El Ripollès tiene un plan para fomentar la lectura y “fortalecer la cohesión social y el arraigo” de la población. El Consell Comarcal lo ha aprobado recientemente por unanimidad. El documento incluye una diagnosis y acciones concretas.
La propuesta plantea lideralo con el apoyo de todos los agentes implicados: bibliotecas, centros educativos, entidades y partidos políticos, entre otros.
“Queremos llegar a todos los pueblos pequeños que no tienen biblioteca, 14 de los 19 que somos”, explica su presidente, Amadeu Rosell.
Un modelo a replicar es el espacio que hace un mes ha abierto el Ayuntamiento de Sant Pau de Segúries con un grupo de voluntarios. “Gracias a donaciones tenemos una biblioteca muy completa”, afirma Imma, una de las personas del grupo.
Ripollès quiere mejorar los hábitos lectores de sus vecinos con un plan de fomento a cinco años vista. La ha elaborado la Associació Tantàgora Serveis Culturals basándose en los datos facilitados por los ayuntamientos y otros organismos.
El documento recoge un diagnóstico con los principales retos y tres líneas de acción principales: llegar a todo el territorio -especialmente donde no existen bibliotecas ni escuelas con la ayuda de voluntarios-, generar más lectores y fomentar la coordinación entre los diferentes agentes culturales.
“El Ripollès es una comarca extensa, poco poblada y con núcleos urbanos pequeños, a tener en cuenta”, afirma Oriol Homs, sociólogo y representante de la asociación encargada del estudio. Sin embargo, el documento remarca que es un territorio con un “ecosistema lector activo y con mucha actividad que moviliza a actores públicos y privados con una amplia gama de acciones para promover la lectura”.
Por eso, según Homs, “más que proponer cosas nuevas, hay que potenciar las que se hacen”. Y muy especialmente, mejorar la coordinación de todas las actividades para que la población tenga conocimiento. La idea es “poner la lectura en el centro de toda la actividad cultural que se realiza en la comarca, que es mucha”, afirma.
El presidente del Consejo Comarcal del Ripollès, Amadeu Rosell, admite que es necesario mejorar en este aspecto para también llegar “más lejos” y ser más eficientes con la suma coordinada de todos los ayuntamientos y actores implicados.
Ahora el siguiente paso será sacar a licitación el contrato para que una empresa pueda poner en marcha ese plan. “Desde aquí tampoco tenemos recursos humanos ni técnicos para ello”, afirma Rosell.
La redacción ha costado cerca de 5.000 euros financiados con una subvención de la consejería de Cultura de 17.000 euros. El dinero que queda se destinará a la licitación y también a acciones concretas. El ente confía en que, ahora que tienen un plan con acciones detalladas, les sea más fácil acceder a ayudas para hacerlo realidad.
Modelo a replicar
Hace un mes el Ayuntamiento de Sant Pau de Segúries inauguró una biblioteca autogestionada con la ayuda de un grupo de voluntarios. Es un modelo que la comarca querría replicar en otros puntos por los buenos resultados que está teniendo. Se encuentra en la segunda planta del edificio consistorial y, para acceder, es necesario poner un código desde una aplicación móvil. Sin embargo, las personas mayores pueden pedir un código fijo para que les sea más fácil.
Una de las voluntarias es Imma Páez que celebra que ya no tengan que desplazarse a Camprodon o Ripoll para acudir a una biblioteca. “Muchas veces, si necesitabas un libro te lo comprabas”, admite.
Ahora ya pueden tomar en préstamo todo tipo de material, desde revistas, novelas o cuentos, entre otros. Antes de llevárselo deben anotar sus datos y el día que lo devolverán. Todo es material recogido a través de donaciones, algo que ha sorprendido a los voluntarios por el volumen que han conseguido.
“Son familias del pueblo, personas de segundas residencias o de otros puntos porque se ha corrido la voz”, señala. Después, los voluntarios eligen para evitar repeticiones y que estén en buen estado y los registran. Una parte de los libros que reciben están por estrenar.
El Ayuntamiento ha puesto 2.000 euros para adecuar el espacio con material como sillones y un ordenador. También hay cámaras de vigilancia. El horario es de lunes a domingo de 9 a 20h.
Los jubilados y los jóvenes
El plan sitúa a las personas mayores de 65 años ya los jóvenes como colectivos de interés para fomentar la lectura. “Hay estudios que demuestran que la actividad cerebral de la lectura ayuda a tener una vida más sana y un envejecimiento más activo”, remarca Homs.
Sin embargo, un factor en contra es que por razones históricas tienen un nivel educativo más bajo y esto puede ser una barrera. Sin embargo, con los años esta tendencia se revertirá.
En el caso de los jóvenes, una de las claves pueden ser los clubes de lectura, sobre todo entre los adolescentes, para reforzar así la labor que ya están realizando los centros educativos fomentar el hábito lector.