El Torneo Internacional Femenino de ajedrez se celebró por vez primera en Barcelona, en la cúpula del Coliseum. Tal sede quizá suscite extrañeza, y por lo tanto merece la pena dar cuenta del lugar.
El cine Coliseum, el más moderno y ambicioso de la época, fue inaugurado en 1923 y se asegura que tenía previsto establecer la ruleta en esa cúpula que remata el colosal edificio proyectado por el arquitecto Francesc de P. Nebot. El golpe de Estado de Primo de Rivera en ese mismo año impidió semejante intento, al decretar la prohibición del juego en toda España.
El interés de esta competición impulsó a solicitar un primer enfrentamiento entre jugadoras nacionales
El destino de aquel lugar quedó incierto hasta que el president Companys lo inauguró como sede del Foment de les Arts Decoratives (FAD). Corría 1936. Aquel espacio octogonal, enmarcado por unas columnas pareadas para sostener la bóveda que introducía luz natural, había sido primorosamente ornamentado por Valeri Corberó.
La guerra incivil supuso una interrupción. Quedó bajo el control del Sindicat dels Bells Oficis, afecto a la UGT. La apocalíptica explosión cerca del edificio en 1938 de un camión cargado de trilita dañó la cúpula.
El espacio octogonal fue adaptado a las exigencias propias de tan original lugar
A finales de 1940 se reanudó la actividad, que también incorporaba conciertos y toda una serie de actos, como desfiles de moda, torneos o exposiciones de canarios, para obtener ingresos y restaurar el espacio.
En 1960 se transformó en sede de la Escola d’Art Dramàtic Adrià Gual, sección del FAD. Y en 1971 esta entidad cultural abandonó la cúpula.
A finales de 1949 había acogido dos competiciones internacionales seguidas de ajedrez: una masculina entre selecciones de París y Barcelona, y otra femenina, en la que participaron dos jugadoras inglesas, una neerlandesa, una belga, una francesa, una castellana y dos barcelonesas: Glòria Velat y V. Guinart. Aquellas partidas duraron varios días y se proclamó vencedora una de las representantes inglesas. La castellana dio muy buena impresión y prometía futuro, a tenor de la valoración de los cronistas.
Un hecho relevante y que merece ser señalado: este torneo destacaba por ser la primera vez que participaban representantes locales, lo que así permitió demandar la conveniencia de organizar lo antes posible un campeonato femenino nacional.
CUADERNO BARCELONÉS
Misterio doble
No son pocos los novelistas que suelen utilizar la ciudad como escenario ligeramente ambiental, y por eso les bastan unas simples pinceladas para que cobre presencia secundaria, o incluso menos. En algunas obras, tales alusiones son de puro nivel superficial. Sergio Vila-Sanjuán, en su recién publicada novela Misterio en el Barrio Gótico (Planeta), introduce una novedad destinada a causar sorpresa, efecto que es muy de agradecer en una obra de perfil ya anunciado en el título. Resulta que el Gótico también esconde incluso sus misterios. Y los desentraña merced a una investigación histórica sólida que ya había llevado a cabo mucho antes y para otro destino. Paso a paso desenmascara las falsedades de un estilo tan desacreditado que en el siglo XIX un día lluvioso, gélido y con ventolera aún merecía la calificación de “fa un dia gòtic”. Otro dato: un visitante entró en una tienda y pidió por el Barri Gòtic. La dueña pregunta al marido, quien aclara: “Sí dona… és això que estan construint”. Maria Aurèlia Capmany me precisó que así se lo había relatado su culto padre.

