Los Mossos intensifican la vigilancia en las carreteras secundarias de la Costa Brava

Seguridad

Los agentes circulan con coches sin logotipos y que se colocan de incógnito en puntos “clave” para detectar infracciones

Mosso de la unidad Espiell.

Mosso de la unidad Espiell.

ACN

Los Mossos d'Esquadra intensifican la vigilancia en las carreteras secundarias de la Costa Brava con la unidad 'Espiell' (espía). Se trata de agentes sin uniforme visible y que se desplazan en coches que no llevan logotipo de la policía para pasar inadvertidos. 

Su función es detectar a conductores que cometen infracciones, desde mirar el teléfono móvil, a circular con exceso de velocidad o conducciones erráticas vinculadas al consumo de alcohol y drogas. 

El jefe del Área Regional de Tráfico de Girona, Joan Costa, señala que se despliegan especialmente en verano cuando los conductores “se relajan”, pero también cuando detectan un incremento de siniestralidad en un punto determinado. “Hemos visto cómo interviniendo la unidad espiell, cae de forma evidente”, añade.

Las carreteras secundarias de las comarcas gerundenses aumentan de forma sustancial el número de vehículos que circulan por él durante los meses de julio y agosto, coincidiendo con las vacaciones de verano. Una época en la que los conductores están “más relajados” y eso provoca, de paso, un incremento de la siniestralidad.

 Para evitarlo, los Mossos aumentan la vigilancia en vías concretas de la Costa Brava con la unidad 'Espiell”. Son cinco agentes y un cabo que se despliegan por carreteras secundarias y por vías con mayor capacidad, pero lo hacen sin ningún logotipo visible que los identifique como policías.

De esta forma pasan desapercibidos por los conductores que están infringiendo las normas y pueden atraparlos.

La unidad tiene tres formas de trabajo diferentes, la espía, la dinámica y la semi-dinámica. La primera consta de un policía que se coloca en zonas estratégicas junto a una carretera, sin el uniforme policial visible. Desde ese punto vigila a los conductores que pasan y, si detecta una infracción, lo comunica a sus compañeros que tienen montado un control policial unos metros más allá, habitualmente en una rotonda.

La unidad”canta” la matrícula del coche, el modelo, el color y describe cuál es la infracción que ha cometido y, en función de lo que sea, los agentes del control imponen la correspondiente multa. 

En este sentido, el jefe de Tráfico de los Mossos en Girona, Joan Costa, señala que el uso de los móviles es “uno de los grandes problemas” que todavía detectan. 

A modo de ejemplo, en pocas horas, se multaron hasta 69 conductores en la carretera que lleva de Mont-ras a Palafrugell, en el Baix Empordà y que es una de las más concurridas durante el verano.

Costa señala que, más allá del verano, se fijan especialmente en los datos de siniestralidad de una carretera concreta para aumentar el control de la unidad mirilla. De hecho, el jefe de Tráfico en Girona revela que realizaron una actuación en la C-35 en Llagostera (Gironès), que permitió rebajar el número de infracciones y de accidentalidad.

Las modalidades dinámicas y semi-dinámicas consisten en recorrer con un coche policial sin logotipos carreteras donde los Mossos saben que se cometen infracciones. En el vehículo va un policía uniformado que vigila que los conductores no estén mirando el móvil, pero esta modalidad es efectiva para detectar las conducciones temerarias, especialmente los excesos de velocidad.

Cuando un vehículo circula de forma “constante y prolongada” más rápido de la cuenta, el vehículo policial se coloca detrás y es entonces cuando los agentes encienden las luces y piden al conductor que se aparte. “Cuando sacamos el coche lo hacemos poco a poco, porque nos interesa que el resto de conductores lo vean y tengan más cuidado”, explica Costa.

Las aplicaciones, un aliado y un problema

Una forma que tienen muchos conductores de evitar los controles policiales es a través de aplicaciones de navegación donde, usuarios que están suscritos, alertan de que existe la presencia de los agentes. Costa explica que, por un lado, es bueno porque aumenta la seguridad vial. “Si saben que estamos, no corren más de la cuenta ni cometen infracciones y eso evita accidentes”.

Sin embargo, el problema es que actúa de alerta contra aquellos que están cometiendo algún delito y, enterados de la presencia policial, cambian la ruta expresamente. Costa explica el ejemplo de personas que llevan droga escondida en el coche, si saben que están los Mossos, se detienen antes.

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Esto ha provocado que los controles que realiza la policía sean ahora “más dinámicos” y no se limiten a un punto concreto. “Lo que antes podía durar una hora y media o dos, ahora quizás estamos media hora y vamos a otro punto”, explica.

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