El Ayuntamiento precinta con dos trabajadores dentro el bar donde se conocieron Piqué y Chia

Ocio nocturno

El distrito de Sarrià-Sant Gervasi asegura que notificaron el precinto el pasado 1 de noviembre a los responsables del local, que acusan a la administración de chapuzas

El Ayuntamiento precinta con dos trabajadores dentro el bar donde se conocieron Piqué y Chia
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El Ayuntamiento precinta con dos trabajadores dentro el bar donde se conocieron Piqué y Chia 

LV

Los precintos son inviolables. A nadie se le ocurre romper la etiqueta que frena el acceso a un establecimiento porque es ilegal y puede tener consecuencias imprevisibles. Y con sendas etiquetas de precinto ha aparecido este mediodía el bar La Traviesa de la calle Tuset de Barcelona, después de que unos técnicos del distrito de Sarrià Sant Gervasi precintaran el local por, aseguran desde el Ayuntamiento de la capital, “incumplir reiteradamente su licencia de actividad”. Hasta aquí, nada que no pase a menudo en la ciudad, lo que pasa es que esta vez en el interior del establecimiento se quedaron encerrados dos trabajadores que durante cinco horas han permanecido dentro sin atreverse a romper el precinto, por consejo de los propietarios y de los abogados.

El ayuntamiento precinta con dos trabajadores dentro el bar donde se conocieron Piqué y Chia

Uno de los dos guardias urbanos que ha roto el precinto, junto a uno de los dueños de La Traviesa, Pablo Garcia 

Miquel Muñoz / Shooting Colaboradores

La escena ha sido del todo surrealista y ha mantenido en vilo la ajetreada calle durante toda la mañana. Surrealista para los espectadores y un esperpento para los dueños del local que denunciaron la “incapacidad” del consistorio de buscar soluciones pactadas con los responsables de los establecimientos de ocio de una calle, especialmente concurrida los fines de semana.

La Traviesa saltó a la fama en su momento porque fue el escenario en el que se conocieron Gerard Pique y Clara Chía, que trabajaba en el establecimiento. Ni uno ni el otro se pasan ya por allí, pero el local sigue siendo uno de los más concurridos de una calle con numerosos negocios de ocio que se han organizado en una asociación que precisamente este viernes tenía una nueva reunión con los responsables del distrito.

Luca Tamborra, uno de los dos dueños de La Traviesa, se dirigía este mediodía a las oficinas del local cuando se encontró con los precintos. Dentro, en la oficina, dos trabajadores seguían en sus quehaceres y ni se enteraron, aseguran, del momento en el que dos técnicos del distrito aporrearon la puerta, aseguraron después, para comprobar que no había nadie.

No era la primera vez que el bar era expedientado y cerrado. Lo recuerda el propio consistorio que advierte que hay un incumplimiento reiterado de la licencia que tiene y el uso que se da. Desde el ayuntamiento aseguran que el permiso es de bar y que actúa como discoteca, un extremo que los dueños niegan. “Hemos hecho todo lo que nos han pedido. Respetamos aforo, controlamos la seguridad en el exterior del bar, y hemos anclado mesas altas en el local para no dejar espacios en los que bailar. Pero si un joven se levanta y baila, ¿qué hacemos? ¿le echamos? Es absolutamente injusto”, insiste.

Justa o no justa la medida, los dueños del local llamaron al notario con el que normalmente trabajan para que levantara un acta de la rotura del precinto, pero eran las dos de la tarde y el notario advirtió de que no haría nada hasta después de comer. En el interior, uno de los dos trabajadores se ponía cada vez más nervioso y empezaba a sufrir un ataque de ansiedad.

Los dueños llamaron al 112, solicitaron la presencia de los Bomberos, de la Guardia Urbana y aún pararon a un vehículo de los Mossos a su paso por Tuset. El policía aseguró que había escuchado la solicitud del servicio por la emisora compartida y que la patrulla de la Guardia Urbana no tardaría en llegar.

Mientras tanto, iban llegando cada vez más periodistas, público que se quedaba de espectador bajo una lluvia que empezaba a caer. 

Casi a las cuatro de la tarde, la pareja de guardias urbanos del distrito llegó y bajó una nube de cámaras y flashes rompió el precinto, para liberar a los dos trabajadores, tras consulta previa a sus superiores de que podían hacerlo.

Desde el ayuntamiento se aseguró que tampoco era necesaria la presencia policial para abrir el local, ni esperar esas horas de encierro, porque el precinto es a la actividad, no al establecimiento en el que se puede entrar y salir sin problema.

El de ayer es el tercer precinto en los últimos dos años del local por la misma irregularidad, insisten los mismos interlocutores municipales. Además de las correspondientes sanciones económicas, se impuso un primer cierre de 30 días, otro de 45 y este tercero tiene una duración de 90 días lo que implicará a los dueños perderse prácticamente toda la campaña de Navidad, con lo que conlleva de pérdidas para la empresa. “Aquí trabajan 15 personas que ya veremos cómo se gestionan con este cierre”, lamentaba Tamborra que aseguró haber recibido la notificación oficial de la sanción el mismo miércoles a las 13 horas, cuando el precinto se había realizado dos horas antes.

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