Un día de playa con bandera amarilla, señalización que pide prudencia, con un oleaje medio en el mar que permite un baño aparentemente tranquilo. Si bajo el agua hay una corriente marina que empuja en dirección contraria a la arena, muy difícil de detectar hasta que ya estamos dentro del mar, la jornada de playa se puede convertir en una pesadilla.
Las corrientes están generadas habitualmente por las olas, pero suelen ejercer su fuerza submarina en las partes del litoral donde el oleaje es más suave.
Es el dramático escenario que según las primeras investigaciones policiales acabó con dos hermanos británicos de 11 y 13 años ahogados en la playa Llarga de Salou (Tarragonès) la tarde del martes, sobre las 20.40 horas, junto a su padre. A él, los servicios de emergencias le pudieron reanimar, pero no pudieron hacer nada para salvar a los dos menores: uno apareció sin vida en la arena y el otro hermano en una zona de rocas, en un extremo de la playa.
Los tres se quedaron sin fuerzas después de nadar durante varios minutos contra corriente al intentar regresar a tierra. La fuerte corriente hizo inútiles sus esfuerzos. Al contrario, quedaron absolutamente exhaustos al quemar su energía y último aliento contra la fuerza de un mar que les empujaba lejos de la costa. No había socorristas en la playa porque el servicio acaba cada día a las 20 horas.

Personal de emergencias tras localizar el martes en la playa Llarga de Salou uno de los niños ahogados
El padre y dos de sus hijos entraron al mar en uno de los laterales de la playa Llarga, cerca de la zona de rocas y de una cala, según explicó ayer el jefe de la Policía Local de Salou, José Luis Gargallo. Previsiblemente eligieron este punto porque les pareció más seguro al ver que justo aquí el oleaje era menos intenso que en la parte central de la playa, donde había ondeado toda la tarde la bandera amarilla y rompían con más fuerza las olas. Quizás entraron al mar aquí porque estaba más cerca de su hotel, donde esperaban la madre con los otros tres hermanos.
Las corrientes marinas están detrás de una parte importante de los ahogamientos, especialmente de bañistas jóvenes o de mediana edad. Nada que ver con el perfil históricamente mayoritario de quienes fallecen en las playas, bañistas mayores que sufren algún tipo de desfallecimiento cuando están en el mar, con bandera verde, y acaban muriendo ahogados.
Los días con bandera amarilla y oleaje son los más peligrosos si nadamos sin poder tocar tierra con los pies
Pocas horas antes del trágico accidente de la familia británica en Salou, un turista alemán de 54 años murió ahogado en circunstancias parecidas en la playa del Cap Sant Pere de Cambrils (Baix Camp), también con bandera amarilla aunque con el servicio de socorrismo activo.
Sin salir de la Costa Daurada, con playas poco profundas y aparentemente apacibles, Tarragona sufrió en verano del 2024 tres ahogamientos mortales de bañistas arrastrados por las corrientes. La zona más peligrosa, en la playa del Miracle, fue señalizada y balizada con boyas en el mar, lo que ha frenado los accidentes.
Protecció Civil hizo ayer un enésimo llamamiento a la prudencia de los usuarios de uno de los escenarios más deseados del verano, la playa, con especial atención a las temidas corrientes. Se han encendido las alarmas por el elevado número de bañistas fallecidos por ahogamiento en un julio negro.
El Ayuntamiento de Salou también pidió extremar la prudencia. “Cuando hay bandera amarilla y oleaje debemos tener la máxima precaución, el mar no avisa y pueden ocurrir estas tragedias”, pidió el agente de la Policía Local de Salou que se tiró al agua para intentar rescatar a los dos hermanos y su padre.
“Lo primero que debemos hacer es lograr que nos vean desde tierra y no ponernos nerviosos. En algún momento la corriente dejará de arrastrarte y podrás salir de la corriente, es entonces cuando has de intentar nadar para regresar a la arena”, destaca Montse Font, jefa del Centre de Coordinació Operativa de Catalunya de Protecció Civil.
Ser visto en tierra, no nadar contracorriente y buscar una salida del agua alternativa, claves para sobrevivir
Bañarse cuando el servicio de socorrismo está activo y no entrar al mar solos, sin que nadie sepa que nos estamos bañando, están entre los consejos básicos.
Toda recomendación es poca en un verano con 16 personas ahogadas ya en las playas de Catalunya (3 más en piscinas y 3 más en ríos). Cuatro fallecidos más que en el mismo período del año pasado. La Costa Brava y el litoral de Barcelona suman la mayoría de víctimas, a pesar de la última racha negra en la Costa Daurada.
Falta concienciación y conocimiento
Además de concienciación y respeto por un medio cambiante y peligroso como es el mar Mediterráneo, falta hacer pedagogía y divulgar conocimiento para saber cómo actuar si como bañistas nos vemos arrastrados por una corriente. “Se debería de explicar en las escuelas la importancia de las corrientes marinas y hacer mucha más divulgación, lanzar un mensaje más claro”, destaca Eric Faura, al frente de La Pineda Surf Club. Pioneros en Tarragona en la enseñanza del surf, sus clases empiezan hablando de las corrientes y destacando la importancia de dejarse llevar por la fuerza del mar hasta que la corriente desaparece, aunque uno se aleje de la playa; para buscar después por los laterales la vía alternativa para regresar a la arena sin realizar un sobreesfuerzo. Curiosamente, la mayoría de los ahogados son habitualmente hombres porque Protecció Civil sostiene que las mujeres por lo general son más prudentes. “Las mujeres tenemos una alta responsabilidad en la autoprotección”, sostiene Montse Font, jefa del Centre de Coordinació Operativa de Catalunya de Protecció Civil.