Alianza en Collserola para recuperar olivos y limitar el avance del bosque

Medio ambiente

Unas 156 hectáreas podrían cultivarse para promover el mosaico agroforestal

OLiveres Collserola Crèdit: Fundació Catalunya La Pedrera

Los trabajos de poda de olivos monumentales abandonados empezaron el pasado mes de febrero 

Fundació Catalunya La Pedrera

Poco a poco van asomando iniciativas encaminadas a restaurar campos abandonados y promover un paisaje agroforestal más resistente ante los grandes incendios. La Fundació Catalunya la Pedrera ha identificado un total de 156 hectáreas, el 1,8% de la superficie del parque natural de la Serra de Collserola, “potencialmente recuperables” como cultivos en un plazo de cinco años, en los municipios de Barcelona, Sant Cugat del Vallès, Sant Feliu de Llobregat, Molins de Rei, Cerdanyola y Sant Just Desvern.

Un primer paso es el plan piloto emprendido con la cooperativa L’Olivera para dar nueva vida a alrededor de 240 olivos y reconstruir terrazas en Sant Just Desvern. Algunos de los árboles se han trasplantado en la finca Can Calopa, en Barcelona, que explota L’Olivera; otros se mantienen en su emplazamiento actual, y el resto se prevén trasladar a otra parcela cerca del núcleo urbano de Sant Just Desvern. Los trabajos de poda intensiva, de reducción de la densidad arbórea y de eliminación de vegetación se iniciaron el pasado febrero, se han interrumpido en verano y se prevé que se reemprendan en noviembre, señala Miquel Rafa, director de Territori i Sostenibilitat de la Fundació Catalunya la Pedrera.

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L’Olivera, cooperativa que emplea a personas en riesgo de exclusión social, gestionará los cultivos de este programa inicial que se estima que, en el 2028, den una cosecha de 2.500 kilos de aceitunas equivalentes a alrededor de 330 litros de aceite de oliva virgen extra.

Catalunya la Pedrera pretende replicar el modelo iniciado con L’Olivera a las otras fincas seleccionadas, ubicadas en áreas prioritarias de prevención de incendios, y que suman hasta 156 hectáreas entre antiguos pastos, campos de cereales, frutales y olivos. El objetivo es llegar a acuerdos con los propietarios para replantar el máximo de cultivos, a la vez que intensificar la gestión forestal.

El camino a seguir pasa por reducir la continuidad del bosque y promover la producción de alimentos de proximidad en este espacio natural.

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Asociaciones vecinales y de propietarios forestales de Collserola llevan años reivindicando acciones urgentes ante las consecuencias devastadoras que podría tener un gran incendio en este enclave, con numerosas urbanizaciones y viviendas ­diseminadas.

Para que todo el engranaje del proyecto sea sostenible y se mantenga en el tiempo debe demostrarse que las explotaciones agrícolas son rentables. Miquel Rafa apunta que para cerrar el círculo sería conveniente poner en marcha un molino de aceite, en Can Calopa, que diera servicio no solo a L’Olivera sino también a otros pequeños productores. Pero conseguir los permisos para ello es un nuevo escollo.

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