán que sumar los transportistas, los que vayan a los cuatro aparcamientos de la zona (los parkings tendrán que pasar los datos de sus clientes al Ayuntamiento) o los turistas que se hospeden en hoteles de la Via Laietana y que hayan considerado que venir en coche es una buena idea para conocer y recorrer la capital de Catalunya.
Las explicaciones sobre los cambios que están por venir a la arteria que divide Ciutat Vella las ha aportado hoy la teniente de alcalde de Urbanismo, Laia Bonet, que ha destacado la ganancia en movilidad sostenible y en espacio para peatones, puesto que la acera tenía tramos en los que no se llegaba a los 2,6 metros de ancho. No tanto en espacios verdes, pues desde Jaume I hacia el mar, la Via Laietana apenas tiene naturaleza en su estructura central, aunque sí en sus perpendiculares, sobre todo en Joan Massana y Manresa. Tampoco es que hayan engañado a nadie, ya que las imágenes virtuales exhibidas hace tres años mostraban la parte alta de la avenida, donde sí hay mucha más presencia de árboles.

Un operario, en plena faena, en Via Laietana
La movilidad ciclista es una de las incógnitas de la nueva Via Laietana. Durante las obras, el vial unidireccional de subida se ha convertido en muchas ocasiones en un corredor compartido tanto para ascender como para bajar, algo que a partir de la inauguración se controlará con más esmero. Está por ver cómo funciona esa bajada compartida entre autobuses y ciclistas, algo que las entidades que defienden al colectivo han rechazado de plano, poniendo como argumento, entre otras cosas, que hace más de 10 años se rechazó a las motos en el mismo espacio blandiendo tres estudios -de la Guardia Urbana, de los servicios municipales de Movilidad y de TMB- que desaconsejaban la medida por cuestiones de seguridad y de eficiencia del transporte público.
Nuevos hábitos
Los transportistas podrán subir hasta la plaza de Antoni Maura, y las bicis tendrán que compartir vial de bajada con el bus
Los transportistas, en cambio, tienen mucho más claro lo que pueden y no pueden hacer. Los carriles de bajada los podrán usar sin problema, y en cuanto al de subida, podrán entrar en Via Laietana los usuarios de la plataforma logística del mercado de Santa Caterina y, en un horario aún por determinar, los vehículos de distribución urbana de mercancías registrados en el área DUM de la aplicación SPRO, la que usan para marcar sus entradas y salidas en las zonas de la calle destinadas a la carga y descarga. Está por ver, sin embargo, cómo afecta tanta novedad a Portal de l'Àngel, una de las principales arterias comerciales de la ciudad que durante buena parte del día presenta un aspecto algo abigarrado de furgonetas de todo tallaje.